Ledecky vuelve a asombrar y bate el r¨¦cord del mundo de 1.500
La estadounidense, de 18 a?os, se corona como la reina de Kaz¨¢n tras batir dos veces el r¨¦cord de 1.500 y superar, apenas 20 minutos despu¨¦s, una dur¨ªsima prueba de 200 libres
Llegan los d¨ªas de las grandes citas, la gente se congrega en la piscina, el agua se revuelve y los periodistas repiten las mismas preguntas a los gigantes de la nataci¨®n. ?En qu¨¦ piensas cuando nadas? ¡°Pienso en mantener el ritmo¡±, dice Katie Ledecky. ¡°Me concentro en el sonido del agua¡±.
La vida fue sencilla para la gran fondista estadounidense. Tranquila como un arroyo que fluye a ritmo constante hacia el fondo del valle. Hasta que decidi¨® apuntarse a la prueba de 200 metros libres en los Mundiales de Kaz¨¢n y se sumergi¨® en el universo de la distancia que mide la velocidad sostenida. Como dicen los t¨¦cnicos, el 200 es una carrera que exige cuatro sprints de 50. Algo fisiol¨®gicamente extra?o para una nadadora entrenada durante los ¨²ltimos a?os para afrontar los ex¨¢menes de resistencia de los 400, 800 y 1.500. Una barrera que ninguna mujer se ha atrevido a saltar hasta ahora. Un muro que Ledecky resolvi¨® atacar en las peores condiciones posibles, porque ayer nad¨® la semifinal de 200 despu¨¦s de completar la final de 1.500 y sin m¨¢s que 20 minutos para salir del agua, recuperarse y volver a tirarse. Ya no le bast¨® con concentrarse en el ritmo.
No s¨¦ c¨®mo lo hice pero al acabar sent¨ª que mis piernas eran de gelatina"
A las 18.05 en Kaz¨¢n son¨® la bocina y las nadadoras se lanzaron a un 1.500 hist¨®rico. Ledecky lo apur¨® hasta el final sin apenas emplear las piernas, para ahorrar energ¨ªa. Su entrenador, Bruce Gemmell, le advirti¨® que rebajara al m¨¢ximo su cadencia de pies, de modo que se vali¨® de la rotaci¨®n del torso y las brazadas para ir avanzando. Iba sin las h¨¦lices pero abri¨® brecha a golpe de remos. Sin perder nunca el impulso, solo bat¨ªa piernas a la salida de los virajes para recuperar velocidad. Segu¨ªa distanci¨¢ndose de Boyle, Kapas y Friis, que levantaban espuma utilizando la patada todo lo que les era posible, solo para asistir impotentes a la marcha de la estadounidense. Quince segundos les sac¨®, 25 metros, en el viraje de los 1.450. ¡°Estaba tan ansiosa por picar piernas que en el ¨²ltimo 25 me dije, ¡®?al diablo!¡¯, y apret¨¦ con todo¡±, record¨® la nadadora. ¡°Luego, en la mitad de la carrera de 200, pens¨¦ que deb¨ª haber hecho caso a Bruce. Esos ¨²ltimos 25 metros usando mis piernas pudieron suponer un desgaste de energ¨ªa demasiado grande¡±.
Ledecky toc¨® la placa en 15m 25,48s y recort¨® en dos segundos el r¨¦cord mundial que hab¨ªa batido el lunes por la ma?ana. Ten¨ªa el oro. Hizo una mueca de rabia y se march¨® de la piscina dejando a todas las dem¨¢s colgando de las corcheras, entre agotadas y sobrecogidas. Le quedaba trabajo por hacer. Pero pronto descubri¨® que la comodidad del 1.500 era imposible en la jungla del 200. ¡°Hab¨ªa gente muy fuerte¡±, dijo m¨¢s tarde. Nadadoras como Femke Heemskerk y Emma McKeon, que ten¨ªan mejores tiempos que ella en 2015. Gente como Missy Franklin, que posee una de las mejores marcas de siempre. Cuando pasaron por los 100, se encontr¨® con que iba en s¨¦ptimo lugar. ¡°A mitad de la carrera me puse nerviosa¡±, not¨®, ¡°me di cuenta de que tendr¨ªa que hacer un gran esfuerzo para regresar. No s¨¦ c¨®mo lo hice pero al acabar sent¨ª que mis piernas eran de gelatina, me dol¨ªan los brazos y me mareaba¡±.
El ¨²ltimo largo de la segunda semifinal de 200 quedar¨¢ en los anales de estos campeonatos como un momento definitivo. Fueron apenas 29,33 segundos lo que Ledecky tard¨® en ir de una pared a la otra en un intento fren¨¦tico por recuperar posiciones y meterse en la final. La multitud gritaba enloquecida. Por fin, la chica de Maryland que parec¨ªa todopoderosa en los grandes espacios, se vio en la necesidad de responder a una amenaza de fracaso, debati¨¦ndose en la turbulencia que dejaban las m¨¢s veloces. Los tiempos dictaron sentencia. Super¨® a Andreeva, a O¡¯Connor, a Mckeon y a Heemskerk. Nadie en el concurso de 16 especialistas, salvo la Pellegrini, nad¨® esos ¨²ltimos 50 en menos tiempo. Un torbellino que le asegur¨® el tercer puesto en su semifinal y el sexto lugar en una final colosal.
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