El derbi de la tortilla

La Liga 80-81 fue pr¨®diga en emociones y registr¨® un derbi singular. Fue en la pen¨²ltima jornada: mientras Madrid y Atl¨¦tico jugaban en el Bernab¨¦u, la afici¨®n rojiblanca se reuni¨® por miles en el Manzanares para merendar tortilla de patatas
Alfonso Cabeza era m¨¦dico forense y director de La Paz. Joven, brillante, simp¨¢tico a rabiar. Y muy atl¨¦tico. En el verano de 1980 se present¨® a las elecciones, convocadas por retirada de Vicente Calder¨®n. Consigui¨® 1.939 avales, n¨²mero que coincid¨ªa con el a?o de su nacimiento. S¨®lo tuvo un rival en la carrera, Mariano Romero, pero este se retir¨®, abatido por la muerte de un hijo en accidente de carretera.
Cabeza ni quer¨ªa ni sab¨ªa contenerse y para la prensa y la radio se convirti¨® en una mina?
El Atleti estaba mal. Ten¨ªa deudas y se le estaba agotando una generaci¨®n gloriosa. Ese mismo verano salieron Ayala y Luis Pereira. Pero Cabeza, animoso, reuni¨® una directiva magn¨ªfica, en la que hab¨ªa algunos ministros (o que llegar¨ªan a serlo), personajes muy importantes de la sociedad madrile?a y hasta un glorioso ex, Jos¨¦ Eulogio G¨¢rate. Contrat¨® un entrenador joven y con empuje, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa Traid, Y con un equipo en el que la estrella era Dirceu y empezaba a asomar una buena generaci¨®n de cantera, tir¨® para adelante.
El Atl¨¦tico tuvo salida de caballo ingl¨¦s, para sorpresa de todos. Cuando en la d¨¦cima jornada visit¨® el Camp Nou, llevaba siete victorias y dos empates. El equipo tipo era: Aguinaga; Marcelino, Arteche, Balbino, Julio Alberto; Robi, Dirceu, Quique Ramos; Marcos, Rub¨¦n Cano y Rubio. Pero hab¨ªa saludado los dos empates con cr¨ªticas a los ¨¢rbitros, extremo sobre el que algunos directivos que conoc¨ªan el pa?o le advirtieron que fuera prudente. ?l ni quer¨ªa ni sab¨ªa contenerse y para la prensa y la radio se convirti¨® en una mina de oro. Adorado por los atl¨¦ticos de a pie y re¨ªdo por toda la afici¨®n de Espa?a, preocupaba a las minor¨ªas biempensantes de su propio club.
Se le empezaron a ir directivos, entre escandalizados y temerosos de lo que pod¨ªa pasar.
Perdi¨® en el Camp Nou, 4-2, y arreci¨® los ataques. Helenio Herrera, veteran¨ªsimo entrenador del Bar?a, se quej¨®:
¡ªNo s¨¦ c¨®mo una persona as¨ª puede dirigir un hospital. Ni siquiera ser m¨¦dico. No me pondr¨ªa en sus manos si estuviera enfermo.
A lo que Cabeza contest¨® con humor negro, tirando a macabro.
¡ªYo soy forense, no curo enfermos, hago autopsias. Y si un d¨ªa tengo que hacer la de don Helenio se la har¨¦ con much¨ªsimo cari?o y con especial atenci¨®n a la pr¨®stata.
La pr¨®stata de los hombres de edad era uno de sus temas favoritos. A Luis de Carlos, sucesor de Bernab¨¦u, le ten¨ªa frito. Curiosamente, eran vecinos de portal en Madrid:
¡ªSalgo de casa con casco, por si est¨¢ en el balc¨®n y se le escapa el pis.
El Atl¨¦tico fue campe¨®n de invierno, con tres puntos sobre el Valencia y cuatro sobre el Bar?a. Pero el torbellino segu¨ªa. Trataron de moderarle. Me contaba hace d¨ªas:
¡ªEntonces los que mandaban en el f¨²tbol espa?ol eran Porta, Agust¨ªn Dom¨ªnguez, Saporta y Plaza, el jefe de los ¨¢rbitros, que era m¨¢s blanco que un lavabo. Trataron de engatusarme, me dejaron caer que yo podr¨ªa ser el sucesor de Porta en su d¨ªa.
Los mand¨® a paseo. Y sigui¨®: ¡°El f¨²tbol espa?ol est¨¢ teledirigido y todos sabemos por qui¨¦n¡±. ¡°Voy a desenmascarar a los muchos sinverg¨¹enzas que hay en el f¨²tbol¡±. ¡°Si yo fuera vanidoso a lo mejor me hubiera vuelto idiota como muchos se vuelven cuando acceden un escal¨®n m¨¢s alto de lo que les corresponde¡±.
Se le empezaron a ir directivos, entre escandalizados y temerosos de lo que pod¨ªa pasar. La Federaci¨®n le inhabilit¨® por un mes. Perdi¨® el puesto de director de La Paz, porque lleg¨® a ser de verdad chocante que un hombre as¨ª ocupara tal cargo.
