Argentina, bajo el peso de Maracan¨¢
Castigada por la decepci¨®n del ¨²ltimo Mundial, la afici¨®n contempla con poco inter¨¦s la conformaci¨®n del favorito m¨¢s potente
La final de la Copa Am¨¦rica est¨¢ prevista para el 4 de julio, jornada de reflexi¨®n de las elecciones a gobernador de la Ciudad Aut¨®noma de Buenos Aires. Los comicios son el comienzo de uno de los periodos m¨¢s determinantes de la ¨²ltima d¨¦cada en la pol¨ªtica argentina. Se respira un aire de transformaci¨®n. Concluye la era Kirchner y el peronismo ve amenazada su hegemon¨ªa con el horizonte de las elecciones presidenciales de octubre. Entre medias, sin levantar demasiada expectaci¨®n, la selecci¨®n argentina de f¨²tbol se afirma como el principal candidato a conquistar la Copa Am¨¦rica. Y no es que los porte?os piensen en sus deberes c¨ªvicos m¨¢s que en el f¨²tbol. Los porte?os, como la mayor¨ªa de los argentinos, contemplan al equipo nacional con un desasosiego de proporciones hist¨®ricas. Todo lo que no sea ganar el Mundial parece poco. Pero esa oportunidad se perdi¨® hace un a?o en Maracan¨¢.
F¨²tbol estatal bajo sospecha
La Copa Am¨¦rica se retransmite en Argentina en Canal Siete, el canal estatal, por intermediaci¨®n de la productora oficial F¨²tbol Para Todos. El art¨ªfice del traspaso de los derechos de TyC al Gobierno fue el empresario Alejandro Burzaco, ahora perseguido por Interpol por presunto pago de sobornos, en el marco de las investigaciones del FBI a la FIFA
¡°Vengo escuchando que es el momento de ganar un t¨ªtulo desde el Mundial de 2002, pero la verdad es que Argentina est¨¢ hoy en un gran momento, ojal¨¢ lo podamos aprovechar¡±, dice el seleccionador, Gerardo Tata Martino.
Martino expresa lo que hinchas y jugadores padecen como un bald¨®n. El tiempo no ha hecho m¨¢s que ahondar el sentimiento de p¨¦rdida. Ni las Copas Am¨¦rica de 1991 y 1993, ¨²ltimos trofeos conquistados, han servido para desvincular el recuerdo de Maradona de la idea del ¨¦xito. El diez se mitific¨® a base de traumas. Los sucesivos equipos desbocaron el optimismo, muchas veces sin justificaci¨®n. El contraste con la realidad siempre fue decepcionante. El pasado Mundial de Brasil, con la peregrinaci¨®n a Rio, congreg¨® una multitud que se sent¨ªa predestinada a contemplar a Messi levantando la Copa. La visi¨®n parec¨ªa menos realista que m¨ªstica, dado el estado f¨ªsico del genio. Argentina tuvo un m¨¦rito enorme en competir con Alemania palmo a palmo. Pero, una vez resuelto el duelo en favor del adversario, el pueblo se hundi¨® en el repetido desenga?o. La afici¨®n sigue de luto. El campeonato que se prepara en Chile no acaba de enganchar a los habitantes al este de Los Andes. Hay m¨¢s fervor por ver a Messi en la localidad de La Serena, donde el equipo jugar¨¢ dos partidos ante 20.000 personas.
Es parad¨®jico que sin despertar las emociones de otras veces, Argentina se haya enriquecido con la consolidaci¨®n de sus futbolistas. El lateral izquierdo ya no es un enigma porque est¨¢ Rojo; resuelta la confusi¨®n de Gago hacia su suplencia definitiva, el acompa?ante de Mascherano tambi¨¦n se ha esclarecido en favor de Biglia; la brillante temporada de Otamendi no ofrece dudas en la zaga; Ag¨¹ero, Di Mar¨ªa e Higua¨ªn llegan bien y Messi se aproxima a su versi¨®n m¨¢s descomunal.
¡°Ha sido una buena temporada para nuestros jugadores¡±, dice Martino; "brillante en algunos casos". El t¨¦cnico gestiona con naturalidad las necesidades de muchachos que demandan libertad creativa. A falta de sofisticaci¨®n metodol¨®gica, ha impuesto su buen gusto. Martino reivindica la figura del enganche: Pastore o Banega son sus elegidos. La decisi¨®n marca el estilo. Un modo de entender el juego m¨¢s cercano al barrio, a la cultura popular.
La paradoja de Argentina cobra cuerpo: cuanto menos interesados se muestran sus seguidores, mejor les va a sus jugadores.
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