El Bar?a lo echa todo por la borda

El Barcelona jug¨® con fuego en Atenas y se abras¨®. Un triple de Printezis en el ¨²ltimo segundo lo despidi¨® de la Euroliga, de la Final Four de Madrid, donde el Olympiacos competir¨¢ con el CSKA, el Fenerbah?e y el anfitri¨®n. El partido, como el tercero, fue igualado, tenso, con errores y aciertos repartidos, con una galopada del Barcelona (29-39), con una furiosa r¨¦plica del Olympiacos (50-50), y un goteo de puntos y relevos en el marcador que llenaron el ¨²ltimo cuarto de una tensi¨®n suprema. Lo tuvo el Barcelona en la mano, pero lo ech¨® todo por la borda.

El equipo azulgrana dominaba por cuatro puntos a falta de 71 segundos (61-65). A partir de ah¨ª, se acentu¨® su tembleque. Abrines acababa de fallar un tiro libre, Mantzaris anot¨® un triple, Tomic le dio un bal¨®n envenenado a Satoransky y Printezis aprovech¨® el regalo para poner el 66-65 en el marcador. Y as¨ª, hasta que Mantzaris, con 68-67, le hizo falta a Navarro. Quedaban cinco segundos. El capit¨¢n azulgrana se apost¨® en la l¨ªnea de tiros libres. Fall¨® el primero, el s¨¦ptimo de su equipo en un partido que requer¨ªa tolerancia cero con los errores. Navarro anot¨® el segundo y empat¨® a 68.

Quedaban esos cinco segundos. Un escenario, un guion, una atm¨®sfera ideal para Spanoulis y Printezis. Lo sab¨ªan ellos; probablemente tambi¨¦n la defensa del Barcelona, pero no lo pareci¨®. Sloukas tom¨® el bal¨®n se fue a caracolear a la zona del Barcelona, atrajo a la defensa y busc¨® la posici¨®n abierta de Printezis, que donde puso el ojo, puso el bal¨®n. Su triple remat¨® al Barcelona. Un castigo cruel si se quiere, porque durante muchos minutos el equipo de Xavi Pascual estuvo a la altura de los acontecimientos, sobre todo en los primeros 22.

Pero toda la concentraci¨®n y el cuidado de los detalles que demostr¨® hasta ese momento, los ech¨® a perder despu¨¦s. En el tercer cuarto, el Olympiacos se ventil¨® 10 puntos de desventaja como si nada. El Barcelona se empecin¨® con los triples, se olvid¨® de trabajar m¨¢s a fondo las jugadas, de evitar faltas y p¨¦rdidas de bal¨®n, y hasta se observ¨® cierta tendencia a especular m¨¢s que a administrar. Se sab¨ªa que cada tiro libre, cada p¨¦rdida, cada infinitesimal error pod¨ªa costarle car¨ªsimo. As¨ª fue.

Volvi¨® el Barcelona a perderle la pista a Mantzaris, un tipo que ha descerrajado triple tras triple, a menudo con impunidad y, eso s¨ª, con un acierto admirable durante toda la eliminatoria. Con la misma impunidad que Printezis dio el tiro de gracia, y algunos otros previamente. La misma con la que Spanoulis manej¨® los hilos, por m¨¢s que Satoranksy completara un buen partido y se desgastara con el relevo de Oleson las ayudas de los p¨ªvots, que salieron en su ayuda.

Doellman apareci¨® puntualmente mediado el ¨²ltimo acto. Muy poco para un jugador de su cotizaci¨®n, un poco en consonancia con lo que le ha pasado al Barcelona a lo largo de sus cuatro batallas con el Olympiacos. Da la sensaci¨®n de que tiene m¨¢s equipo, m¨¢s recursos, pero solo los ha expuesto en tramos aislados y de que, en definitiva, Xavi Pascual ha acabado perdiendo tambi¨¦n la batalla estrat¨¦gica.

En cada partido, por una u otra raz¨®n, el Barcelona ha echado de menos la aportaci¨®n de un manojo de jugadores. En El Pireo se pregunt¨® por Marcelinho, por Nachbar, por Thomas, por Doellman, y por supuesto, por Hezonja, que no jug¨® ni un minuto, y a cuyos representantes les falt¨® tiempo para anunciar, nada m¨¢s acabar el partido, que se declara elegible para el pr¨®ximo draft de la NBA. No pod¨ªa acabar de peor manera el viaje del Barcelona a Grecia, en una temporada en la que va dando tumbos, incapaz de enderezarse, destripado por un rival tras otro.