Athletic: fe, esperanza y realidad
El conjunto vasco padeci¨® sobre el c¨¦sped del Camp Nou la superioridad del Barcelona aunque golease en la grada
![Los jugadores del Athletic aplauden a su afición](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KMMA4Y2THZWGWHRUGAN52Z3ILY.jpg?auth=0643eb567340ab06edda4dae74777133d52b185940d244165ae6c23a536e492b&width=414)
Una semana de alegr¨ªa, un d¨ªa de pasi¨®n, 20 minutos de esperanza y 70 de bulliciosa condena. No era un guion inesperado, m¨¢s ten¨ªa que ver con la ortodoxia que con el suspense manejable de la novela negra. La distancia entre el Barcelona y el Athletic es demasiado grande como para recorrerla solo con el estado de ¨¢nimo de una afici¨®n impagable en la mochila. El Athletic hab¨ªa pensado en convertir las primeras p¨¢ginas del partido en un relato sencillo, aburrido incluso, tedioso si llegaba el caso, literatura sin aspavientos, sin adjetivos, con la sana intenci¨®n de adormecer al Bar?a, invit¨¢ndole a ser m¨¢s lector que escritor de la novela. Los antiguos intentos de acometerle a los azulgrana en todas sus parcelas, de rebuscarles en todos los rincones para que siempre cabalgara con dificultad no funcionaron y concluyeron con gloriosos fracasos. Hab¨ªa que apelar a la rutina. Proponerle a Balenziaga que persiguiese a Messi casi por donde fuera, lo mismo a Bustinza, la espuma del champ¨¢n de la alineaci¨®n. El resto a sus parcelas, a la disciplina sin miedo a volar, pero cuidando de no tropezarse con las nubes.
El partido muri¨® joven. El Athletic no es que le perdiera la cara, es que no se la encontr¨®
Lo que consigui¨® Messi en el primer gol fue convertir en natural lo que para cualquiera ser¨ªa inaudito. Messi lo consigui¨® todo menos silenciar a la afici¨®n del Athletic, mayoritaria en el Camp Nou, presumiendo de su rotundo colorido. Tampoco lo toc¨® esa loter¨ªa a Neymar cuando hizo el segundo. La fe, si se precia, no encuentra motivos de decadencia. Cierto que al Athletic le faltaba cuajo para pasar de las palabras a los hechos. Un disparo al travesa?o de Williams en una acci¨®n fulgurante y un despiste de Ter Stegen que casi concede el bal¨®n al joven delantero rojiblanco, fueron sus ¨²nicos alfileres en el ¨¢rea del Barcelona. Leves picotazos en una carcasa rugosa.
El Athletic ganaba la batalla de la grada y el Barcelona la del terreno de juego. Un guion tambi¨¦n tradicional en sus otros dos enfrentamientos recientes en finales de Copa. Con dos puyazos, el equipo blaugrana alejaba la tensi¨®n del c¨¦sped y dejaba los estados de ¨¢nimo para el grader¨ªo. El partido muri¨® joven. El Athletic no es que le perdiera la cara, es que no se la encontr¨®. Las distancias est¨¢n para algo y los trayectos m¨¢s cortos son los que transita el m¨¢s listo. Y con Messi en el campo, no hay duda de quien llegara antes. Incluso saliendo tarde como en el tercer gol llega el primero. Hubo final, porque los acontecimientos singulares los protagonizan los artistas, pero el teatro lo pone el p¨²blico. Y Williams, de pronto, se sac¨® un gol con la coronilla de los que coronan a los chicos listos. Un gol que se olvidar¨¢ en las estad¨ªsticas de la competici¨®n por su intrascendencia en el resultado. Pero resucit¨® la ternura. A fin de cuentas, de momentos imposibles y de remontadas imposibles se ha escrito la historia del f¨²tbol. No era el caso. Menos cuando Neymar le declar¨® la guerra a todo el mundo y el final del partido se desliz¨® por el tobog¨¢n de las tanganas, las cuentas pendientes, los asuntos turbios como una r¨ªa de adolescentes iracundos Le servir¨¢ para su futuro. Es otra forma de alimentar la esperanza. Los goles engrandecieron a Messi si eso es posible a estas alturas. Y el gol le hizo justicia a Williams para el futuro. Es otra forma de alimentar la esperanza. Entre lo uno y lo otro, el partido se hab¨ªa ido al cuarto de la rutina.
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