Richie Porte pierde casi tres minutos por un pinchazo
El tercer hombre del Giro, penalizado 2m por recibir la rueda de un rival, ya est¨¢ a 3m 9s de Contador en la general, en la que el alav¨¦s Mikel Landa es tercero, a 46s
La solidaridad, en ciclismo, tiene muchas caras. Premios y castigos. Y los d¨ªas tontos del Giro, tambi¨¦n, como comprob¨® Richie Porte, el tercer hombre del Giro, en las puertas de Forl¨¬. En unossegundos de caos y adrenalina, el tercer hombre del Giro, que pinch¨® a seis kil¨®metros de la meta, perdi¨® 2m 47s. Fue como si del recorrido del Giro borraran de repente los 60 kil¨®metros de contrarreloj del s¨¢bado sobre los que el ciclista de Tasmania pensaba construir su victoria. 47s los perdi¨® en la carretera, el tiempo que cedi¨® al pelot¨®n de Alberto Contado en la meta; los otros 2m los perdi¨® porque los comisarios castigaron con esa penalizaci¨®n la ayuda que recibi¨® de Simon Clarke, australiano de Melbourne, quien le prest¨® su rueda delantera para sustituir la que hab¨ªa pinchado. No est¨¢ prohibido ayudar, pero s¨ª recibir ayuda de un corredor de otro equipo. Porte es el lider del Sky. Clarke corre en el Orica.
Porte, que? antes de la etapa m¨¢s llana marchaba tercero en la general a 22s del l¨ªder, Contador, es ahora 12?, a 3m9s. Segundo sigue Fabio Aru, a 3s, y tercero su compa?ero en el Astana, Mikel Landa, de Murgia, ?lava.
Porte ya conoc¨ªa el precio de la ayuda extempor¨¢nea: Chris Froome, su l¨ªder en el Tour de 2013, fue castigado por recibir de Porte unas barritas energ¨¦ticas cuando desfallec¨ªa subiendo Alpe d'Huez y el avituallamiento ya estaba prohibido.
Froome quiso mucho a Porte durante el Tour de 2013, el que gan¨®. Le quer¨ªa junto a ¨¦l en la carretera y tambi¨¦n por la noche, en su habitaci¨®n, pues teni¨¦ndole en la cama de al lado dorm¨ªa mucho mejor. Contaba Froome que el beneficio hipn¨®tico que le ofrec¨ªa el ciclista de Tasmania nac¨ªa de sus ronquidos. Porte, dec¨ªa Froome, es de los que caen dormidos nada m¨¢s tumbarse en la cama. Es peque?o como un rat¨®n, a?ad¨ªa su l¨ªder en el Sky, pero ronca como un ogro. Y eran justamente sus fuertes ronquidos r¨ªtmicos los que por ¨®smosis acababa acompasando su respiraci¨®n el ingl¨¦s de Kenia. Y en un periquete roncaba tambi¨¦n.
Los compa?eros de Porte en el Giro no gozan de esa ayuda para caer dormidos este a?o, y deben recurrir al Stilnox u otras t¨¦cnicas, pues su l¨ªder no duerme en el hotel con ellos, sino en un motorhome, como dicen los pilotos de motos o f¨®rmula 1 que los usan en sus viajes por el circus, o en un Portem¨®vil, como dir¨ªan en el Vaticano. Su mentor, David Brailsford, el genio inventor del Sky quien como un guardi¨¢n en la puerta obliga a todo el que entra a lavarse las manos con un gel antibacteriano para que no entren g¨¦rmenes ni microbios indeseados en su santuario, lo llama ganancias marginales: durmiendo mejor, y mejor se duerme si no hay que cambiar todas las noches de h¨¢bitat, se rinde mejor. De las p¨¦rdidas incontrolables, del minuto a minuto en el que se va alejando un corredor de su objetivo, no habla Brailsford: sabe que pueden aparecer en cada rinc¨®n de la carretera, hasta en un d¨ªa tonto, como en la etapa m¨¢s llana del Giro, el martes.
No est¨¢ prohibido ayudar, pero s¨ª recibir ayuda de un corredor de otro equipo.
Pese a que Porte les deja abandonados por la noche en busca de sus sue?os y sus m¨¢rgenes, sus compa?eros en el Sky no son vengativos, sino buenos profesionales, y llegando a Forl¨¬ y sus sampietrini al sol brillantes, se quedaron a esperarle cuando, faltando seis kil¨®metros para la meta, pinch¨®. Pese a su fama de escuadra at¨®mica hubo cierta descoordinaci¨®n y dudas, y cierto nerviosismo por parte de Porte, a quien le pret¨® su rueda delantera su compatriota Clarke, del equipo rival Orica. Se quedaron a esperarle tres, Svitsov, Henao y Puccio, quienes no deber¨ªan haber tenido problemas para, aprovechando la aceleraci¨®n de los coches de los equipos, reintegrarle en un plisplas al pelot¨®n. El problema no fue su lenta marcha, sino que Porte, tan fuerte, pareci¨® incapaz, quiz¨¢s por el estr¨¦s nervioso que le desgast¨®, de seguir su rueda. ¡°Como yo digo¡±, dijo Contador repitiendo la frase que todos dicen en estas circunstancias, no se trata de tener suerte, sino de no tener mala suerte. El otro d¨ªa me ca¨ª yo, hoy ha pinchado Porte, esto es el Giro¡¡±
En su Portem¨®vil aislado tendr¨¢ el australiano tiempo para reflexionar sobre tan sabias palabras y para comprobar con las clasificaciones en el ordenador que es duod¨¦cimo a a 3m 9s de Contador, y que otro espa?ol, Mikel Landa, le ha adelantado en la general y ya es tercero. Y m¨¢s tiempo tendr¨¢ Oscar Gatto para lamentar tambi¨¦n su pinchazo. Era el italiano uno de los cinco de la fuga que logr¨® batir la molicie del pelot¨®n. Un error de c¨¢lculo y cierta desidia permiti¨® que los fugados sin esperanzas llegaran destacados a la meta, pero entre ello, todos italianos de segundo nivel, todos corredores a los que una victoria en el Giro supone dos a?os al menos de buenos contratos, no estaba Gatto, que pinch¨® a 13 kil¨®metros y a quien no esperaron, como el pelot¨®n o esper¨® a Porte, entre otras cosas porque era el m¨¢s r¨¢pido de los cinco. Gan¨® el italiano Nicola Boem, un v¨¦neto nacido hace 25 a?os en el pueblo de Moreno Argentin que corre en el Bardiani de Reverberi, el equipo de los proletarios del pelot¨®n.
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