Inevitable
El futuro de Orenga qued¨® escrito el mi¨¦rcoles pasado con la derrota ante Francia y los gritos contra su gesti¨®n
Lo que no puede ser, no puede ser, y adem¨¢s es imposible. El futuro de Orenga qued¨® escrito el mi¨¦rcoles pasado con la derrota ante Francia y los gritos contra su gesti¨®n, que volvieron a ser escuchados el domingo durante la final, por lo que su continuidad como seleccionador era insostenible desde todos los puntos de vista. Primero, porque con todos los peros en forma de un ¨²nico mal partido, los resultados deportivos no han sido los esperados y, como cualquier entrenador, su calificaci¨®n es reh¨¦n de ellos. Segundo, porque con raz¨®n o sin ella, que nadie es poseedor de la verdad absoluta, la afici¨®n ha cargado casi un¨¢nimemente contra ¨¦l. Tercero porque las declaraciones de Navarro al terminar el partido, Reyes durante el torneo, Pau o Sito Alonso ayer mismo, sembrando dudas o incidiendo en la sensaci¨®n general de que el partido clave ante Francia no fue bien preparado, le ha dejado a¨²n m¨¢s a los pies de los caballos. Seguramente (o igual no) todos ellos hablaban del grupo en general, pero con ellas han desmontado la principal defensa que hizo el ya exseleccionador en sus primeras declaraciones p¨²blicas, en las que no se cans¨® de repetir que fue cuesti¨®n de una mala ejecuci¨®n m¨¢s que de una deficiente planificaci¨®n.
Y cuarto por una obviedad. La pieza m¨¢s prescindible, el eslab¨®n m¨¢s flojo de toda la cadena era Orenga. Puestos a dar al pueblo una cabeza, todas las papeletas llevaban su nombre. Por tanto, hay que dar por l¨®gica su marcha. Lo siento por ¨¦l, pues su comportamiento personal ha sido intachable y se habr¨¢ tenido que tragar alg¨²n que otro sapo, pero la otra posibilidad, su continuidad, adem¨¢s del instaurado debate sobre sus capacitaciones, hubiese introducido un elemento de ruido y pol¨¦mica en el futuro que no viene bien a nadie.
El eslab¨®n m¨¢s flojo de la cadena era ¨¦l. Puestos a dar al pueblo una cabeza, las papeletas llevaban su nombre
Eso no quita para que el anuncio me haya producido cierta sorpresa, pues la premura con la que se ha dado a conocer deja en papel mojado mucho de lo dicho por el presidente de la federaci¨®n y el propio Orenga en los primeros d¨ªas post-desastre. Uno habl¨® de tiempo de reflexi¨®n, de no tomar las decisiones en caliente, el otro de tener ganas y energ¨ªa para seguir. Pienso que el seleccionador ha sido de nuevo chivo expiatorio. Quiz¨¢s lo m¨¢s sensato por su parte, ya que como suele decir, es sobre todo un empleado de la federaci¨®n, hubiese sido poner su cargo a disposici¨®n de forma inmediata una vez consumado un fracaso de considerables proporciones. Con ello asum¨ªa su parte de culpa y dejaba en manos de los mismos que le nombraron la responsabilidad sobre su continuidad. Con su inmolaci¨®n, voluntaria o forzada, sin duda le hace un favor a su jefe.
Seg¨²n los rumores que corren sobre su sustituto la opci¨®n Scariolo parece la m¨¢s factible
Seg¨²n los rumores que corren sobre su posible sustituto, y teniendo en cuenta la absurda norma que impide a un entrenador ACB dirigir la selecci¨®n, la opci¨®n Scariolo parece la m¨¢s factible. Ni a la selecci¨®n ni al propio Sergio les ha ido bien la separaci¨®n que pactaron hace dos a?os, y conoci¨¦ndose todas las partes, federaci¨®n, entrenador y jugadores, el cambio ser¨ªa menos traum¨¢tico. Pero la realidad que ha mostrado este campeonato obliga a no dejarlo por zanjado con un cambio de cromos en la direcci¨®n t¨¦cnica. Hubo m¨¢s, lo intu¨ªamos y empezamos a conocerlo, que ata?e a jugadores y al propio modelo de la federaci¨®n. Saber con qui¨¦n se puede poder contar para el complicado camino abierto y si al modelo de autogesti¨®n casi total hay que darle una vuelta son decisiones que los protagonistas tendr¨¢n que meditar. Mientras tanto, el ¨²nico pecador seguir¨¢ siendo Orenga.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.