Wawrinka a¨²pa a Federer
La pareja suiza decide competir en el ¨²ltimo minuto, gana 3-6, 5-7 y 4-6 a la francesa y deja a su selecci¨®n a una victoria del t¨ªtulo (Francia, 1-Suiza, 2)
Fran?ois Hollande, el presidente de la Rep¨²blica de Francia, llega a Lille y se cuelga del cuello una bufanda para darse un ba?o de masas en la final de la Copa Davis. Al final del d¨ªa, sin embargo, el ¨²nico bot¨ªn que cosecha el mandatario es el de la mezcla de aplausos y silbidos que le reciben, porque Julien Benneteau y Richard Gasquet caen 3-6, 5-7 y 4-6 ante Stan Wawrinka y Roger Federer (Francia, 1-Suiza, 2). Al grupo de Serverin Luthi le basta con ganar uno de los dos partidos del domingo para que el campe¨®n de 17 grandes, todav¨ªa dolido en la espalda, levante La Ensaladera, el ¨²nico gran t¨ªtulo que le falta. Desde 1990, solo en dos ocasiones se consigui¨® remontar un 1-2 en la final
Antes, el golpe maestro de Federer y Wawrinka, que se ponen de acuerdo para sustituir a los doblistas titulares. Los suizos sacan la calculadora. El n¨²mero dos mundial, renqueante de los dolores que hace seis d¨ªas le obligaron a renunciar a la Copa de Maestros, sabe que puede ser m¨¢s competitivo en el dobles que frente a Tsonga en el cuarto punto (domingo). Tras sentarse con Luthi, decide jugar a doble o nada: conf¨ªa en imponerse en el encuentro por parejas, lo que en caso de victoria le asegura que Wawrinka pueda sellar el t¨ªtulo ganando a Monfils aunque ¨¦l caiga con Tsonga. Los helv¨¦ticos, sin embargo, no pueden prepararse para lo que les espera.
Por fin, el p¨²blico silencia a la orquesta, al dj y a quien se le ponga por delante. Miles de gargantas se unen para formar un torrente de voces y convertirlo en un arma m¨¢s de los locales. Lo que debe ser un infierno para los suizos acaba transform¨¢ndose en un martirio para los franceses. Esto es lo que ocurre. Arnaud Clement, el seleccionador galo, opta por un experimento en el d¨ªa D y a la hora H, que es como si los aliados no hubieran preparado el desembarco de Normand¨ªa: en plena final decide probar con una dupla que nunca se ha alineado junta en la Davis. Gasquet jam¨¢s fue un tenista al que distinguiera el car¨¢cter ni la gesti¨®n de la presi¨®n en los momentos clave. Benneteau, un doblista notable, campe¨®n este a?o de Roland Garros, se pas¨® todo el curso jugando en el lado de la ventaja para que su seleccionador decidiera ponerle en el opuesto en la jornada clave. Eso le quita filo a su resto y a su segundo golpe, sus dos mejores armas. Un galimat¨ªas que le deja indefenso y que pronto aprovechan Wawrinka y Federer.
Con el n¨²mero uno suizo estir¨¢ndose en la red como si no sintiera dolores, el dos toma el mando de las operaciones. Sin necesidad de acercarse a la media pista, el campe¨®n del Abierto de Australia resuelve los puntos m¨¢s importantes con sus impresionantes tiros de fondo. Sus golpes, a medio camino del latigazo y el disparo, dejan noqueado a Benneteau, que arrastra irremisiblemente a un Gasquet intrascendente. ¡°Allez les bleus!¡±, insiste la grada. ¡°Buuu¡±, abuchea el gent¨ªo a Federer, al que castiga por buscar en alg¨²n tiro el cuerpo de sus contrarios. Y los bleus, sin embargo, que se asfixian y se ahogan en presi¨®n, incapaces de pelear a cara de perro un partido que pod¨ªa poner a Francia en la lanzadera hacia su d¨¦cima Ensaladera: tienen cinco bolas de break en tres juegos distintos y no convierten ninguna.
¡°?Richard! ?Richard!¡±, intenta animar el gent¨ªo. No hay rescate posible. No hay forma de que Gasquet deje una sola se?al positiva en el encuentro. La pareja suiza cierra una racha de cuatro partidos seguidos perdidos. Por primera vez gana un encuentro sobre tierra batida. Las dos marcas desnudan a la dupla francesa, que nunca hab¨ªa jugado junta en la Davis: los experimentos, con gaseosa.
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