Van Poppel estrena su ilustre apellido
Danny, hijo del ilustre Jean Paul, gana en Lleidam, donde vuelve a fracasar Degenkolb
No es que saliera el sol, que no sali¨®, pero, s¨ª, la tempestad trajo la calma. Un cielo plomizo, que pas¨® del fr¨ªo andorrano al calor de Lleida, ambos tenues. Todo tranquilo. La noticia salt¨® antes de comenzar, con el abandono de Froome, algo esperado, algo temido para el prestigio de la Vuelta, para el abrillantamiento del ¨¦xito.
Bajo el cielo gris, los dos puertos que serpentearon la etapa, parec¨ªan gominolas frente a las rocas de Andorra. Ol¨ªa a sprint desde la salida, si no lo imped¨ªa una escapada, un grupo de furtivos al que los guardianes le midieran mal la distancia.
Eran varios habituales como Bouet, Gougeard o Lindeman, junto a Rubiano y Venter. Castillos en el aire que nunca se sabe hasta donde pueden llegar. Y llegaron hasta el ¨²ltimo kil¨®metro cuando el pelot¨®n abri¨® la boca y se los trag¨®, cabreados, dolidos. El sue?o hab¨ªa concluido en el peor momento. As¨ª es el ciclismo, inasequible al kilometraje, lo mismo le da un metro que un kil¨®metro o cien.
Y ah¨ª apareci¨® Danny Van Poppel, el hijo menor de Jean Paul ¡ªsu hermano mayor Boy corre a su lado en el Trek¡ª, heredero de las llegadas veloces, digno heredero de su padre y de los espr¨ªnteres holandeses, a sus 22 a?os, para adjudicarse la etapa volviendo a dejar con un palmo de narices a Degenkolb, cerrado, descolocado, que eligi¨® mal la rueda cuando su equipo le hab¨ªa se?alado el camino recto. El alem¨¢n est¨¢ desquiciado. Era el favorito para estas pocas llegadas que propone la Vuelta a los velocistas y no ha ganado ninguna.
Por unas cosas o por otras ha sido ninguneado por gentes m¨¢s an¨®nimas, j¨®venes o expertos que no entraban en las quinielas. Ayer fue un chavalillo el que le cerr¨® el camino, un muchacho de apellido ilustre, perseguido por el peso del apellido. Pero pesa m¨¢s la p¨²rpura del favorito, que est¨¢ frenando al alem¨¢n. Once etapas en dos ediciones le avalaban, pero esta Vuelta se le ha enquistado como un dolor de muelas. No gana, ni da la sensaci¨®n de poder ganar. Ayer fue superado por nombres tan desconocidos como Daryl Impey, Tosh Van der Sande y Nikolas Maes.
Por delante de todos ellos, Van Poppel j¨²nior bis, haciendo una exhibici¨®n de potencia y de inteligencia para encontrar el camino m¨¢s recto en un sprint un tanto alocado, de continuos zigzag, en tan pocos metros. La pasarela de espr¨ªnteres sigue mostrando en la Vuelta nuevos dise?adores. Ha habido vencedores inesperados (Stuyvens, Sbaragli, Van Poppel), otro futurible (Cabel Ewans) y solo un miembro del club de los elegidos (Peter Sagan).
Muchos ya se han ido por distintas circunstancias. Cada vez quedan menos, pero cada vez sale uno nuevo en detrimento de Degenkolb, despistado y con poca fuerza, otro Degenkolb muy distinto al que ganaba con una pierna y una mano. Hasta parece m¨¢s bajito ahora. Sobre todo frente a la gran estatura de Danny Van Poppel.
En el pelot¨®n pesaban las piernas, se hab¨ªa recuperado el aliento y se mira ya a Cantabria y Asturias donde esperan cumbres borrascosas, las pen¨²ltimas oportunidades para borrar de la foto a Dumoulin, que amenaza con la crono de Burgos ¡ªde 40 kil¨®metros¡ª como una espada justiciera. En el Cant¨¢brico, los escaladores, los candidatos se juegan no dos sino tres etapas. Dos de monta?a, por Alto Campoo y la Ermita del Alba, y una etapa que est¨¢ en el pensamiento por las llanuras de Burgos. Dumoulin mira del rev¨¦s de delante hacia atr¨¢s. ?l piensa en Burgos, mientras el resto piensa en Asturias y Cantabria. Cada cual va a lo suyo. En breve se vera qui¨¦n ten¨ªa la mirada m¨¢s abierta.
Mientras tanto, Danny Van Poppel sonr¨ªe y sonr¨ªe con una victoria con la que so?aba pero que quiz¨¢s no esperaba tan pronto. Pero el chico aprende r¨¢pido y ayer no solo sac¨® mejor nota que Degenkolb sino que su examen fue m¨¢s inteligente. Este jueves, el holand¨¦s, dio un paso hacia el futuro. De momento, entre holandeses anda el juego.
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