El Athletic se despide sin abrazos
El equipo rojiblanco pierde ante el Oporto en San Mam¨¦s en un mal d¨ªa de Iraizoz Ya solo pueden luchar por el tercer puesto que da acceso a la Liga Europa
Esto era todo. Una temporada magn¨ªfica, la pasada, dio para cuatro partidos gris¨¢ceos y una eliminaci¨®n apresurada. Queda pelear por la Liga Europa, que otorga el tercer puesto, ganando al BATE Borisov en la ¨²ltima jornada. Esto era todo por lo que tanto se luch¨®. Para esto sirvi¨®, porque no hab¨ªa m¨¢s y no daba para m¨¢s. M¨¢s que una pel¨ªcula fue un cortometraje de bajo presupuesto, en blanco y negro. La derrota ante el Oporto evit¨® agon¨ªas y convierte los dos pr¨®ximos partidos en tardes ¨ªntimas. En los tiempos que corren, el barro est¨¢ mal visto, es impropio de espect¨¢culos protagonizados por estrellas azules que caen del cielo a la tierra sin que lo pida Pablo Milan¨¦s.
Athletic, 0-Oporto, 2
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpegui, Laporte, Balenziaga; San Jos¨¦, Mikel Rico; Susaeta (Muniain, m. 46), Be?at (Iraola, m. 46), Ibai (Viguera, m. 73); y Guillermo. No utilizados: Iturraspe, Bustinza, Herrer¨ªn, Etxeita.
Oporto: Freitas; Danilo, Maicon, Martins, Sandro; ?liver Torres (Neves, m. 82), Casemiro, Herrera; Tello (Quaresma, m. 59), Mart¨ªnez, Brahimi (Adri¨¢n, m. 92). No utilizados: Aboubakar, Marcano, Quintero, Andr¨¦s.
Goles: 0-1. M. 55. Jackson Mart¨ªnez. 0-2. M. 73. Brahimi.
?rbitro: Felix Brych (Alemania). Amonest¨® a Sandro, Gurpegi.
Unos 50.000 espectadores en San Mam¨¦s
Y, sin embargo, en otro tiempo, el barrillo en San Mam¨¦s era sin¨®nimo de buen f¨²tbol, de balones volanderos y resbaladizos, como el viento sur auguraba una caraja del carajo. A fin de cuentas, al mal tiempo ahora se le llama temporal y al temporal, ciclog¨¦nesis explosiva. San Mam¨¦s, tan lujoso, tan glamuroso, resulta que ha conservado el barrillo (porque en Bilbao llueve, llueve, llueve, que dec¨ªa Blas de Otero), pero ni as¨ª, ni sobre ese tapiz juguet¨®n y exigente, fueron capaces el Oporto y el Athletic de construir al menos una caba?a futbol¨ªstica que se asemejara a un hotel, a un hostal, a una pensi¨®n.
El Athletic apost¨® por vivir en la cueva, lleno de futbolistas defensivos y con los cuchilleros m¨¢s romos que una navaja en un r¨ªo. Lleno de gladiadores, el Athletic se olvid¨® de las costuras, Ibai G¨®mez y Susatea ten¨ªan la misma presencia que un meritorio en una obra de teatro de anta?o. As¨ª que la distancia entre la muchedumbre de atr¨¢s y la avanzadilla de adelante era kilom¨¦trica. Algo as¨ª como si la pancarta de la manifestaci¨®n en vez de abrirla, la cierra.
El Oporto sal¨ªa mejor en la foto, pero solo posaba. Se mov¨ªa por los impulsos de Brahimi y la intimidaci¨®n de Jackson Mart¨ªnez, Tello, y los dem¨¢s hac¨ªan muecas en ataque, pero la c¨¢mara del partido nunca les cog¨ªa la sonrisa ni su mejor perfil. Vale que al Oporto no le iba la vida en el empe?o, que apenas se jugaba la tranquilidad, y que el Athletic se jugaba las diez de ¨²ltimas, y, sin embargo, se guard¨® los triunfos para la Liga, para la siguiente partida, para el siguiente partido. Con San Jos¨¦ y Rico en el centro del campo y Be?at sin el voltaje adecuado, encender la luz era imposible. Por lo uno y por lo otro, el primer tiempo se escurri¨® como la lluvia en el mar. Sin hacer m¨¢s ruido que un penalti de Balenziaga que Jackson Mart¨ªnez lanz¨® fuera, tras golpear en el larguero. Estaba claro que el f¨²tbol no quer¨ªa premiar a alumnos poco aplicados. Ni de penalti. Ni copiando.
Con San Jos¨¦ y Rico en el centro del campo y Be?at sin voltaje, encender la luz era imposible
Peor era que el Athletic ni siquiera copiaba. Parec¨ªa m¨¢s entretenido con las musara?as, como si entendiera que en este examen no se jugaba el aprobado de la temporada. Por suerte para el f¨²tbol, no para el Athletic, s¨ª para el Oporto, hab¨ªa un futbolista en el campo que s¨ª entend¨ªa el barrillo y lo que significa un bal¨®n en los pies, Brahimi se construy¨® una jugada que desautoriz¨® a Ibai G¨®mez primero, a Gurpegui, despu¨¦s, y sirvi¨® el gol a Jackson Mart¨ªnez para que lo empujara a la red.
El gol anulaba al Athletic, que desde que perdi¨® en Bosivov ante el modesto BATE nunca crey¨® en esta competici¨®n por la que tanto rem¨® la pasada temporada. Se dir¨¢, seguramente, que la Champions exige experiencia, algo dif¨ªcil de acumular cuando se practica de higos a brevas. Para que el final fuera m¨¢s t¨¦trico, el segundo gol del Oporto tuvo algo de chirigota, con un pase de Laporte a Iraizoz, que se escurri¨® en el barrillo y dej¨® a Brahimi como un ni?o ante un merengue. Y, claro, se lo comi¨®. Y en Bilbao llov¨ªa, y llov¨ªa, y llov¨ªa como tributo al pasado.
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