¡°Quiero ser el n¨²mero uno del mundo¡±
Jordan Spieth anticipa una carrera de rivalidad con el norirland¨¦s Rory McIlroy comenzando en Saint Andrews, en el pr¨®ximo Open
¡°Dime la verdad, Jordan¡±, le dijo su caddie, Michael Greller, el profesor de matem¨¢ticas m¨¢s famoso de Texas, ¡°a que prefieres estar aqu¨ª que en Pasatiempo con el equipo de la Universidad?¡± Y aunque Pasatiempo es un campo magn¨ªfico, un dise?o de Alister McKenzie como Augusta, y aunque en el campo del Masters Jordan Spieth, de mirada falsamente beat¨ªfica, alopecia galopante y l¨ªder desde el primer minuto, estaba al borde de un ataque de nervios, el joven texano asinti¨®. Se comi¨® lo nervios y pele¨® hasta la victoria. ¡°Spieth es un chaval muy intenso, y no se le puede agobiar con consejos. Solo hay que decirle una frase, una sentencia, de vez en cuando. El resto del partido solo hay que escucharle¡±.
Tiger Woods tambi¨¦n tuvo 21 a?os y tambi¨¦n a esa edad gan¨® su primer grande, tambi¨¦n, como el prodigioso Jordan Spieth, el Masters de Augusta, con la misma tarje de 270 golpes (-18). Ahora tiene 39 a?os y habla como un viejo. ¡°S¨ª, Jordan es muy bueno¡±, dijo. ¡°Tambi¨¦n yo cuando gan¨¦ en el 97 con -18 no fall¨¦ ni un putt de menos de tres metros, y lo mismo hice cuando gan¨¦ el Open de Estados Unidos en Pebble Beach, y tambi¨¦n hice lo mismo en el Open en Saint Andrews, y¡¡± Y podr¨ªa haber seguido as¨ª media hora, recitando sus 14 grandes, marcando distancias, pero prefiri¨® hacerlo recordando, como todos los nost¨¢lgicos, que en su tiempo era mucho m¨¢s duro. ¡°Pero a Jordan, que hizo lo que ninguno pudimos hacer, le ayudaron las condiciones. El campo estaba m¨¢s blando que nunca. Exceptuando el domingo, en el que los greens rebotaban un poco, los dem¨¢s d¨ªas el campo estaba muy f¨¢cil. Y yo pensaba que despu¨¦s de haber alargado el campo tras mi -18 nadie podr¨ªa acercarse a mi marca, pero los del club no han endurecido el campo, no han querido hacerlo. Y eso es algo de lo que los viejos campeones habl¨¢bamos todos los d¨ªas en el vestuario, de que nunca hab¨ªamos jugado con un campo tan f¨¢cil¡¡±, a?adi¨® Woods, el regresado, que dio un golpe con dolorosas repercusiones en la mu?eca derecha y acab¨® 12?.
Pero Jordan Spieth, que es un joven bien educado y muy de su casa y de sus tradiciones (a¨²n sigue siendo novio de la chica de la que se enamor¨® en el colegio de jesuitas de Dallas; a¨²n lleva la ropa sucia a su casa para que se la lave su madre; a¨²n habla con emoci¨®n de todas las peque?as cosas), y se refiri¨® a s¨ª mismo como un golfista hambriento de victorias y muy duro, no habl¨® de Tiger Woods, del pasado, en su primera conferencia de prensa vistiendo la chaqueta verde, sino del futuro. ¡°Mi objetivo es ser el n¨²mero uno del mundo¡±, dijo. ¡°Todas las semanas pienso en ello. Ser¨¢ muy dif¨ªcil alcanzar a Rory [McIlroy ocupa esa plaza], pero en Augusta he dado un gran paso. Rory ha ganado ya cuatro grandes, algo que yo solo puedo so?ar, y s¨¦ que nunca golpear¨¦ tan largo como ¨¦l, as¨ª que tendr¨¦ que inventar alguna otra forma de combatirlo. Es un t¨ªo maj¨ªsimo, y tiene mucha clase. No s¨¦ c¨®mo crecer¨¢ nuestra rivalidad, pero espero encontr¨¢rmelo cara a cara un par de veces y probarnos, y ver si puede haber combate entre nosotros¡±.
La cumbre m¨¢s importante para ambos en la temporada puede ser la que celebren en julio en saint Andrews (Escocia), donde McIlroy defiende el Open ganado en 2014 en Royal Liverpool. ¡°Ir a la cuna del golf, uno de los lugares m¨¢s interesantes del mundo,, e ir como campe¨®n del Masters, ser¨¢ espectacular¡±, dijo Spieth. ¡°Har¨¦ turismo y tambi¨¦n jugar¨¦ al golf, y quiz¨¢s, qui¨¦n sabe, gane mi tercer grande consecutivo [antes, en junio, se juega el Open de EE UU], ja, ja, ja. No puedes ganar tres si no ganas el primero, y ese ya lo tengo¡±.
El advenimiento de Spieth, el campe¨®n joven que esperaba el golf mundial, anuncia como una trompeta evang¨¦lica la llegada de una nueva generaci¨®n de jugadores, de jugadores con mentalidad colectiva, como los defini¨® Spieth, quien cree que el gran cambio se ha producido en Estados Unidos gracias a que los circuitos j¨²nior y universitario son una r¨¦plica de la tremenda competitividad que se vive en el circuito grande, el de la PGA. ¡°As¨ª todos llegamos mucho m¨¢s preparados, con una mentalidad mucho m¨¢s fuerte, y mejores personas¡±, dijo. ¡°Cuando juego con mi amigo y rival Patrick Reed, quiero ganarle, pero no deseo que falle sus putts. Simplemente deseo meter yo m¨¢s que ¨¦l¡±.
Spieth cont¨® que solo despu¨¦s del 16, despu¨¦s de que Rose fallara un putt para birdie y ¨¦l salvara el par, respir¨® tranquilo. ¡°Ha sido el putt m¨¢s importante de mi vida, cuesta abajo y peligroso¡±, dijo. Quedaban dos hoyos y ten¨ªa una ventaja de cuatro golpes. Y que camino de su bola en el rough pegado al green del 18, en los m¨¢s de 200 metros de paseo gozoso, le dijo a Greller, ¡°Michael, esto ya est¨¢ hecho¡±. Y este, una roca en la que apoyarse, un sabio de 37 a?os, le respondi¨®: ¡°No. Solo habr¨¢ acabado cuando controles el chip que te queda¡±. Spieth sac¨® bien la bola, la dejo a un par de metros del agujero. Si la hubiera introducido, habr¨ªa batido el r¨¦cord imposible de Woods, los 8,90m de Bob Beamon en golf. Pero, delante de sus padres que no pod¨ªan contener las l¨¢grimas de emoci¨®n y de cientos de espectadores que lo recibieron como siempre se recibe a los campeones en el 18 de Augusta, de pie y aplaudiendo sin parar, Spieth fall¨®. ¡°Me habr¨ªa gustado clavarlo para terminar con estilo, pero no importa, ten¨ªa cuatro de ventaja¡±. Acaba de ganar su torneo favorito, la chaqueta con la que so?aba desde que ten¨ªa 10 a?os y era capaz de jugar desde el jard¨ªn de su casa, un peque?o rect¨¢ngulo convertido en tee al jard¨ªn del vecino, donde plant¨® el green, pasando la bola por encima de la casa. ¡°Y nunca romp¨ª un cristal¡±, dijo uno que, quiz¨¢s, en su vida ha roto un plato.
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