Montmel¨® y Valencia, cifras opuestas

Cuadrar los n¨²meros de un gran premio de F¨®rmula 1 es una tarea realmente dif¨ªcil. Son pocos los circuitos que logran equilibrar sus presupuestos, porque los canales de ingresos son escasos y el cap¨ªtulo de gastos se dispara desde el mismo momento en que Bernie Ecclestone estampa su firma en el contrato de concesi¨®n. Conseguir la organizaci¨®n de una carrera de F-1 puede costar entre 18 y 45 millones de euros. Pero el montaje posterior de todo el tinglado que acompa?a un gran premio multiplica estas cifras de forma exponencial.

El Gran Premio de Espa?a que se disputa este fin de semana en Barcelona, y cuyos organizadores anunciaron ayer que se han ampliado las carreras otros tres a?os, hasta 2019, mueve un presupuesto que ronda los 34 millones de euros. Para conseguir cubrir tal cantidad ser¨ªa indispensable que se vendieran unas 120.000 entradas. Una cifra que se super¨® en 2007, cuando Fernando Alonso acababa de ganar sus dos t¨ªtulos mundiales con Renault, situ¨¢ndose en el r¨¦cord de 140.000 espectadores. Pero que, ni de lejos, se ha conseguido desde entonces. ¡°Ahora nuestro objetivo es vender 92.000 entradas¡±, asegura Salvador Servi¨¤, director del Circuit. ¡°Y ser¨¢ muy dif¨ªcil alcanzarlo este a?o a pesar de que la venta en el extranjero va subiendo y est¨¢ en alrededor del 60% del total¡±.

Montmel¨® logra cuadrar sus presupuestos gracias a la aportaci¨®n de las instituciones y al v¨ªnculo cada vez m¨¢s firme entre la marca Barcelona y el trazado. El Ayuntamiento barcelon¨¦s aporta cuatro millones de euros, la Diputaci¨®n concede otros dos y la Generalitat, gracias a la tasa tur¨ªstica, seis millones m¨¢s. Un dinero indispensable para la viabilidad presente y futura de la F-1 y de la propia instalaci¨®n.

Otros escenarios, como el gran proyecto urbano de Valencia, se sald¨® con unas deudas millonarias cuyas secuelas todav¨ªa siguen sangrando. Los deseos de Ecclestone de celebrar la prueba en un circuito urbano y no en Cheste llev¨® a las autoridades de la Comunidad Valenciana a una situaci¨®n de p¨¦rdidas irreversibles. La concesi¨®n en s¨ª ya cost¨® mucho m¨¢s que la de Barcelona ¡ªall¨ª la negociaci¨®n de Sebasti¨¤ Salvad¨®, presidente del RACC y amigo personal de Ecclestone, ayud¨®¡ª y el montaje y desmontaje de todo el tinglado, encareci¨® el evento situ¨¢ndolo en unos 60 millones anuales.

El Ayuntamiento pone cuatro millones, la diputaci¨®n, dos, y la Generalitat, otros seis

El fracaso de la empresa Valmor, que ten¨ªa la concesi¨®n, oblig¨® a la Generalitat de Valencia a responder y a sumir la mayor parte de los costes anuales, hasta que acab¨® compr¨¢ndola por un euro, asumiendo todas sus deudas. Entre 2008 y 2012, los cinco a?os en que se disput¨® la carrera, la inversi¨®n alcanz¨® los 300 millones de euros. Y cuando la Comunidad decidi¨® renunciar al proyecto, tuvo que afrontar los gastos de la rescisi¨®n del contrato, firmado hasta 2016. ¡°Casi nos sal¨ªa m¨¢s a cuenta seguir organiz¨¢ndolo¡±, coment¨® una fuente de la organizaci¨®n.

Los organizadores esperan vender este a?o 92.000 entradas. En 2007 se lleg¨® a 140.000

Uno de los problemas fue la pobre asistencia de p¨²blico, que tuvo como consecuencia unos ingresos muy limitados. En 2008 se logr¨® colocar 78.615 entradas, que significaron 27 millones de euros. En 2009 la ca¨ªda fue espectacular: 24.439 entradas y 6,8 millones de ingresos. Y en 2012, la ¨²ltima edici¨®n, 29.687 espectadores pero solo 4,9 millones.

Cuando se tom¨® la decisi¨®n de abandonar el proyecto, Ecclestone reclam¨®. La zona por donde transcurr¨ªa la carrera fue cayendo en un deterioro notable y el material que se utilizaba para la adecuaci¨®n del trazado se aparc¨® en unos locales del barrio de Nazaret, a la espera de un destino. La F-1 en Valencia fue un proyecto ambicioso e inviable. Y no obtuvo, ni de lejos, el retorno econ¨®mico y publicitario que consigue el circuito de Barcelona ¡ªvalorado en 332 millones anuales¡ª y que logran otros circuitos urbanos, tambi¨¦n deficitarios.