?ltimo viaje de Camille Muffat

Camille Muffat viajaba sentada al final del autob¨²s con la mirada perdida contra el cristal de la ventana mientras segu¨ªa el itinerario serpenteante por las calles del viejo parque industrial de Straford. Se cubr¨ªa la cabeza con la capucha del ch¨¢ndal y de vez en cuando dejaba entrever un gesto de fatiga, o de hartazgo. Como si le pesara el vac¨ªo que sucede a la experiencia ol¨ªmpica, al ¨¦xito absoluto. Como si la asaltase el desconcierto que se adue?a de la mente una vez desvanecido el r¨¦gimen de autocontrol, el orden de repeticiones, las f¨®rmulas, las rutinas de dolor que son el sustento de los atletas. Camille abandon¨® el Centro Acu¨¢tico de Londres completamente sola.

Nadie atinaba a descubrir que aquella muchacha que arrastraba las chanclas era la reina de Francia

Nadie atinaba a descubrir que aquella muchacha que arrastraba las chanclas era la reina de Francia, la nadadora que salud¨® Francois Hollande en su visita oficial, propuesta para la Legi¨®n de Honor. Pasaba desapercibida en el jolgorio del autob¨²s. El cansancio se trasluc¨ªa en su rostro demacrado, en la piel p¨¢lida de tanto vivir sumergida en agua clorada, bajo techo, casi todos los a?os de su infancia y todos los a?os de su adolescencia. Transcurr¨ªa el mes de agosto de 2012, pronto cumplir¨ªa 22 y acababa de alcanzar su gran sue?o. La medalla de oro en los 400 libres, la plata en los 200 y un bronce en los relevos. Una sorpresa para la gran mayor¨ªa en el mundillo de la alta competici¨®n.

¡°Casi todos ten¨ªan dudas¡±, recordaba el martes Fred Vergnoux, el entrenador franc¨¦s que prepar¨® a Mireia Belmonte durante los Juegos de Londres. ¡°Ella no era la favorita. Pero en los dos a?os que precedieron al campeonato ella hizo un esfuerzo absolutamente incre¨ªble por concentrar su preparaci¨®n en las pruebas de estilo libre. Su entrenador, Fabrice Pellerin, supo ajustar la puesta a punto perfectamente. Los parciales del 400 (1m 56s en 200) y del 800 (4m 04s en 400) eran asombrosos dos meses antes de los Juegos¡±.

Media vida entren¨¢ndose en Niza, su ciudad de nacimiento, junto a Pellerin, dieron sus frutos. Sin apenas infraestructuras, su club, el Olympic Nice Natation, compart¨ªa piscina con el Ayuntamiento, que ocupaba las calles con ni?os y ancianos. Ella arrastraba al grupo de Pellerin con su energ¨ªa, con su constancia. En plena jornada de gloria, la disposici¨®n al trabajo le vali¨® el apodo nacional: Madame 100%.

Muffat gan¨® el oro por 32 cent¨¦simas de segundo a la estadounidense Allison Schmitt. En el camino traspas¨® sus propios l¨ªmites y despu¨¦s ya no pudo regresar. Plantearse ganar el oro en Rio 2016 le habr¨ªa supuesto un mayor esfuerzo todav¨ªa. Entrenarse m¨¢s y mejor de lo que lo hab¨ªa hecho hasta entonces, superar a la que probablemente sea la mejor nadadora de todos los tiempos, la estadounidense Katie Ledecky, y al mismo tiempo luchar contra lo irremediable. El desgaste de un cuerpo que se oxida y el natural rechazo ps¨ªquico hacia rutinas ya conocidas, hacia caminos ya transitados que han perdido todo su atractivo seductor, son escollos infranqueables. Nunca hubo campeonas ol¨ªmpicas de m¨¢s de 25 a?os en pruebas de medio fondo.

Dej¨® de entrenarse despu¨¦s de Londres. Se apag¨®. Su paso por los Europeos de Barcelona en 2013 result¨® poco m¨¢s que testimonial. El a?o pasado anunci¨® su retirada definitiva. Dicen que era una chica sencilla que viv¨ªa con su novio, su perro y su gato. Que quer¨ªa plantearse nuevos desaf¨ªos. Que le emocionaba la idea de participar en un reality show de supervivencia llamado Dropped, emitido por TF1, y uno de cuyos cap¨ªtulos deb¨ªa rodarse en un rinc¨®n desierto de Argentina, en la precordillera de La Rioja. All¨ª acudi¨® junto a otros deportistas franceses, la regatista Florence Arthaud, el boxeador Alexis Vastine, el nadador Alain Bernard y el futbolista Sylvain Wiltord. ¡°Estoy viviendo los mejores momentos de mi vida¡±, dijo antes de empezar.

Camille Muffat falleci¨® el lunes, cuando el helic¨®ptero en el que viajaba choc¨® contra otro helic¨®ptero. En el accidente murieron 10 personas, entre ellas Vastine y Arthaud. El gigante Alain Bernard se salv¨® porque no pudo montarse con los dem¨¢s, debido a su peso excesivo. Wiltord sobrevivi¨® porque hab¨ªa sido previamente eliminado.