Nibali pierde la Vuelta y el honor
El italiano pide disculpas por su comportamiento pero considera excesiva su expulsi¨®n de la carrera por agarrarse a un coche del Astana
La trampa de Nibali que oblig¨® a su expulsi¨®n de la Vuelta a Espa?a m¨¢s que rabia caus¨® estupor en la carrera. Hasta el ¨²ltimo momento, el director del Astana, Stefano Zanini, estuvo intentando que el ciclista italiano, ganador de la Vuelta en 2010, el Giro en 2013 y el Tour en 2014) fuera sancionado con diez o quince minutos en la clasificaci¨®n general, pero que no fuera expulsado de la carrera. Los jueces fueron inflexibles: esa conducta antideportiva deb¨ªa ser sancionada con la expulsi¨®n y con una multa de 200 francos suizos tanto para el ciclista como para el otro director del Astana, Aleksander Shefer, que conduc¨ªa el coche que propuls¨® a Nibali en su intento de enganchar con el pelot¨®n de los favoritos tras sufrir la ca¨ªda. El tibur¨®n (como se le conoce al italiano) caz¨® al pelot¨®n pero fue cazado por una c¨¢mara a¨¦rea del canal deportivo Eurosport en la que se ve¨ªa con nitidez absoluta como el coche del Astana llega a su altura, el ciclista habla unos segundos e inmediatamente coche y ciclista salen propulsados como un cohete ante la at¨®nita mirada de los otros ciclistas que acompa?aban a Nibali en su persecuci¨®n.
La pregunta era recurrente: ?c¨®mo uno de los gallos de la carrera, por lo tanto objeto de atenci¨®n especial, pudo pensar que una trampa tan manifiesta pudiera pasar desapercibida? Nibali, por si mismo ya es un foco de atenci¨®n permanente, m¨¢s a¨²n cuando es v¨ªctima de una ca¨ªda colectiva y su lucha por recuperar el tiempo perdido alienta la ¨¦pica de las grandes batallas. Era Nibali contra todos, ?C¨®mo pudo pensar que un protagonista pueda pasar desapercibido cuando la maniobra ilegal se produce, adem¨¢s en un terreno despejado tras superar un peque?o arbolado? ?Desesperaci¨®n, rabia mal conjugada, despreocupaci¨®n por las consecuencias? Quien sabe...
No era el primer caso. La historia del ciclismo est¨¢ llena de triqui?uelas, trampas y enga?os que encontraron, con el paso del tiempo, en la televisi¨®n al polic¨ªa m¨¢s eficaz. A¨²n as¨ª, rodeados de c¨¢maras, sat¨¦lites, helic¨®pteros, algunos ciclistas no se han resistido a la tentaci¨®n de preferir el reprisse de un coche al lento caminar del pedaleo.. En el ¨²ltimo Tour, el argentino Sep¨²lveda sufri¨® una aver¨ªa y el coche de su equipo no le vio cuando pas¨® a su lado. El ciclista, desconcertado, se mont¨® en el coche de otro equipo, AG2R para llegar a la altura del suyo y reparar la aver¨ªa. Fueron unos 100 metros, pero fue expulsado.
Jos¨¦ Joaqu¨ªn Rojas tambi¨¦n fue expulsado del Tour de 2014 por agarrarse a un coche de su equipo en el descenso del m¨ªtico Tourmalet. M¨¢s habituales son las sanciones con p¨¦rdida de minutos por buscar la protecci¨®n de los coches de carrera para evitar el viento, decisiones que siempre son pol¨¦micas. El gran sprinter brit¨¢nico, Mark Cavendish, fue acusado por algunos ciclistas de agarrarse a los coches para evitar la llegada fuera de control en las etapas monta?osas. El espa?ol Vicioso le acus¨® directamente de ello en el Giro de 2011 concretamente en la ascensi¨®n al Etna. Los integrantes habituales del ¡°autob¨²s¡±, como se conoce al ¨²ltimo pelot¨®n cuyo ¨²nico objetivo es llegar con el control abierto, colaborando todos con todos, se extra?aban de que el brit¨¢nico iba con ellos y cuando llegaban a la meta, Cavendish ya estaba all¨ª. Pero Nibali, en su af¨¢n por no perder la Vuelta el primer d¨ªa, acab¨® perdiendo la Vuelta y el honor que corresponde a los llamados a la gloria. El italiano pidi¨® disculpas ayer ¡°lo siento, estoy arrepentido¡±, pero conside¨®o ¡°excesiva la expulsi¨®n¡±. Excesiva fue su decisi¨®n, su enga?o.
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