Coppi estren¨® el Alpe d¡¯Huez
El m¨ªtico puerto del Tour se subi¨® por primera vez en 1952, con triunfo del italiano
¡°Ha sido asombrosa la subida de esta formidable cuesta de Alpe d'Huez que desbanca, desde luego, por su porcentaje y espectacularidad, a todas las cuestas de la Vuelta a Francia. Y aunque el Tourmalet le aventaja en cuatro kil¨®metros de longitud, no obstante la de hoy es superior desde todos los puntos de vista. Se trata de catorce kil¨®metros, de los que la mitad es un tendido continuado de hasta un doce por ciento como m¨ªnimo. Una vez all¨ª, y aunque aparatosas por sus zig-zags frecuentes, su pendiente disminuye cuando las piernas parec¨ªa que ten¨ªan que resentirse y la inclinaci¨®n se supon¨ªa igual a la primera parte.¡±
As¨ª describ¨ªa Manuel Serd¨¢n, en su cr¨®nica de Marca del s¨¢bado 5 de julio de 1952, la subida a L¡¯Alpe d?Huez, estreno ese a?o en el Tour. No era propiamente un puerto, sino la subida a una estaci¨®n de esqu¨ª, sin bajada por detr¨¢s. La gan¨® Fausto Coppi, El Campeon¨ªsimo. Su dureza hizo que no se programara de nuevo hasta 1976. Desde entonces ha sido casi permanente y casi siempre decisiva, como ha resultado de nuevo esta vez, con Froome sufriendo los arreones de Quintana. ¡°He cre¨ªdo morir de mil muertes¡±, dijo Froome al llegar. Lo mismo que le pas¨® a todo el pelot¨®n en 1952, torturado por Coppi.
Fausto Coppi fue un genio, al que s¨®lo la Segunda Guerra Mundial, que interrumpi¨® las actividades en lo mejor de su edad, impidi¨® tener un palmar¨¦s igual o mejor que Merckx. Su rivalidad con Gino Bartali, cinco a?os mayor, fue legendaria.
Coppi apareci¨® en el Giro como dom¨¦stico de Bartali en 1940, y lo gan¨®. Desbanc¨® a su intocable jefe de filas, ganador ya por entonces del Giro en el 36, y el 37, y del Tour del 38. ?Qui¨¦n era ese mocoso que se atrev¨ªa a desbancarle?
Ese mocoso era un chico espigado, de cuerpo leve, nariz aerodin¨¢mica, sonrisa triste y dos piernas muy largas, fort¨ªsimas en los muslos, fin¨ªsimas hacia el tobillo. Apareci¨® junto a su enigm¨¢tico descubridor, Biagio Cavanna, su masajista ciego. Hab¨ªa sido boxeador y corredor de pista antes de perder la visi¨®n por una enfermedad ven¨¦rea. Alguien le habl¨® del joven Coppi y le tom¨® a su cargo. Fue su masajista (dec¨ªan que sus dedos emit¨ªan radiaciones curativas) y su consejero.
Bartali inclin¨® la cabez ante Coppi cuando le cedi¨® una rueda tras un pinchazo
No hubo Giro del 41 al 45, ni Tour desde el 40 al 46, ambos inclusive. Durante la guerra, Coppi incluso estuvo prisionero de los ingleses en T¨²nez, desde abril del 43 hasta febrero del 45. Con la paz volvi¨® el ciclismo. El Giro del 46 lo gan¨® Bartali, por delante de Coppi. Hac¨ªa diez a?os que hab¨ªa ganado su primer Giro. Y en 1948 gan¨® el Tour, diez a?os tambi¨¦n despu¨¦s del primero.
Pero Coppi no le dejaba vivir. Gan¨® el Giro de 1947, el Giro y el Tour de 1949. Con este Tour, en el que perdi¨® media hora el primer d¨ªa, dio el gran salto. Era la primera vez que un corredor ganaba Giro y Tour el mismo a?o. Los franceses quedaron de verdad impresionados. All¨ª, Fausto pas¨® a ser Fost¨®.
Aquella legendaria rivalidad estaba en sus m¨¢ximos en 1952. Italia se divid¨ªa entre ambos. Para m¨¢s le?a al fuego, Coppi se hab¨ªa declarado agn¨®stico, mientras Bartali era un fervoroso creyente, al que apodaron El Monje Volador. F¨ªsicamente tambi¨¦n eran muy distintos. Bartali era macizo, proteico; Coppi, a¨¦reo, con tipo de ave zancuda. Coppi era el favorito de los intelectuales; Bartali, el del pueblo. Alfredo Binda, el seleccionador italiano, tuvo enormes problemas para hacer el equipo para el Tour del 52, porque ambos, m¨¢s un tercero en discordia, el gran Fiorenzo Magni, quer¨ªan imponer sus dom¨¦sticos favoritos. Italia acudi¨® en la idea de que Coppi ser¨ªa el jefe de filas¡ en principio. Luego, la carrera decidir¨ªa.