Pero ¨¦l segu¨ªa a lo suyo, sin dar ni pedir cuartel. A ocho jornadas del final, gan¨® en el Manzanares al Bar?a, que acababa de sufrir el secuestro de Quini. Anunci¨® que jugar¨ªa un d¨ªa, cuando ya tuvieran el t¨ªtulo seguro, de defensa central:
¡ªYo hab¨ªa jugado en la Facultad de Medicina. No era t¨¦cnico, era de los de si pasa el bal¨®n que no pase el hombre. Pero no ser¨ªa tan malo. Me dejaron caer algo del Espa?a Industrial, antecedente del Condal, el filial del Bar?a. Pero no cuaj¨®.
Y lleg¨® lo inevitable. Le pusieron a Guruceta en Sarri¨¢ y perdi¨® 2-1. Luego, empate en casa 1-1 con el Salamanca, Cond¨®n Uriz mediante. Derrota en Gij¨®n, 3-0, con Fand¨®s. Un punto en tres partidos. La Real Sociedad y Real Madrid, en una gran segunda vuelta, se le est¨¢n echando encima. As¨ª se lleg¨® al partido del Zaragoza en el Manzanares, a cuatro jornadas del final. El p¨²blico va al Manzanares mosquead¨ªsimo por esos arbitrajes, con Cabeza en todos los peri¨®dicos y radios soltando lo que piensa.
Arbitr¨® ?lvarez Marg¨¹enda y a¨²n lo recuerdo como la jornada de mayor enfado atl¨¦tico con un arbitraje, que ya es decir. El Zaragoza peg¨® mucho (Rub¨¦n Cano se fue lesionado en el minuto 4) pero los expulsados fueron atl¨¦ticos, Marcos y Robi. Se le reclamaron dos penaltis en el ¨¢rea aragonesa, pero el que pit¨® fue contra el Atl¨¦tico. Gan¨® el Zaragoza, 1-2, con un gol final de Valdano. Cayeron vallas, se invadi¨® el campo. Hubo alborotos en la calle. Resultado: cierre y jugadores suspendidos.
Aun as¨ª, el Atl¨¦tico saca un 1-1 con S¨¢nchez Arminio en la visita a Valencia, lo que descarta a este equipo para el t¨ªtulo. Toca visitar el Bernab¨¦u, en la pen¨²ltima jornada. Al Madrid le faltan seis titulares: Garc¨ªa Rem¨®n, Benito, ?ngel, Gallego, Juanito y Cunningham, m¨¢s Pineda, suplente de estos ¨²ltimos dos. El Atl¨¦tico tiene 41 puntos, como el Madrid. La Real, 42. A¨²n puede aspirar al t¨ªtulo. Pero Cabeza dice que les van a robar seguro y convoca a una merienda con tortilla y bota de vino en el Manzanares a la hora del partido, las cinco de la tarde. Es el 19 de abril, Domingo de Resurrecci¨®n.
Acuden unos diez mil, que se concentran en la grada baja, delante del palco, en el que se instala Cabeza. Una pancarta le ensalza: ¡°No seremos campeones/ pero tenemos un presidente/ que le hecha (sic) coj¡¡±. Cabeza firma billetes de metro, carn¨¦s del Atl¨¦tico, fotos, billetes de cien, mil y hasta cinco mil pesetas. La megafon¨ªa conecta la transmisi¨®n del partido. Arbitra Ur¨ªzar. El Madrid gana 2-0, desperdiciando un penalti. El duelo se disuelve pac¨ªficamente: ¡°Todos a re¨ªrse, no quiero una cara triste. Si el partido de hoy se ha perdido en el terreno de juego, como hemos o¨ªdo, no hay nada que decir. Tambi¨¦n sabemos perder. La Liga nos la robaron el d¨ªa del Zaragoza¡±.
Para la ¨²ltima jornada, el destierro, Cabeza escoge Albacete. Empate (0-0) con Osasuna. Arbitr¨® Ramos Marcos. Ese mismo d¨ªa la Real gana la Liga in extremis, con gol de Zamora cuando el Madrid ya hab¨ªa acabado en Valladolid (1-3) y se sent¨ªa campe¨®n.
El Atl¨¦tico hab¨ªa hecho tres puntos en los ¨²ltimos siete partidos.
Cabeza aguant¨® un a?o m¨¢s. Le suspendieron por 16 meses. Al final de la 81-82 se fue. Equilibr¨® cuentas con las ventas de Marcos y Julio Alberto al Bar?a. Al cabo de tanto tiempo, no se arrepiente de nada:
¡ªAlguien ten¨ªa que decir esas cosas, y fui yo. No sab¨ªa callarme, ni s¨¦ ahora, ni lo pretendo. Por cierto, unos a?os despu¨¦s mi familia y yo nos encontramos a ?lvarez Marg¨¹enda por Sevilla. Nos saludamos. Me pidi¨® perd¨®n. Si alguien te pide perd¨®n es que te ha hecho algo malo, ?no?
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