Messi levanta el ¨¢nimo del Camp Nou

La esterilidad y la fecundidad se alternan a veces sin mediar explicaci¨®n, simplemente porque as¨ª son las cosas del f¨²tbol, como se dice tambi¨¦n en el Bar?a, que ahora mismo es todav¨ªa un equipo tan discontinuo en ataque como regular en defensa, una noticia sorprendente en el Camp Nou. Lo mismo pasa con Messi: hay d¨ªas en que al hincha le dan ganas de estrangularle y en otras de abrazarle, imposible pronosticar cu¨¢l ser¨¢ la suerte del 10 y del Bar?a al final del curso, ahora que acaba de empezar la Liga y en un club tan extremista como es el Bar?a, que pasa en menos de tres d¨ªas de un 0-0 a un 6-0.

Hay partidos que se cruzan en momentos decisivos en la trayectoria de un equipo, sobre todo porque pueden marcar tendencia, como el del Camp Nou. El ¨¢nimo azulgrana qued¨® golpeado en M¨¢laga. No hubo un solo tiro del Bar?a entre los tres palos de Kameni, no se cont¨® ni un regate, cuesta recordar una jugada que valiera la pena y ni siquiera se advirti¨® un gesto de rebeld¨ªa en un plantel que se supone impregnado del inconformismo de Luis Enrique. El acuerdo era que m¨¢s o menos que el Barcelona perder¨ªa finura, toque y precisi¨®n, a cambio de ganar bravura y arrebato, ni que fuera por el car¨¢cter del entrenador, una versi¨®n mucho m¨¢s dura que las de Martino y Vilanova. Y resulta que los azulgrana perdieron dos puntos, el liderato y el gas sentimental se rebaj¨® sensiblemente por la ausencia de f¨²tbol en La Rosaleda.

El Arabi remat¨® al larguero antes de que marcara Neymar, protagonista de un triplete en el Camp Nou con el benepl¨¢cito del Granada. Los goles en propia puerta, o afortunados como el del brasile?o, cuentan tanto como los m¨¢s hermosos, pocos como los de Rakitic y Messi contra el Granada. El f¨²tbol es imprevisible incluso para equipos del estilo del Bar?a. Los azulgrana alcanzaron sin pesta?ear una reparadora goleada despu¨¦s de un ejercicio est¨¦ril en La Rosaleda. Mejor¨® de un d¨ªa para otro el Barcelona y reapareci¨® tambi¨¦n Messi, como si fueran indisociables, para lo malo y para lo bueno, encadenados al fracaso o al ¨¦xito, el s¨¢bado victoriosos en una jornada especialmente buena para Rakitic y Mathieu. Ambos parecen consolidarse en un equipo todav¨ªa irregular en campo contrario y, sin embargo, fiable en defensa: nadie ha sido capaz de marcarle un gol a Bravo.

A partir del empe?o colectivo, de la capacidad de Neymar para golear y de Messi para marcar las diferencias, los azulgrana se corrigieron ante el Granada, un adversario m¨¢s f¨ªsico y aplicado defensivamente que el M¨¢laga, intimidador en ataque, bueno en la estrategia, dif¨ªcil de batir como suelen ser los equipos de Caparr¨®s. A efectos azulgrana, el reto era m¨¢s o menos el mismo: hab¨ªa que desequilibrar con los laterales despu¨¦s de que los andaluces formaran con cuatro mediocentros para negar los pasillos interiores a las figuras del Bar?a. Ausente Jordi Alba, afectado por la pol¨ªtica de rotaciones como Piqu¨¦, el protagonismo recay¨® en Alves y Adriano, y tambi¨¦n en Xavi, finalmente titular aunque quedara desplazado a la izquierda por la presencia del intocable Rakitic. Aceleraron los dos futbolistas azulgrana que ocupaban las bandas y apretaron los medios para que el partido tuviera ritmo e intensidad y las ocasiones cayeran por insistencia o perseverancia ante Roberto.

Neymar firm¨® un triplete con goles de todos los colores y el benepl¨¢cito del rival

Y el gol lleg¨® por la buena actitud defensiva del Bar?a. La constante presi¨®n pudo con H¨¦ctor Yuste, que se revolvi¨® para ceder la pelota hacia su porter¨ªa y acab¨® por asistir a Neymar. El baile habitual del brasile?o acab¨® con un remate que sorprendi¨® al meta despu¨¦s de que la pelota rebotara en Babin. Muchos de los goles de Neymar son confusos, alguno incluso de churro porque busca los tobillos del zaguero, el ca?o m¨¢s que el tiro, tan afortunado como incisivo, una tortura para los adversarios, siempre presente en el ataque del Bar?a. Decantado el partido desde la recuperaci¨®n y el acoso colectivo, Messi lo resolvi¨® desde la elaboraci¨®n, convertido primero en asistente, ya fuera como extremo o interior, alejado de la punta de ataque, un puesto ocupado por Munir, anteayer por Pedro y anteriormente por Sandro, sabedores todos de que est¨¢ reservado a Luis Su¨¢rez.

Messi progres¨® por la banda derecha, cambi¨® de ritmo y de pie para centrar con la derecha a la llegada de Rakitic, imponente en el salto, la llegada y la definici¨®n, que fue muy celebrada por la hinchada, asombrada por una jugada perdida en el memorial del Bar?a. Volvi¨® a aparecer el 10 para filtrar un pase a Munir ante la salida de Roberto, el cuero qued¨® despedido y no perdon¨® Neymar. Rehabilitado como jugador de equipo, Messi recuper¨® su condici¨®n de goleador con dos tantos para sumar 401 en su carrera: en uno cabece¨® un centro de Alves, habilitado por una apertura prodigiosa de Xavi; y en el otro le rob¨® la bola a Murillo para remachar.

Messi habilit¨® entremedio a Neymar para que pusiera el 5-0 tras un nuevo toque delicioso de Xavi. Quiso atacar el Granada con 3-0 y el Bar?a, siempre en¨¦rgico y solidario, funcion¨® como un tiro a la contra, especialmente bien manejado por la lucidez y f¨²tbol de seda de Xavi. Hubo v¨¦rtigo y precisi¨®n, intensidad y sincronizaci¨®n, presi¨®n y repliegue, se corri¨® y se jug¨®, las dos cosas al mismo tiempo, como si por un d¨ªa Luis Enrique hubiera descubierto la f¨®rmula para evolucionar a los equipos de Martino, Vilanova y Guardiola.