Manol¨ªn Bueno, a la sombra de Gento
Doce a?os estuvo Manol¨ªn Bueno de suplente de Paco Gento en el Madrid. Un caso extraordinario. Un jugador excepcional que pas¨® su carrera esperando una oportunidad, mientras el Bar?a beb¨ªa los vientos por ¨¦l. Pero Santiago Bernab¨¦u nunca le dej¨® marchar.
Manol¨ªn Bueno sali¨® futbolista por fuerza. Su padre hab¨ªa sido portero, en el Mirandilla (antecedente del C¨¢diz), el Nacional de Madrid y luego en el Sevilla, con el que gan¨® la primera Copa tras la guerra, en 1939. Primera Copa del General¨ªsimo, pues. El otro finalista fue, por cierto, El Racing de El Ferrol. Retirado, Bueno fue masajista y conserje en el campo del Mirandilla, luego del Ram¨®n de Carranza, ya existiendo el C¨¢diz. Como era habitual en esos tiempos, la familia del conserje viv¨ªa en el campo. All¨ª se cri¨® Manol¨ªn Bueno. El jard¨ªn de su casa era el campo de f¨²tbol. Creci¨® rodeado de balones y futbolistas. Le enamor¨® el bal¨®n, para el que ten¨ªa una habilidad prodigiosa. A¨²n muy peque?o, le pretendi¨® el Sevilla, pero el padre prefiri¨® que empezara la carrera en el C¨¢diz, en casa.
Hab¨ªa jugado una sola temporada en el C¨¢diz, en Segunda, cuando le fich¨® el Real Madrid. Empezaba la temporada 59-60. El Madrid hab¨ªa ganado las cuatro primeras Copas de Europa. Su delantera el ¨²ltimo curso hab¨ªa sido Kopa, Rial, Di St¨¦fano, Puskas... y Gento. Manol¨ªn Bueno jugaba de extremo izquierda, como Gento, entonces el mejor del mundo en su puesto. Velocidad terrible, frenazo en seco inesperado, una potencia de disparo fuera de lo com¨²n... Fichar por el Madrid, con semejante monstruo por delante, parec¨ªa una temeridad, pero ?qui¨¦n podr¨ªa negarse? Adem¨¢s, Bueno ten¨ªa 19 a?os, Gento iba para los 26. Para Bernab¨¦u era una apuesta de futuro, y una forma de presionar a Gento, que no siempre se recog¨ªa a la hora debida, o al menos eso dec¨ªan las malas lenguas.
Avanzaban los sesenta y empezaba a impacientarse. El Bar?a, entre otros, le pretend¨ªa cada a?o
Al poco de llegar entusiasm¨® al Bernab¨¦u en un amistoso (6-5) ante el Manchester United, en el que hizo diabluras y marc¨® cuatro goles. Al finalizar esa temporada, se dio el lujo de jugar en Montevideo el partido de ida de la Intercontinental, primera que se disputaba. Gento estaba lesionado, as¨ª que en el estreno de esa competici¨®n, Bueno form¨® parte de una delantera de f¨¢bula: Canario, Del Sol, Di St¨¦fano, Puskas y Bueno. La foto de aquel d¨ªa, en el que el Madrid jug¨®, como a la vuelta, con el escudo de la UEFA en lugar del propio, cuelga en un gran cuadro en el bar La Escalerilla, a 50 metros del Carranza, por donde cada d¨ªa se deja caer hoy Bueno para la tertulia.
Pero Gento, claro, se cur¨® de aquella lesi¨®n. Y tuvo pocas m¨¢s, y breves. A Manol¨ªn Bueno le tocaba esperar. Los compa?eros le animaban, le tomaron cari?o. Y le admiraban. Su habilidad con el bal¨®n era superior a cualquiera. Zoco me explic¨® que con ¨¦l hac¨ªan un juego: en la ducha, plenamente mojado, le echaban una pastilla de jab¨®n y ¨¦l la paraba en el empeine. "?Ni Pancho lo consegu¨ªa, oye! ?S¨®lo ¨¦l!". Pancho era Puskas, palabras mayores.
Avanzaban los sesenta y empezaba a impacientarse. El Bar?a, entre otros, le pretend¨ªa cada a?o. El Bar?a anduvo en esa d¨¦cada flojo de extremo izquierda. Le hubiera venido de perlas. Pero Bernab¨¦u dec¨ªa una y otra vez que ni hablar.
¡ªEntonces hab¨ªa derecho de retenci¨®n. Bastaba con que te subieran el 10% al acabar el contrato para que te retuvieran. As¨ª que...
Bueno mira hoy con cierta nostalgia lo que pudo ser y no fue. Su escapatoria eran los partidos entre semana que montaba el Madrid con mucha frecuencia, contra alg¨²n equipo de Segunda contratado al efecto. Sol¨ªan ser los jueves por la tarde, tardes libres de colegio en a?os a¨²n de s¨¢bado con colegio ma?ana y tarde. All¨ª jugaban los suplentes del Madrid, m¨¢s alguno que estuviera saliendo de una lesi¨®n, m¨¢s alguna figura emergente de la cantera si hac¨ªa falta. All¨ª Manol¨ªn Bueno la romp¨ªa, era la gran atracci¨®n. Se iba de todos, daba goles, los met¨ªa. Era una delicia verle.
