Un t¨¦cnico para el siglo XXI

Hace poco m¨¢s de un mes, en el parking desolador de la Ponferrada anfitriona del Mundial, se cruzaron unos instantes dos figuras, dos discursos, que podr¨ªan representar el ciclismo que fue del pasado y el ciclismo que quiere ser del futuro. En un rinc¨®n se sentaba y se lamentaba Javier M¨ªnguez, quien volvi¨® del retiro al ciclismo para dirigir la selecci¨®n espa?ola. Contaba que sin pinganillo, instrumento de comunicaci¨®n prohibido en los Mundiales, el director ciclista no era m¨¢s que un simple ch¨®fer, un semoviente sin posibilidad de tomar decisiones que llevaba en el coche bebidas, un mec¨¢nico y bicicletas de repuesto.

En el rinc¨®n contrario se mov¨ªa sin parar Patxi Vila, un exciclista navarro que trabajaba entonces como t¨¦cnico de la marca de bicicletas Specialized. Hablaba, tambi¨¦n sin parar, de cosas como resistencia de rodadura, penetraci¨®n aerodin¨¢mica, materiales textiles para los maillots y culottes, eficiencia, vatios y reglajes. Y de comunicaci¨®n continua y constante con los corredores.

¡°Muchas cosas han cambiado en el ciclismo en los ¨²ltimos a?os, pero no el papel del director, que tiene que profesionalizarse¡±, dice Vila, que de segundo se apellida Errandonea, como el guipuzcoano que dej¨® a Poulidor sin el maillot amarillo en el pr¨®logo del Tour del 67, tiene 39 a?os y naci¨® en Bera de Bidasoa, donde la triple frontera casi con Francia y Guip¨²zcoa. Lo dice ahora con capacidad para afirmarlo, pues acaba de llegar a un acuerdo para dirigir al Tinkoff, el equipo de Alberto Contador, a partir de ya. Lo dice mientras prepara el equipaje para viajar con el conjunto a escalar el Kilimanjaro en Tanzania. ¡°Los directores tienen que tener informaci¨®n en todo momento para poder tomar decisiones en carrera, y, como un jugador de ajedrez, ir modificando su estrategia seg¨²n sean los movimientos de los rivales¡±.

Necesitamos implicar al corredor y poner n¨²meros a lo que hace cada ciclista¡±, dice Vila

Cuando M¨ªnguez, en los a?os 80 y 90, cuando el Zor, el BH, el Amaya o el Vitalicio, era uno de los directores m¨¢s reputados del pelot¨®n espa?ol, para dirigir al equipo en carrera, tarea que compaginaba con la de m¨¢nager, ojeador, negociador de contratos, entrenador y hombre-orquesta, no necesitaba m¨¢s que su vista, su voz y cierta audacia al volante, para analizar la carrera, saber c¨®mo iban los suyos y los rivales, tomar decisiones y transmitirlas.

¡°Pero con eso no vas ahora a ning¨²n sitio¡±, dice Vila, que triunf¨® como ciclista en el Banesto y en el Lampre y que lleva desde su retirada reflexionando sobre el papel que deben tener los directores en los equipos actuales, cada vez m¨¢s gigantescos y completos. Los directores de ahora ya ni hacen la alineaci¨®n para las carreras: solo dirigen la plantilla que el m¨¢nager pone a su disposici¨®n. ¡°Y tiene que especializarse en hacerlo lo mejor posible¡±, dice Vila, quien ha llegado al Tinkoff al mismo tiempo que Bobby Julich, con quien r¨¢pidamente ha sintonizado, y Sean Yates, dos de los t¨¦cnicos que pusieron en marcha al Sky, la referencia inevitable, hace unos a?os. ¡°Y para ello necesitamos implicar al corredor y tener un contacto constante con su entrenador. Necesitamos poner n¨²meros a lo que hace cada ciclista y saber en cada momento, por ejemplo, cu¨¢ntos vatios est¨¢ generando y cu¨¢nto tiempo puede seguir a ese ritmo, cu¨¢ntos puede generar... Y, a partir de ah¨ª, decidir¡±.