La mudanza de Bar?a y Madrid
El Madrid, como el viejo Bar?a, se aferr¨® a su buen juego coral durante una hora
No hay cl¨¢sico sin resaca. Las lecturas posteriores se suceden y no hay forma de sofocar tal o cual debate. El del domingo dej¨® abierta una nueva mesa redonda, impensable no hace mucho: el Madrid, como el viejo Bar?a, se aferr¨® a su buen juego coral durante una hora; el Bar?a, como el viejo Madrid, respondi¨® a la contra y presumi¨® de resultado. Por lo visto, uno y otro est¨¢n de mudanza. ¡°El f¨²tbol es tan fant¨¢stico que si juegas un partido malo puedes ganar, pero cuando juegas bien lo normal es ganar¡±, enfatiz¨® ayer Johan Cruyff, profeta cul¨¦. ?Pero qu¨¦ demonios es jugar bien? En este pa¨ªs, las referencias son bien cercanas: la Espa?a que se ti?¨® de rojo y el deslumbrante Bar?a de Guardiola. Los dos merecieron la admiraci¨®n universal.
Son muchos y variados los equipos que cogieron su propio atajo hacia el trono, porque el f¨²tbol tiene m¨¢s de un camino. Pero son pocos y bien renombrados aquellos que, adem¨¢s de por los t¨ªtulos, dejaron huella por su estilo, por su singularidad. Los conjuntos contraculturales, los que metabolizaron hasta el hueso el pensamiento propio, la expresividad de una idea. ?C¨®mo olvidar a las derrotadas Hungr¨ªa 54 y Holanda 74? ?Pesa lo mismo en los archivos hist¨®ricos y en la memoria de los aficionados el victorioso Brasil 70 que las tambi¨¦n triunfantes canarinhas del 94 y 2002? ?Acaso no hubo una injusticia po¨¦tica con la Quinta que sucumbi¨® ante el rancio PSV? S¨ª, po¨¦tica, porque el ganador no siempre es un verso. C¨®mo no lo fue el Barcelona de Van Gaal respecto al innato dream team de Cruyff. La hinchada nunca lo festej¨® de la misma manera. Los barcelonistas sab¨ªan que ganar es primordial, por algo se trata de un juego, pero equipos como aquel de ensue?o o el a¨²n mejor con Pep Guardiola en el banquillo duplican el ¨¦xtasis: por vencer y por c¨®mo se vence. Ganan equipos de todo pelaje. Lo que les hace inmortales es la identidad del ¨¦xito.
El debate sobre las maneras de triunfar es tan antiguo como el propio f¨²tbol, porque se puede teorizar, ida y vuelta, hasta el m¨¢s all¨¢. De La M¨¢quina de River al Estudiantes de la Plata, del catenaccio ultra al sofisticado y arm¨®nico Milan de Arrigo Sacchi, del Leeds de Don Revie al Liverpool de Bob Paisley¡ Cada cual eligi¨® una ruta y tan variopinto es el mapa de los que cantaron bingo que nadie ha resuelto del todo lo que torturaba a Tim, futbolista brasile?o tan virguero como sacrificado: ¡°El f¨²tbol es una manta corta, si te tapas la cabeza te destapas los pies, y si te tapas los pies te destapas la cabeza¡±. Algunos colegas le sugirieron un alivio: ¡°Ni la cabeza ni los pies, hay que taparse la tripa¡±.
El debate sobre las maneras de triunfar es tan antiguo como el propio f¨²tbol, porque se puede teorizar, ida y vuelta, hasta el m¨¢s all¨¢
La respuesta tiene miga, remite al centro del campo, el puente entre ¨¢reas. La parcela se puede blindar con alambradas o con el sustento de la pelota. Lo primero implica un ojo en la nuca propia m¨¢s que en la ajena. Nada abriga m¨¢s que gravitar en torno al bal¨®n. Los equipos inolvidables jam¨¢s se tomaron la zona como apeadero. El dictado era de la pelota y con ella al pie rara vez ten¨ªan que acuartelarse. Por supuesto, eran tan sublimes que c¨®mo no iban a contragolpear con balas como Gento, Jairzinho, Cruyff, Cristiano, Messi. No hay recurso desde?able, pero no era su santo grial. Como no lo era iniciar la jugada con un pelotazo. No se puede recusar del todo esa acci¨®n con gente de luces largas tipo Beckenbauer, Koeman, Hierro...
En el caso que nos ocupa en estos tiempos es evidente el cruce de caminos entre Bar?a y Madrid. Al primero le pillaron la matr¨ªcula, se hizo perezoso y previsible y su xavismo se fue agotando. Con Luis Enrique ha priorizado otra v¨ªa, el medio campo tiene m¨¢s tonelaje y cuanto menos ataque est¨¢tico mejor. Gana, pero deja sospechas hasta en sus semanas grandes. Ante el City, Hart y un penalti en contra le dejaron cerca de un posible colapso. Y ante el Madrid padeci¨® de lo lindo hasta el descanso. Por ahora, este Bar?a puede alardear de resultados, no tanto del juego. Nadie mejor que el propio club sabe d¨®nde se puso el list¨®n en esa faceta. Era su santo y se?a. Hoy lo que le retrata es su manual, no c¨®mo anota los goles. ?O es que no alcanz¨® su primera Copa de Europa con un cabezazo de Bakero y una falta ejecutada por Koeman?
El Madrid, por distintos motivos, incluidos los mercantiles, ha perfilado una plantilla en la que prevalece Modric, no Khedira. Con Isco y James, sin Emerson, Gravesen o Lass. No le queda otra que entregarse a sus xavis e iniestas. As¨ª lo hizo cuando encandil¨® en el ¨²ltimo trimestre de 2014 y en su buen trazo en el Camp Nou durante una hora. Lo cual no quita para que pueda repetir Champions por las bravas, con otro cabezazo al l¨ªmite de tiempo.
Los dos equipos est¨¢n en un proceso evolutivo y, pase lo que pase hasta el final de curso, ninguno se glorificar¨¢ con esta versi¨®n. Mientras tanto, ganar¨¢n o perder¨¢n, pero todo apunta a que han cambiado de muda. Ambos debieran asumirlo sin tapujos. En el caso azulgrana, por pura coherencia con su reciente pasado. En el caso madridista, como desagravio al adversario al que nunca reconoci¨® del todo su imborrable fragancia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.