Bernardo Ruiz fue tercero en ese Tour, lo que le convirti¨® en gloria nacional
Y la carrera decidi¨® en la d¨¦cima etapa, la del Alpe d¡¯Huez. Se lleg¨® a all¨ª, curiosamente, con el maillot amarillo en las espaldas de otro italiano, Andrea Carrea, fiel dom¨¦stico de Coppi. La v¨ªspera se hab¨ªa metido en una escapada, para controlar. La fuga prosper¨® y ¨¦l acab¨® la jornada como l¨ªder, sin comerlo ni beberlo. Llor¨®. Tem¨ªa haber contravenido a su jefe, que le tuvo que tranquilizar.
Pero est¨¢bamos en la d¨¦cima etapa, Lausana-Alpe d¡¯Huez. En Bourg d¡¯Oissans arrancaron Robic y Geminiani, dos franceses que tambi¨¦n se las ten¨ªan entre s¨ª. Tras ellos salt¨® Coppi, les alcanz¨®, les rebas¨®. Robic le aguant¨® la rueda m¨¢s tiempo, con su cuerpo peque?o y su estilo epil¨¦ptico. Coppi sub¨ªa a marcheta, con suaves acelerones, casi imperceptibles. Le solt¨® de rueda. Lleg¨® arriba solo. Se puso l¨ªder.
Por las dudas, el d¨ªa siguiente gan¨® tambi¨¦n la gran etapa alpina, que inclu¨ªa la Croix de Fer, el Galibier, Lautaret, Mongin¨¨vre y la meta en alto en Sestriere. Coppi se va solo desde el Galibier, gana de nuevo. Segundo ese d¨ªa ser¨¢ Bernardo Ruiz, al que suelo visitar los veranos en Torrevieja: ¡°Es el mejor que ha habido. El ¨²nico que pod¨ªa irse cuesta arriba y luego aumentar la ventaja bajando y llaneando. Adem¨¢s, corr¨ªa y dejaba correr. ?l marcaba unas etapas en las que resolver y el resto lo dejaba para otros¡±.
Bernardo Ruiz fue tercero en ese Tour, lo que le convirti¨® en gloria nacional. A¨²n tiene el r¨¦cord de grandes vueltas (Vuelta, Giro y Tour) consecutivas terminadas: doce, entre 1954 y 1958. En el 55, 56 y 57 hizo las tres. Ayer, al llegar a Par¨ªs, le igual¨® Adam Hansen. Han pasado 57 a?os hasta que alguien ha igualado su r¨¦cord.
Bartali tuvo que inclinar la cabeza ante Coppi. El signo de sumisi¨®n lleg¨® en la etapa siguiente, Sestriere-M¨®naco. Coppi pincha y Bartali le pasa la rueda. En Italia, el gesto ser¨¢ noticia de primera p¨¢gina. Muchos afirman que la c¨¦lebre foto en que se pasan el agua es de ese mismo d¨ªa. La superioridad de Coppi fue tal que la organizaci¨®n aument¨® sobre la marcha en 500.000 francos el premio para el segundo. Coppi gan¨® con 28m17s sobre Ockers, que se llev¨® ese premio extra. Casi tanta distancia hubo entre Coppi y Ockers como entre ¨¦ste y el d¨¦cimo, el espa?ol Gelabert.
Gan¨® dos Tours, cinco Giros, un Mundial, el r¨¦cord de la hora, tres Mil¨¢n-San Remo, cinco Giros de Lombard¨ªa, una Par¨ªs-Roubaix y una Flecha Valona, e innumerables carreras menores. Eso despu¨¦s del corte de la guerra y de pasar el 1950 casi entero lesionado, con graves fracturas y 1951 hundido por la muerte de su hermano Serse, que se mat¨® al meter la rueda en una v¨ªa de tranv¨ªa en Tur¨ªn, en el Giro del Piamonte.
Su fama se agrand¨® por su vida personal. Abandon¨® a su mujer, Bruna Ciampolini, La Dama Nera, siempre vestida de negro, por la de su m¨¦dico, Giulia Occhini, La Dama Bianca, siempre de blanco. La Italia de la ¨¦poca, tan cat¨®lica, lo desaprob¨®. Tuvo hasta una admonici¨®n del Papa. La Dama Bianca fue encarcelada tres d¨ªas, por denuncia de adulterio por parte del marido abandonado. Se casaron en Buenos Aires, matrimonio que Italia no reconoc¨ª¨®. Tuvieron un hijo all¨ª, conocido en Italia como Coppino.
Muri¨® en enero de 1960, antes de los 40. A¨²n corr¨ªa exhibiciones para mantener a sus dos familias. Fue invitado con otros ciclistas a una cacer¨ªa en Burkina Fasso, a cambio de correr un crit¨¦rium. Volvi¨® enfermo. Se pens¨® primero en una gripe, luego en neumon¨ªa. De Francia avisaron que Geminiani hab¨ªa regresado con malaria, pero no hicieron caso. Y muri¨® de malaria, mientras Geminiani, bien tratado, se salvaba.
Una de las curvas del Alpe d'Huez lleva su nombre.
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