El Madrid pone el mundo a sus pies
El equipo espa?ol cierra un a?o glorioso ganando su cuarta Intercontinental tras superar a los argentinos de San Lorenzo de Almagro en un ¨¢spero partido
Ni un equipo sacamuelas pudo frenar al Madrid, que se coron¨® rey del universo en Marraquech, donde la FIFA ha metido con calzador este maquillado Mundial de Clubes, que no es otra cosa que la Intercontinental de toda la vida entre los mejores equipos de Europa y Sudam¨¦rica con algunos teloneros de m¨¢s.
San Lorenzo de Almagro, el campe¨®n de la Libertadores, quiso improvisar la gloria del equipo modesto con un partido avinagrado, con mucha cicuta y tacos de lija. Lo mismo dio. Sergio Ramos, imperial en su ciclo europeo, cerr¨® un curso c¨¦lebre: tritur¨® al Bayern en la semifinal de la Champions, malogr¨® al Atl¨¦tico en la final, empin¨® al Madrid ante el Cruz Azul y descorch¨® a San Lorenzo en la invernal cumbre mundial de Marruecos. A?o de la D¨¦cima, a?o de Ramos, ese tit¨¢n andaluz que se distingue por Chamart¨ªn como cl¨®nico de Pirri, Stielike o Fernando Hierro.
El Madrid de toda la vida, este Madrid de las 22 victorias consecutivas, un Madrid que ya suma 20 t¨ªtulos internacionales. Imperial.
R. MADRID, 2-SAN LORENZO, 0
R. Madrid: Casillas; Carvajal (Arbeloa, m. 74), Pepe, Ramos (Varane, m. 89), Marcelo (Coentr?o, m. 44); Kroos, James, Isco; Bale, Benzema y Cristiano. No utilizados: Keylor (p), Medr¨¢n, Khedira, Chicharito, Nacho, Jes¨¦, Illarramendi, Pacheco.
San Lorenzo: Torrico; Buffarini, Yepes (Cetto, m. 60), Kannemann, Mas; Mercier, Ortigoza, Kalinski; Ver¨®n (Romagnoli, m. 56), Barrientos y Cauteruccio (Matos, m. 68). No utilizados: Leo Franco (p), Quign¨®n, Arias, Villalba, Blandi, Cavallero, Devecchi, Catal¨¢n y Fontanini.
Goles: 1-0. M. 36. Ramos. 2-0. M. 50. Bale.
?rbitro: Walter L¨®pez (Guatemala). Mostr¨® tarjeta amarillas a Carvajal, Ramos, Barrientos, Buffarini, Kannemann y Ortigoza.
Unos 40.000 espectadores en el estadio de Marraquech.
En un partido de colmillo retorcido, de f¨²tbol subterr¨¢neo, nadie pod¨ªa ser mejor cabeza de cartel que Sergio Ramos. En el campo de minas que plante¨® el equipo argentino, el central sevillano no se arrug¨®. No hab¨ªa pista para Cristiano ni sus auxiliares, as¨ª que el Madrid encontr¨® el sendero de Ramos llegado desde su ¨¢rea. Un c¨®rner lanzado por Kroos y el defensa deforest¨® el ¨¢rea de los cuervos de Argentina. Cogi¨® vuelo y lleg¨® al remate de cabeza como un bucanero. Sergio en estado puro. En un partido de descampado, ¨¦l decidi¨® por las bravas.
Para bizarro, Ramos. Y para colof¨®n, Bale, oscarizado en las finales. De f¨²tbol, ni palabra. No lo quiso San Lorenzo y no lo necesit¨® el Madrid, que hizo lo que deb¨ªa. Pocos rebobinar¨¢n el partido pasados a?os y quiz¨¢s d¨¦cadas, pero ah¨ª quedar¨¢ para la grandiosidad y las vitrinas pulidas del club espa?ol de Chamart¨ªn. Eso es lo que cuenta, y mucho.
Con sus reclutas, San Lorenzo acredit¨® segundo a segundo su condici¨®n de conjunto inferior. Ni tuvo a la vista a Iker Casillas en ning¨²n momento. Se enclaustr¨®, afil¨® los tacos, quiso bronca en las cloacas y nada m¨¢s. Le bast¨® para desnaturalizar algo al cuadro de Carlo Ancelotti, que se vio abocado al partido pronosticado por los argentinos. Nada versallesco, f¨²tbol con el cuchillo entre los dientes. De nada le sirvi¨® a San Lorenzo: en la refriega planteada tambi¨¦n triunf¨® el Madrid. No pudo ser un equipo estilista, no fue el paisaje id¨ªlico para gente de toque como Isco o James, y tampoco dej¨® migas Cristiano, seco en este campeonato marroqu¨ª. Con todo, en el fango en que se convirti¨® la contienda tambi¨¦n fue mejor el conjunto espa?ol, por talento y disposici¨®n.
Los sudamericanos quisieron la gloria del club modesto con un encuentro avinagrado
El Madrid no entr¨® al trapo, esper¨® sus momentos y enseguida advirti¨® que su rival solo estaba para capar el juego. Lleg¨® el turno de Ramos, y, como ya es habitual en las finales, el de Bale, ese jugador instant¨¢neo que golea desde la invisibilidad. Un solista de primera, ajeno a toda producci¨®n coral. Hizo bingo en la final de Lisboa, y en la de Copa. En Marraquech, un portero llamado Torrico le abri¨® la cerradura de par en par. De vuelta del descanso, Bale arm¨® un remate inopinado en los pies de gal¨¦s tras recibir en la l¨ªnea del ¨¢rea, todo solo, un pase vertical de Isco. La enganch¨® el gal¨¦s con la zurda, donde tiene un arsenal, pero el disparo le sali¨® blandengue. Peor fue lo del meta de San Lorenzo, que cometi¨® una pifia colosal. La pelota, mansa, le sac¨® la lengua y le hizo burla bajo el tronco. La despedida para San Lorenzo, que, tras muchas bravuconadas durante la semana, llegada la hora de jugar no dijo ni mu, salvo exhibir un completo cat¨¢logo de patadas. No fue la mejor exposici¨®n del f¨²tbol argentino, un f¨²tbol siempre recio en legendarias finales intercontinentales, pero habitualmente con m¨¢s virtudes que este equipo papal.
El m¨¦rito del Real Madrid ante la pelea planteada fue no contestar
El m¨¦rito del Madrid ante la pelea planteada en el blando c¨¦sped marroqu¨ª fue no contestar sino mantener la templanza que tan bien le va ¨²ltimamente para levantar su cuarta Intercontinental: en la c¨²spide con el Milan, una gozada de ¨¦poca para Ancelotti, jugador rojinegro y entrenador de ambos equipos.
Y qu¨¦ decir para Iker Casillas, que en su partido 700 con el Real Madrid brind¨® al cielo con la ¨²nica copa que le faltaba, salvo alg¨²n trofeo de la galleta. Tuvo ese aire veraniego este Mundialito, pero se trataba de cumplir y el Madrid lo hizo con solvencia y evidenci¨® la diferencia actual entre Europa y Am¨¦rica. Este es un Madrid feliz, un equipo plet¨®rico, como demuestran las 51 victorias que ha logrado durante 2014 (m¨¢s del 80% de los encuentros disputados) y sus casi tres goles de media por partido. Este Madrid es el rey del universo. El mundo a sus pies.
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