Raonic exprime a Nadal
El espa?ol desperdicia tres bolas de partido y cae ante el canadiense (4-6, 7-6 y 7-5), citado con Federer en la semifinal Si Murray vence a Djokovic en la otra, el balear perder¨¢ el n¨²mero tres del r¨¢nking
Es el peaje del espinoso camino hacia el retorno. La victoria est¨¢ ah¨ª, tan cerca, a s¨®lo unos mil¨ªmetros, pero Rafael Nadal no remata, su rival gana confianza y el espa?ol cae (4-6, 7-6 y 7-5 despu¨¦s de casi tres horas) en los cuartos de final Indian Wells ante Milos Raonic, que en los cinco pulsos precedentes siempre ha abandonado la pista con una derrota y s¨®lo ha podido arrebatarle un set. Esta vez no. Esta vez se impone el canadiense y se cita en las semifinales de este s¨¢bado con Roger Federer, vencedor tambi¨¦n en su litigio con Tomas Berdych (6-4 y 6-0). Ambos se jugar¨¢n una plaza en la final, a la que postulan en el otro cruce Novak Djokovic y Andy Murray. Si la alcanza, el escoc¨¦s le arrebatar¨¢ el n¨²mero tres a Nadal, que por instantes lo tiene hecho, pero que finalmente se va porque Raonic hila m¨¢s fino.
Al otro lado de la red, el gigante. Con una derecha devastadora y su 1,96 de altura, imponente, Raonic arranca al contrapi¨¦. Comete una doble falta, pero lo repara de inmediato con dos aces y una derecha cruzada inalcanzable para Nadal. Corrige el espa?ol, que defiende su servicio con un juego en blanco y a continuaci¨®n, cuando el canadiense se dispone a sacar de nuevo el martillo, da tres pasos hacia atr¨¢s. El resto, lo sabe de antemano, es determinante en esta cita. Recula y se sit¨²a apenas dos metros por delante del fondo. Ahora s¨ª, la cosa funciona. La t¨¢ctica carbura.
Esos tres pasos hacia atr¨¢s significan un buen salto hacia adelante en el encuentro. Mide las distancias con escuadra y cartab¨®n, reacciona a una velocidad de v¨¦rtigo cuando la bola viaja hacia ¨¦l como una centella y despu¨¦s la amortigua. Tan bien lo hace que se apunta un break en blanco ¨CRaonic no hab¨ªa cedido un s¨®lo servicio en los tres partidos previos¨C y el primer set se le pone a pedir de boca. Se mueve con soltura, con chispa, y obliga al canadiense a desplazarse como un p¨¦ndulo en los intercambios. En ese terreno el que se hace grande es ¨¦l y el que padece es el bombardero, seis del mundo.
El canadiense hab¨ªa perdido los cinco duelos previos, en los que s¨®lo le hab¨ªa arrebatado un set
Pero Raonic, mucho m¨¢s que francotirador, en un ciclo ascendente a sus 24 a?os, entra poco a poco en calor y tambi¨¦n propone. Sacude con un paralelo y empieza a pasear su drive, demoledor si el oponente arranca una d¨¦cima de segundo tarde. No lo hace Nadal, hiperconcentrado y cada vez m¨¢s l¨²cido. Tanto que se atreve con una dejada que le queda demasiado alta y la caza Raonic, dispuesto a terminar el tanto. Corta bien, pero enfrente se encuentra con un cuchillo m¨¢s afilado que secciona hacia el lado contrario y le hace torcer el gesto. Nadal, muy bravo, se adjudica el set y cierra su pu?o izquierdo con rabia. ¡°?As¨ª, as¨ª, vamos!¡±, vocea con fuerza.
