¡°?Atleti somos nosotros!¡±
El Calder¨®n, con menos espectadores de lo habitual, silencia a los cerca de 1.000 aficionados que se congregaron en el fondo sur y asume la animaci¨®n en un partido sin incidentes


Seguramente no hubo ensayos previos, pero la representaci¨®n final bien pareci¨® que ven¨ªa preparada de casa. Fue ver al bal¨®n moverse por primera vez y estallar al un¨ªsono: ¡°?Atleti somos nosotros, somos nosotros, Atleti somos nosotros!¡±. Los cerca de 40.000 aficionados que acudieron al Vicente Calder¨®n en una lluviosa tarde de domingo quisieron dejar claro que la hinchada del Atl¨¦tico no tiene derechos de autor. ¡°?Aqu¨ª est¨¢n, estos son los hinchas del Calder¨®n!¡±, exclamaron despu¨¦s. M¨¢s claro imposible. Y por si quedaban dudas de que la animaci¨®n no entiende de zonas delimitadas, todas las voces corearon el himno rojiblanco a capela. La reacci¨®n del p¨²blico del Calder¨®n hizo ver que en cuesti¨®n de sentimientos no hay banderas ni denominaciones supletorias.
Ante esta ruidosa manifestaci¨®n, los cerca de 1.000 aficionados congregados en el fondo sur respondieron con un imperturbable silencio. Tan solo en una ocasi¨®n se refirieron al resto del estadio, con muy poca fortuna. ¡°?Si no nos quieres, no cantes nuestras canciones!¡±, gritaron, a lo que el resto de aficionados respondieron con una sonora pitada a la que siguieron los gritos de ¡°?Atleti, Atleti!¡±, que terminaron por sepultar las infructuosas reivindicaciones. A partir de ah¨ª, la responsabilidad de animar el partido fue rotando por las distintas zonas del campo. Hubo c¨¢nticos a favor de Simeone, que agradeci¨® el t¨¦cnico argentino, y tambi¨¦n para Luis Aragon¨¦s. Los mismos, que en cualquier otro encuentro, pero esta vez con voces diferentes.
Aunque el ritmo fue menor, el pulso del partido marc¨® los momentos de mayor griter¨ªo. Algunas decisiones arbitrales encendieron al p¨²blico aunque no provocaron ning¨²n cantico ofensivo. Parcheadas a la vista las gradas por espacios concretos vac¨ªos, la sensaci¨®n de empuje sigui¨® siendo la misma. M¨¢s aun cuando el Villarreal se adue?¨® del bal¨®n en determinadas fases para desesperaci¨®n de Simeone.

Los cambios ofensivos del argentino tambi¨¦n conectaron a los aficionados. La incertidumbre del resultado mantuvo concentrada a la afici¨®n rojiblanca, que volvi¨® a abuchear al fondo sur tras el gol de Vietto y a entonar el ¡°?Atleti somos nosotros!¡±.
Antes del partido, si hubo algo m¨¢s presente en los alrededores del Vicente Calder¨®n que una sensaci¨®n de extra?a calma fue el mal tiempo. La lluvia y el fr¨ªo contribuyeron a que la tarde perdiera totalmente el color de otros d¨ªas. Como si los elementos se hubiesen puesto de acuerdo en que las situaciones at¨ªpicas se pintan de gris. A pesar de la notable falta de entusiasmo, el acceso al Vicente Calder¨®n en el primer partido tras la expulsi¨®n del Frente Atl¨¦tico por los enfrentamientos con los Riazor Blues que terminaron con el homicidio de Francisco Romero Taboada se produjo sin incidentes. El gran despliegue policial encargado de custodiar la entrada al campo de los aficionados result¨® suficiente para evitar que se produjera alg¨²n tipo de altercado en los aleda?os del estadio.
Ni siquiera la veintena de puestos que rodean el campo del Atl¨¦tico parecieron brillar tanto como en otras ocasiones. Muchos de ellos segu¨ªan teniendo a la venta bufandas del Frente Atl¨¦tico, pues su entrada en el campo no estaba prohibida, no as¨ª las pancartas y los s¨ªmbolos que adornaban la zona del campo en la que se reun¨ªan los miembros del grupo ultra. El flujo de personas que se acercaba a observarlas era notablemente menor al habitual.
Sus due?os hab¨ªan empezado a colocar el material dos horas y media antes de que arrancase el partido ante el Villarreal, calificado de alto riesgo. Para entonces, los m¨¢s de 740 efectivos de seguridad desplegados, entre polic¨ªas y agentes de seguridad, recib¨ªan las ¨²ltimas instrucciones.
A las cinco de la tarde estaba previsto que empezara el control de acceso de los socios con abono para el fondo sur. Minutos antes, varios operarios del club dispusieron unas vallas met¨¢licas con cinco entradas alrededor de las puertas 43, 44, 45 y 46. Entre medias aguardaban dos controles de seguridad. El primero por parte de la seguridad privada del club, y tras ellos el policial. ¡°Vamos a esperar un rato, ?qu¨¦ verg¨¹enza t¨ªo!¡±, comentaba un aficionado. Quer¨ªan evitar la que se hab¨ªa convertido en una de las estampas m¨¢s fotografiadas del d¨ªa. El enorme despliegue policial gener¨® que incluso una imagen junto a los propios agentes fuera una de las m¨¢s demandadas. ¡°Estamos trabajando, lo siento¡±, se excus¨® uno de ellos cuando dos personas le requirieron para una instant¨¢nea. ¡°?A por ellos hasta la muerte, siempre!¡±, voce¨® otro de los aficionados rojiblancos que bordeaban la zona. Hubo quien se dirigi¨® a los c¨¢maras que se apostaban cerca de las puertas custodiadas para recriminarles su trabajo. ¡°?Prensa hija de puta!¡±, se pudo escuchar en varias ocasiones.
¡°Hay m¨¢s polic¨ªas que personas, macho¡±, le espet¨® otro simpatizante rojiblanco a su congelado compa?ero. Atravesaron la improvisada aduana aficionados de todo tipo, desde padres con sus hijas, hasta adolescentes que tuvieron que ense?ar tanto el DNI como el abono del club para poder acceder a sus asientos. Al final, ese peque?o mal trago inicial y la derrota final fueron los ¨²nicos momentos desagradables para una afici¨®n que acudi¨® a un partido en el que la lluvia, las fotos y la polic¨ªa, fueron afortunadamente las ¨²nicas protagonistas.
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