El casino de los fichajes
"Wall Street va a colapsar." Mourinho esta semana ante la apertura del mercado de futbolistas
Uno de los placeres de la FIFA Playstation es que uno puede jugar a ser Dios o, a lo que m¨¢s se aproxima en este mundo a una divinidad todopoderosa, a ser presidente de un club de futbol. El juego le permite a uno no solo disputar partidos de f¨²tbol virtuales sino tambi¨¦n armar sus propios equipos fichando y vendiendo jugadores. A algunos ni?os les gusta esta dimensi¨®n comercial del juego tanto o m¨¢s que marcar goles. Son los que apuntan a ser grandes empresarios.
En el mundo real ocurre algo parecido pero al rev¨¦s. La din¨¢mica se invierte: cuando los grandes empresarios llegan a ser presidentes de clubes trafican con futbolistas utilizando procesos mentales similares a los de los ni?os cuando juegan a "la Play". Y, por supuesto, cuanto m¨¢s dinero tienen disponible, m¨¢s caprichos se dan.
"Ese s¨ª que me gusta. Es el mejor de la Premier. Me lo compro. Ese tambi¨¦n: marc¨® un golazo en el Mundial. ?Ah! ?Hay que vender a algunos de los nuestros para poder ficharles? Vale. Pues me cae mal aquel, y adem¨¢s no me gustan sus tatuajes, as¨ª que, ?fuera! A ver¡?qui¨¦n m¨¢s?"
Cuando los grandes empresarios llegan a ser presidentes utilizan procesos mentales similares a los de los ni?os jugando a "la Play"
Ahora que se acaban las ligas europeas empieza el deporte veraniego - el gran casino -- de los fichajes: los jefes de los clubes hacen sus apuestas y los aficionados se aferran al sue?o de que acierten, de que llegar¨¢ el crack redentor - el entrenador, el goleador, el centrocampista de hierro -- capaz de compensar las miserias de la temporada anterior. Varios grandes clubes han sufrido decepciones - el Manchester United, el Manchester City, el Real Madrid, el Bayern Munich - y lo que se avecina, como ha pronosticado Mourinho, son tres meses de locura: rumores, especulaciones, enga?os, negociaciones de infarto, gastos absurdamente desproporcionados. Algunos clubes elegir¨¢n bien, otros har¨¢n el rid¨ªculo y lo determinante en casi todos los casos ser¨¢ el factor fortuna. Esto es la ruleta. Con contadas excepciones, nadie sabe de antemano si los nuevos fichajes mejorar¨¢n al equipo, o si los descartes lo empeorar¨¢n; tirar¨¢n dinero como confeti, con los ojos cerrados, porque nadie sabe medir el valor de un jugador.
Y por eso pasan a la historia disparates como la compra por casi cien millones de euros del gal¨¦s Gareth Bale; la venta por un precio r¨¦cord ingl¨¦s de ?ngel Di Mar¨ªa por un club que lo necesitaba, con quien gan¨® la tan deseada Champions, a otro donde no ha rendido nada y ya lo quiere vender; la incomprensible decisi¨®n del Barcelona de pr¨¢cticamente regalar a Thiago Alc¨¢ntara al Bayern; la del Madrid de quitarse de encima al holand¨¦s Arjen Robben; la del United de vender al lateral Patrice Evra, que en tres semanas disputa la final de la Champions con la Juventus, y remplazarlo con Luke Shaw, que cost¨® 40 millones y no juega nunca.
Este verano podemos esperar m¨¢s de lo mismo. Ya tenemos nuestros temas de conversaci¨®n. ?Florentino P¨¦rez habr¨¢ perdido la paciencia con su amado gal¨¦s? ?Carlo Ancelotti dejar¨¢ el Real Madrid, que se gast¨® 160 millones de euros en fichajes el verano pasado y despu¨¦s tuvo una peor temporada que la anterior, y remplazar¨¢ al ingeniero Manuel Pellegrini en el Manchester City, que se gast¨® 120 millones y tambi¨¦n fracas¨®? ?Y qui¨¦n vendr¨ªa al Madrid? ?Klopp, Zidane, el Tata Martino?
Esta ¨²ltima opci¨®n ser¨¢ poco viable pero, no lo duden, imbecilidades igual de inveros¨ªmiles se propondr¨¢n. El viernes el Daily Mail, el diario de m¨¢s tirada en el mundo occidental, sugiri¨® que Messi, Su¨¢rez y Neymar podr¨ªan irse al Chelsea o al Paris Saint Germain. En este plan, ?qu¨¦ tal si el Madrid vende a Cristiano Ronaldo ya mientras puedan convencer a alg¨²n jeque que pague cien millones por ¨¦l, antes de que se vaya por 10, en un par de temporadas, a Los Angeles Galaxy o al Milan?
Todo es posible en el casino de los fichajes. Ciencia no hay ninguna. A la hora de identificar a los buenos o a los mediocres, los que encajan en los equipos y los que no, o de saber qu¨¦ precios son sensatos, cu¨¢les son una barbaridad, hay m¨¢s errores que aciertos. Los presidentes no saben m¨¢s que los entrenadores, los entrenadores no saben m¨¢s que los aficionados, pero lo mejor de todo es que nadie sabe m¨¢s que el ni?o de diez a?os que juega a la Play.
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