Ni Guardiola ni Xavi; ahora le toca a Iniesta
El capit¨¢n del Barcelona aspira a asumir tambi¨¦n en la selecci¨®n la funci¨®n de metr¨®nomo y jugador de equipo
![Ramon Besa](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F042b42c5-ca63-411a-883d-cb74d8d0d911.jpg?auth=3ea973647cbe92600acf20aba2329a6d83143025ecc0001b5b83e4d6be68bb1e&width=100&height=100&smart=true)
![Iniesta, en un entrenamiento con Espa?a.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CNAQAAOQVVEEXJEA22V5J4JBRE.jpg?auth=f855542390f23ab5bcb9c9058dc234dab8447cb6dbd4a00eb59511d498c53ee6&width=414)
A Guardiola no le ha servido de nada desmentir aquella leyenda seg¨²n la cual le habr¨ªa dicho a Xavi: ¡°F¨ªjate en Andr¨¦s porque un d¨ªa te suceder¨¢ a ti por la misma ley de vida que t¨² me has sustituido a m¨ª. Iniesta nos retirar¨¢ a los dos¡±.
A Andr¨¦s Iniesta le toca hacer ahora de Xavi en la cancha, sobre todo como volante por el que pasa el juego del equipo azulgrana; en el vestuario, en cuanto capit¨¢n del equipo de Luis Enrique; y en la selecci¨®n, sobre todo porque es el barcelonista con m¨¢s galones, el m¨¢s dispuesto para compartir liderazgo con Casillas.
Iniesta se sinti¨® a menudo Messi con La Roja. Aquel jugador desequilibrante, profundo, luminoso, un futbolista de apariciones y momentos c¨¦lebres, pocos como el de Johannesburgo, cuando marc¨® el gol que le dio a Espa?a el t¨ªtulo de campeona del mundo. Nada sorprendente, por otra parte, en un personaje muy querido por el barcelonismo desde el tanto que marc¨® en Stamford Bridge y llev¨® al equipo hasta la final de Roma.
Hay la sensaci¨®n de que durante un largo tiempo Iniesta ha sido muchos jugadores en uno: a menudo solo cab¨ªa en la alineaci¨®n como falso extremo; a veces le toc¨® jugar de medio centro, como una noche en Lisboa contra el Benfica en que el Bar?a cuadr¨® el partido perfecto sin goles (0-0); y en ocasiones hasta tuvo la suerte de responder como volante, normalmente por la izquierda, el carril del 10, por m¨¢s adicto que sea al 8, el n¨²mero que sigue llevando en la zamarra porque el 6, por m¨¢s dolor de ojos que provoque, se lo ha quedado el aventurero Alves, nada que ver con el sereno Xavi.
Iniesta quiere ser por fin Iniesta despu¨¦s de que Xavi demostrara que pod¨ªa ser Xavi y no el sustituto de Guardiola. El juego barcelonista dej¨® de fluir desde el medio centro para emerger a partir del costado derecho y despu¨¦s del izquierdo, sobre todo desde que Rakitic se ha consolidado como el interior m¨¢s generoso por su despliegue f¨ªsico para controlar las ausencias defensivas de Alves y de Messi.
El brazalete
Las ¨²ltimas actuaciones de Iniesta confirman que, con el permiso del 10, est¨¢ dispuesto a ser el centro de referencia del Barcelona. Interviene en nombre de la plantilla en los actos p¨²blicos, parece dispuesto a mediar en los conflictos del vestuario y defiende el brazalete en los estadios m¨¢s duros, como San Mam¨¦s, un campo que se la tiene jurada desde que provoc¨® la expulsi¨®n de Amorebieta.
Aunque nunca fue un jugador de gestos exagerados sino de detalles exquisitos, la hinchada del Athletic le acusa de fingir para que el ¨¢rbitro le sacara la roja a su marcador. La conclusi¨®n es sorprendente si se atiende a su car¨¢cter y a su capacidad de sufrimiento, expresada en su cara de monje. Iniesta siempre fue un chico responsable, paciente y comprometido, sereno y clarividente, y tambi¨¦n un futbolista ¨²nico, especialmente deslumbrante por sus regates, paredes y desbordes, un bailar¨ªn en las baldosas marcadas por Guardiola, Luis y Del Bosque. Luis Enrique le alarg¨® el campo unos cuantos metros y tuvo que aprender a conducir la pelota, a mezclar el control con el pase, a cambiar de ritmo para habilitar a los delanteros, como ocurri¨® con Neymar en la majestuosa acci¨®n del gol marcado al Paris Saint Germain. Y ahora se reivindica como metr¨®nomo y l¨ªder dispuesto si hace falta a pleitear con el ¨¢rbitro por una falta, cosas que conlleva el cargo. La jerarqu¨ªa exige una continuidad que siempre se puso en el debe de Iniesta, hoy m¨¢s jugador de equipo que nunca.
Ah¨ª est¨¢ precisamente su reto; hoy le corresponde hacer lo que pide el juego y el partido y no la jugada, ya no alcanza con la finura, el desborde y el silencio, sino que hay que cargar tambi¨¦n con lo grueso del encuentro, circunstancia que exige una buena forma, un mejor estado de ¨¢nimo y un poco de voz. A sus 31 a?os y padre de dos hijos, Iniesta aspira a ser m¨¢s completo y m¨¢s sabio, tambi¨¦n m¨¢s maduro, para demostrar que el legado de Guardiola y Xavi, la esencia del juego de la Masia, en la selecci¨®n y en el Bar?a, est¨¢ en los mejores pies.
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