La ¡®berraquera¡¯ del 10
La figura del mediapunta es omnipresente en Colombia, donde lo consideran algo m¨¢s que un ¨ªdolo ¡°Antes que nada somos hinchas de James¡±, dice de ¨¦l Valderrama
Tiene 23 a?os y ya se le ve como el colombiano del siglo. En un pa¨ªs que abandon¨® la escala de grises y las medias tintas en muchos debates, no hay mayor comuni¨®n que la que impera en torno al ¡®10¡¯ de la selecci¨®n y el Real Madrid. Su camiseta, sea la amarilla nacional; la blanca, rosa o negra de su club, es parte del paisaje diario de Bogot¨¢. No hay conversaci¨®n que no desemboque en ¨¦l. Nadie que se precie de futbolero se pierde un partido del Real Madrid e incluso os hinchas locales del Bar?a se muestran condescendientes con el eterno rival por el mero hecho de que es el ¨ªdolo quien viste los colores prohibidos. En palabras del Pibe Valderrama, leyenda del f¨²tbol colombiano: "Antes que nada, somos hinchas de James".
Nadie pens¨® que lo lograr¨ªa, pero lo alcanz¨®" Pibe Valderrama
Su omnipresente figura representa para muchos la berraquera, algo as¨ª como el coraje, las agallas, por ser finos. Una suerte de historia de superaci¨®n y gloria que anhelaba Colombia y ahora celebra, al un¨ªsono con otros deportistas como Nairo Quintana o antes con Radamel Falcao.
A diferencia del exdelantero del Atl¨¦tico, el chico de C¨²cuta, que primero hizo campe¨®n a un club argentino (Banfield); triunf¨® en Portugal (Oporto); bebi¨® del orden de Ranieri en el M¨®naco y fue m¨¢ximo goleador en su primer Mundial, su fichaje por el Madrid y la relevancia en el juego del equipo blanco, lo ha colocado en un pedestal inalcanzable. "Nadie pens¨® que lo lograr¨ªa, pero lo alcanz¨®", celebra Valderrama.
La pasi¨®n por James alcanz¨® niveles de locura el verano pasado en Brasil. Colombia regresaba a un Mundial despu¨¦s de tres campeonatos ausente, tras los fiascos de Francia 98 y Estados Unidos 94, donde la mejor generaci¨®n, con permiso de la actual, sucumbi¨® pese a su brillantez. La Colombia de Pekerman lleg¨® hace un a?o donde nunca antes: los cuartos de final, en los que fueron apeados por la anfitriona. Poco importaba a esas alturas. "El Mundial nos enloqueci¨®, hac¨ªa tiempo que no ¨¦ramos tan felices como pueblo", recuerda Gabriel Meluk, editor de Deportes del diario El Tiempo, que ¡°culpa¡± a James, m¨¢ximo goleador del torneo, de gran parte de ello. El tambi¨¦n periodista Nicol¨¢s Samper va m¨¢s all¨¢. ¡°Es como si fuera un producto de Marvel. En el Mundial era Clark Kent, se meti¨® en la cabina para suplir a Falcao y lo consigui¨®¡±, relata, mientras recuerda con gestos el gol a Uruguay en octavos: aquel control dirigido con el pecho y el zurdazo que se col¨® en la escuadra de Muslera. ¡°No escuchar¨¢s a nadie en el pa¨ªs decir que es un tronco ni pondr¨¢ pegas sobre su juego. Hay unidad nacional absoluta con ¨¦l¡±, remata.
Fuera del estadio, James sigue un camino similar al que inici¨® Falcao a?os atr¨¢s. Su imagen dista mucho de la de aquellos mitos colombianos de los noventa, los Higuita, Valderrama o Asprilla. La mayor¨ªa de sus compatriotas ven en ¨¦l a un tipo mod¨¦lico, no solo por est¨¦tica. Alaban tambi¨¦n su comportamiento. Muchos recuerdan c¨®mo durante su presentaci¨®n con el Madrid un chaval salt¨® al c¨¦sped del Bernab¨¦u en su b¨²squeda. Pese a que la seguridad del club lo intercept¨®, James lo defendi¨®, abraz¨® y regal¨® un bal¨®n. No fue un caso aislado. Unos meses despu¨¦s, en Londres, durante un amistoso contra Estados Unidos, otro hincha con la camiseta, la bandera y la cara pintada con los colores colombianos se fue en busca de su ¨ªdolo, que lo abraz¨®. Al acabar el partido, James colg¨® una foto del momento en su cuenta de Instagram con un mensaje para el mundo: Colombia es pasi¨®n.
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