En este tiempo en que no chocan los extremos a banda cambiada, hubiera sido titular fijo
Pero el domingo, otra vez a la grada, o en casa, si el partido era fuera, porque entonces no viajaban m¨¢s que los titulares y el portero suplente. No hab¨ªa cambios. S¨®lo el del portero, y por lesi¨®n. En la Copa de Europa, ni eso.
En este tiempo en que no chocan los extremos a banda cambiada, hubiera sido titular fijo. El Madrid dio muchas vueltas al puesto de extremo derecha, sin que nadie se asentara. Pero poner un zurdo en la diestra se consideraba sacr¨ªlego.
De cuando en cuando pudo colar unos cuantos partidos, en las cortas ausencias de Gento, o en primeras eliminatorias de Copa. Entre eso y su prestigio por los amistosos fue dos veces a la Selecci¨®n B, ya desaparecida, m¨¢s una a la A, en el Homenaje a Zamora, entre Espa?a y una selecci¨®n mundial en la que estuvieron los Yashin, Mazzola, Eusebio y dem¨¢s. Jug¨® la segunda parte, pero no le cuenta como partido internacional, porque no fue partido entre selecciones,
Para compensarle, Bernab¨¦u presionaba para que de cuando en cuando le metieran en el parte de lesionados. Los lesionados cobraban media prima, as¨ª que si aparec¨ªa como lesionado, ten¨ªa un dinero extra. Entonces las primas por partido no se repart¨ªan entre todos, como hoy, sino que cobraban los que jugaban. Y media prima los lesionados.
Casi fue peor. Cuando aparec¨ªa en un parte de lesionados, la gente murmuraba: "?Manol¨ªn Bueno lesionado? ?Si no juega! ?Este se lesiona leyendo el Marca!".
As¨ª fueron pasando los a?os, con el Bar?a sin extremo izquierda, el Madrid sin extremo derecha y Bueno esperando a ver si Gento aflojaba. Pero por Gento no pasaba el tiempo.
As¨ª fueron pasando los a?os, con el Bar?a sin extremo izquierda, el Madrid sin extremo derecha y Bueno esperando a ver si Gento aflojaba. Pero por Gento no pasaba el tiempo.
La temporada 70-71 pareci¨® abrirse una luz para Bueno. Se empezaron a permitir los cambios y lleg¨® a participar en 20 partidos de Liga. Nunca antes hab¨ªa alcanzado ni los 10. Ya ten¨ªa 31 a?os, Gento 38. El Madrid jug¨® la final de Recopa, contra el Chelsea, en Atenas. Hubo necesidad de desempate. El primer partido no lo jug¨®. El segundo, s¨ª, pero fue reemplazado por Grande en el minuto 60. Gento entr¨® luego por Vel¨¢zquez en el 75.
El Madrid perdi¨®. Bernab¨¦u qued¨® de un humor de perros y dio varias bajas. Entre ellas, Manol¨ªn Bueno y Paco Gento. Salieron del Madrid el mismo d¨ªa.
Para entonces el Bar?a ya ten¨ªa a Rexach, as¨ª que se fue al Sevilla, el equipo que le quiso antes que nadie. All¨ª, Vic Buckingham le sentaba a su lado y le ped¨ªa una y otra vez que le contara historias de Di St¨¦fano y Puskas, mientras los dem¨¢s daban vueltas al campo. Luego tuvo a un griego iluminado, Dan Georgiadis, que les ense?aba a distinguir capiteles y les obligaba a llevar un vadem¨¦cum con sus pensamientos del d¨ªa, pero no les daba bal¨®n. Y finalmente a Salvador Artigas, expiloto republicano de caza y devoto de los entrenamientos extenuantes. Lo dej¨® con 33 a?os, despu¨¦s de una provocaci¨®n divertida. Artigas les hac¨ªa volver corriendo, tras el entrenamiento, de Alcal¨¢ de Guadaira al Pizju¨¢n. ?l y Superpaco se pusieron de acuerdo para alquilarle a un paisano el borriquillo, a lomos del cual hicieron el trayecto, cerrando la comitiva.
Hoy su mirada nost¨¢lgica se va a esa foto del bar La Escalerilla, a aquel momento feliz del verano de 1960: Dom¨ªnguez; Marquitos, Santamar¨ªa, Pach¨ªn; Vidal, Z¨¢rraga; Canario, Del Sol, Di St¨¦fano, Puskas y Bueno. Despu¨¦s, pas¨® lo que pas¨®. Con derecho de retenci¨®n, sin cambios, con el tab¨² de poner un zurdo a la derecha. Y con Gento por delante, "que no cog¨ªa ni un constipado".
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