¡°Defendimos como leones¡±
Los integrantes del equipo de 1995 rememoran la conquista de la octava Copa de Europa del Madrid hace 20 a?os en Zaragoza
El 13 de abril de 1995, el Madrid de baloncesto abri¨® por ¨²ltima vez la vitrina de sus anhelos. Era Jueves Santo y Zaragoza asisti¨® a la consecuci¨®n de la octava Copa de Europa del club m¨¢s laureado del continente. Tras 15 a?os de espera, un grupo de jugadores abnegados, un druida de la pizarra y un gigante de la canasta devolvieron al conjunto blanco a una cima que, dos d¨¦cadas despu¨¦s, a¨²n no ha sido capaz de volver a coronar. ¡°Por fin, Ya est¨¢. Lo persegu¨ªamos y lo necesit¨¢bamos¡±, sentenci¨® Arvydas Sabonis, sobre la pista del pabell¨®n Pr¨ªncipe Felipe, a modo de herencia antes de partir rumbo a la NBA. La culminaci¨®n de su obra lleg¨® en la ¨²ltima de sus tres temporadas en el equipo y necesit¨® del empuje definitivo de la exitosa alquimia de Zeljko Obradovic, el especialista, que, de nuevo a la primera, conquistaba su tercera Euroliga con el tercer conjunto distinto.
¡°A Zeljko se le fich¨® para ganarla y Sabas no se pod¨ªa ir sin ella. As¨ª que misi¨®n cumplida¡±, cuenta Joe Arlauckas, lugarteniente del coloso lituano en aquella final ante Olympiacos. La persecuci¨®n se hab¨ªa convertido en obsesi¨®n, en una secuencia con claros paralelismos con la actual. En 1993, el Limoges de Maljkovic, Young y Dacury frustr¨® el plan en la semifinal de la Final Four de Atenas; en 1994, el Joventut del propio Obradovic descabalg¨® a los blancos en la eliminatoria de cuartos; y, a la tercera, encontraron finalmente el tesoro. ¡°Era un ahora o nunca. Los equipos son ciclos y se palpaba que era el ¨²ltimo tren para muchos. Est¨¢bamos mentalizad¨ªsimos. Nos enfrentamos a rivales superiores, pero nadie nos super¨® a ganas. Hab¨ªa pasado mucho tiempo desde la S¨¦ptima en 1980¡±, repasa Antonio Mart¨ªn, uno de los capitanes entonces.
La f¨®rmula de Obradovic se fragu¨® entre los huertos de Zuera
Zeljko Obradovic prepar¨® la final de Zaragoza de una forma peculiar. Un a?o antes, en Tel-Aviv, hab¨ªa llevado a la plantilla del Joventut al zoo y a los jugadores del Madrid les llev¨® a un mes¨®n.
¡°Cambio la rutina. Esa ma?ana nos cit¨® con ropa de calle. Nos mont¨® en el autob¨²s y nos llev¨® a Zuera, a unos 40 kilometros de Zaragoza. Llegamos al mes¨®n Las Galias. Estaba un poco apartado del pueblo y antes de comer nos dijo que fu¨¦ramos a dar una vuelta. Miramos alrededor y solo hab¨ªa huertos, entonces nos fuimos todos a pasear entre los huertos. Hac¨ªa un d¨ªa espl¨¦ndido. Ah¨ª empez¨® a fluir la conversaci¨®n sobre el partido, sobre todo lo que hab¨ªamos preparado, ah¨ª empez¨® a jugarse la final. Aquello nos aisl¨® de la presi¨®n y nos uni¨®¡±, cuenta Pep Cargol.
Cay¨® el Limoges en semifinales (62-49) y el Olympiacos en la final (73-61). Lleg¨® la Octava. Sabonis, Arlauckas, Garc¨ªa Coll, Santos, Ant¨²nez, Lasa, Biriukov, Cargol y Antonio Mart¨ªn, se hac¨ªan un hueco en la enciclopedia madridista tras una irregular temporada con un objetivo ¨²nico. ¡°Cuatro d¨ªas antes de la Final Four, jugamos un partido de Liga desastroso en Girona, ante el Valvi, en el que llegamos a ir perdiendo por 30 puntos. Zeljko se puso como una furia y nos cambi¨® el chip. Cada entrenamiento en Zaragoza fue una final. Fuimos dur¨ªsimos. Recuerdo que casi me pegu¨¦ con Antonio Mart¨ªn, ten¨ªamos broncas en cada contacto. Estuvimos muy concentrados en los dos partidos. Dimos el 150 por ciento. Santos tuvo el trabajo m¨¢s duro. Se encarg¨® de Michael Young el primer d¨ªa y de Eddie Johnson el segundo. Dos t¨ªos que met¨ªan 30 puntos de media y les dej¨® secos¡±, retoma Arlauckas. ¡°La Final Four muchas veces es m¨¢s cuesti¨®n de car¨¢cter que de baloncesto. Ten¨ªamos dos grandes anotadores y la tarea del resto era defender fuerte. Estaba de moda el basket control. No era muy vistoso, pero funcion¨®¡±, a?ade Chechu Biriukov.
Dedicado a Jaquotot
Sabonis, con 23 puntos en 25 minutos, y sus pretorianos firmaron la rendici¨®n de Johson, Sigalas, Volkov, Fassoulas y compa?¨ªa. ¡°Da una tranquilidad inmensa tenerle a tu lado. Cuando hac¨ªa faltas r¨¢pido te acojonabas un poco. Era tan determinante que sin ¨¦l en pista est¨¢bamos un poco desamparados, pero fue un partido muy bien llevado desde el inicio. Ganar nos quit¨® una mochila de ansiedad hist¨®rica que pesaba mucho. Sentimos tanto alivio como alegr¨ªa¡±, remata Mart¨ªn.
Obradovic cumpli¨® el cometido para la que le fich¨® Mariano Jaquotot, el arquitecto de aquel proyecto, que falleci¨® de c¨¢ncer antes del comienzo de la temporada. A ¨¦l fue dedicado el t¨ªtulo. ¡°Zeljko nos dejaba muy claro lo que ten¨ªamos que hacer cada uno. Radiografiaba al rival¡±, explica Biriukov. ¡°Se encontr¨® un grupo dispuesto a hacer todo lo que nos pidiera. Nos exprimi¨® a nivel f¨ªsico, psicol¨®gico y t¨¢ctico. Nos convenci¨® de que hab¨ªa que defender como leones¡±, rememora Pep Cargol, autor del mate que cerr¨® el partido. Han pasado 20 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.