El inicio del segundo parcial parece una fotocopia del primero. Raonic no afina, aunque despu¨¦s enmienda. Sus primeros se van a la red con demasiada regularidad y Nadal lo aprovecha con inteligencia en los segundos. Evita la derecha del canadiense y le obliga a perfilarse de rev¨¦s, por lo que el juego de este pierde eficacia. No est¨¢ c¨®modo, no se encuentra. Sus gestos son muy forzados. Por eso cuando su adversario devuelve en forma de globo una bola que iba directamente al panel publicitario, lanza el smash al limbo.
Con 2-2 levanta cuatro bolas de break y coge ox¨ªgeno. El sol azota con fuerza en el desierto californiano y su t¨¦cnico, el croata Ivan Ljubicic ¨Cel ¨²nico que ha conseguido, en 2010, interrumpir la hegemon¨ªa de Federer, Nadal y Djokovic en este torneo desde 2004¨C, se protege su cr¨¢neo pelado con una gorra. La tregua dura un tris, lo que Nadal tarde en trazar un passing y otro ace, y ¨¦l en cometer otros dos errores de bulto. Desde la l¨ªnea de fondo no hay color y las sensaciones acompa?an al manacorense, que domina y ejecuta, que saca el l¨¢tigo y tiene piernas. Sin embargo, a Raonic le rescata el instinto de supervivencia. Est¨¢ cerca de entregar el servicio en dos ocasiones, pero se sobrepone y crece, e incluso firma un tanto magn¨ªfico despu¨¦s de mecer de un lado a otro a Nadal.
Ahora es el espa?ol el que sufre con el rev¨¦s. Raonic lo busca en los servicios y saca partido. Se pone 5-4 y dispone de dos bolas de set, pero ah¨ª, en las arenas movedizas, el espa?ol se envalentona y se engrandece para achicar al gigante. El pulso se va al tie-break, a priori favorable para el ca?onero, y m¨¢s si el servicio de Nadal golpea la cinta y se va al pasillo. Doble falta, mal asunto. Pero el campe¨®n no se atenaza, no, sino que se repone, rumia cada saque y cada golpe, cada intercambio, y encima dibuja un passing maravilloso que besa la l¨ªnea de fondo y le pone en ventaja (5-4).
Sigue el cuerpo a cuerpo y desperdicia tres bolas de partido. Raonic replica con un zambombazo a 237 km/h, pico de velocidad en el torneo, y embiste con su derecha, embutida en un calentador blanco, hasta que consigue darle la vuelta a la historia y fuerza el set definitivo. El reloj alcanza ya las dos horas de duelo. Y se trata de un pasaje importante, de una prueba de fuego. Han sido meses duros, de cosecha escasa y martirio f¨ªsico. Esa mu?eca, ese ap¨¦ndice. Es un desaf¨ªo que va de lo corporal hasta la mente. Dudas, cavilaciones. ?Estoy a punto? Debe de pasar por esa cabeza.
Se marcha con m¨¢s kilometraje y un pu?ado de buenas sensaciones, pero exige una vuelta de tuerca m¨¢s
Desde que venciera a Djokovic hace 10 meses, el pasado 8 de junio, Nadal tan s¨®lo se hab¨ªa topado con un rival del top-10, Berdych, en Melbourne. Cay¨®. Raonic, repeinado e imperturbable, es una buena piedra de toque para calibrar su nivel actual, para a mirar con optimismo a lo venidero o bien vovler al escepticismo. El norteamericano eleva la pelota hacia el cielo y percute. Al final, 19 aces, su promedio habitual esta temporada. Exige y exprime al espa?ol con un juego profundo y poderoso, ese que seg¨²n algunos puede guiarle hasta el podio del circuito en un futuro no tan lejano. El equilibrio es matem¨¢tico, absoluto. Con 5-5, Raonic logra el break y sirve para ganar. Liquida. Nadal, lastrado por ese 1/7 a la hora de concretar las rupturas, se marcha de Indian Wells. Se va con m¨¢s kilometraje y un pu?ado de buenas sensaciones, pero precisa una vuelta de tuerca m¨¢s. Miami, pr¨®xima parada, tambi¨¦n sobre cemento, brindar¨¢ otra oportunidad.
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