Nairo Quintana y el agridulce despertar de Colombia

Colombia despert¨® a las 9.30 de la ma?ana de un sue?o que, como tantos otros, lo sinti¨® suyo por momentos y se le termin¨® escapando en el ¨²ltimo suspiro. A esa hora cruzaba Nairo Quintana la l¨ªnea de meta en Alpe D¡¯huez, segundo tras Pinot. La primera frustraci¨®n. Hac¨ªa 31 a?os que un colombiano, Lucho Herrera, no conquista una de las cimas hist¨®ricas del Tour. Entonces Nairo ni hab¨ªa nacido. El exciclista comentaba la ascensi¨®n hasta un punto en que sus palabras fueron desapareciendo de la narraci¨®n, encogido como tantos compatriotas: ¡°Ojal¨¢ Alpe d¡¯huez tuviera 20 kil¨®metros m¨¢s¡±, resumi¨®. El sentir de un pa¨ªs.

Un minuto y 25 segundos despu¨¦s se consumaba la segunda decepci¨®n. Entraba en meta Chris Froome, el l¨ªder, salvo hecatombe este domingo el justo ganador del Tour de Francia. Nairo no pudo revertir la desventaja de 2m38s. Volver¨¢ a ser segundo en el podio de Par¨ªs, aunque para sus compatriotas sigue siendo el gran triunfador, un ejemplo de coraje y perseverancia, de uni¨®n y consenso, como ocurre con la selecci¨®n colombiana cada vez que disputa un gran torneo. Como si en un pa¨ªs acostumbrado a sufrir, harto de divisiones, la muestra de coraje y el llevar el nombre de Colombia a lo m¨¢s alto, los casi 2.000 metros de Alpe D¡¯huez, fuese el mayor de los logros.

La pregunta obvia que rondaba las conversaciones era qu¨¦ hubiese pasado si en los Pirineos Nairo no se hubiese mostrado tan conservador

Todo el pa¨ªs ha estado pendiente del Tour estas tres semanas, por televisi¨®n, por la radio, omnipresente en la vida colombiana o a trav¨¦s las redes sociales, donde los hashtags #fuerzaNairo o #fuerzaColombia eran una forma de dar las buenas noches o los buenos d¨ªas. Daba igual que fuese en Bogot¨¢ o en Puerto Gait¨¢n, una peque?a localidad llanera que vivi¨® del sue?o petrolero y esta ma?ana gris y lluviosa de s¨¢bado se aferraba al vuelo de un escarabajo en Francia.

En los puestos de caf¨¦ de la plaza central donde se retransmit¨ªa la etapa se iba arremolinando la gente en torno a la min¨²scula televisi¨®n, donde su ¨ªdolo se iba haciendo cada vez m¨¢s grande. Apenas cinco personas vieron el inicio de las 21 curvas finales. Decenas terminaron por empujar al colombiano en los ¨²ltimos kil¨®metros. ¡°Este man es inolvidable, ?qu¨¦ berraco!¡±, gritaba un chaval con la camiseta de James, el otro colombiano omnipresente.

La pregunta obvia que rondaba las conversaciones era qu¨¦ hubiese pasado si en los Pirineos Nairo no se hubiese mostrado tan conservador. Al fin y al cabo, atac¨® cuando no le quedaba m¨¢s remedio. Colombia, el pa¨ªs del ¡°casi¡±, se volvi¨® a convertir en la naci¨®n del ¡°y si¡­.¡± Siempre con la mejor sonrisa y viendo el lado bueno. La decepci¨®n dur¨® poco. Este domingo Colombia celebrar¨¢ el segundo puesto de Nairo mientras ya piensa que solo falta un a?o para dar un paso m¨¢s, el definitivo.