Nepal, contra el ¡°suicidio legal¡± en el Everest
El Gobierno se plantea vetar el Everest a ancianos, adolescentes y discapacitados
Si usted cree que la monta?a es de todos y para todos, se equivoca doblemente. Una prueba: el Gobierno de Nepal acaba de anunciar que considera seriamente la posibilidad de vetar el acceso al Everest y otras monta?as de su Himalaya a las personas discapacitadas, as¨ª como a los mayores de 75 a?os y los menores de 16.
Esta ser¨ªa una prohibici¨®n t¨¢cita. Otro asunto son las prohibiciones ¨¦ticas, esas que manejan los alpinistas defendiendo la idea de que uno debe estar a la altura de la monta?a que escoge y no rebajar esta a la estatura de cada individuo. Dicho de otra forma: si no eres aut¨®nomo en un terreno concreto de monta?a, busca otro¡ o contrata los servicios de un gu¨ªa que te conduzca por el camino correcto respetando el medio y la ¨¦tica del monta?ismo.
En el Everest, hasta la fecha, todo vale. Todo por dinero, claro. ?Qu¨¦ no sabes usar unos crampones? No pasa nada, las compa?¨ªas de gu¨ªas te ense?an en el campo base algo que precisa a?os de pr¨¢ctica. ?Necesitas ox¨ªgeno hasta para caminar a 6.000 metros? Ah¨ª van docenas de botellas. ?Resbalas a menudo? ?tate a las cuerdas que arrancan en el campo base y acaban en la cima del techo del mundo. ?Tienes un problema? Ah¨ª est¨¢n dos sherpas para bajarte. Y tambi¨¦n existen helic¨®pteros que te extraen de la monta?a tan r¨¢pido que dudar¨¢s de haberla pisado siquiera.
As¨ª, de manera tan dependiente, han escalado el Everest cientos de personas, entre ellas un hombre de 80 a?os y un preadolescente de 13. Tambi¨¦n lo logr¨® un doble amputado desde las rodillas, un invidente, etc¨¦tera. Todos ten¨ªan derecho a intentarlo, ?o no?
¡°No podemos dejar que vaya quien lo desea al Everest a morir¡±, dice el ministro de Turismo
El terremoto que asol¨® Nepal el pasado mes de abril acab¨® con la vida de 18 personas en el Everest. Una mala publicidad que el Gobierno local quiere lavar, aunque sin ir a la ra¨ªz del problema de saturaci¨®n que conoce la cara sur del Everest. Accidentes m¨²ltiples recogidos por la prensa, pel¨ªculas, libros y dem¨¢s referencias negativas hacen (con raz¨®n) del Everest un circo, como lo designan muchos alpinistas. Nadie entiende muy bien por qu¨¦, ahora, los payasos han de ser precisamente los ancianos o los discapacitados severos. Carlos Soria, un excelente alpinista a¨²n a sus 76 a?os, es sin duda una persona m¨¢s h¨¢bil y aut¨®noma en alta monta?a que cualquiera de los clientes j¨®venes que pagan por ser guiados en el Everest. Lo mismo puede decirse del invidente Erik Weihenmayer (cima en el Everest en 2001), m¨¢s fuerte y experto que muchos monta?eros se?alados a priori como capaces.
Kripasur Sherpa, ministro de Turismo en Nepal, defiende: ¡°No podemos dejar que vaya quien lo desea al Everest a morir. Si no est¨¢n f¨ªsica y mentalmente sanos, ser¨ªa como permitir un suicidio legal. Las personas con discapacidad o impedidas de la vista generalmente necesitan alguien que les lleve monta?a arriba, lo que no es sencillo. Solo aquellos que puedan subir de forma autosuficiente tendr¨¢n el permiso de cima¡±.
Kripasur Sherpa pasa por alto, sin embargo, un hecho elocuente: los monta?eros que contratan un servicio guiado para hollar el Everest no son autosuficientes: los sherpas les montan las tiendas, abastecen los campos de altura de comida y ox¨ªgeno embotellado, fijan las cuerdas a las que se agarran, les cambian las botellas vac¨ªas por otras llenas, deciden por ellos la estrategia a seguir, cuando subir, bajar e intentar la cima¡ y a todo esto, en los c¨®digos del alpinismo, se le llama no ser aut¨®nomo. Adem¨¢s, las visitas de ancianos, ni?os o discapacitados son contad¨ªsimas y, en t¨¦rminos de peligrosidad, se diluyen generosamente entre un mar de monta?eros normales que quedan atascados irremediablemente y expuestos a la fatalidad en cuanto algo se tuerce.
El alpinista Carlos Soria es a sus 76 a?os m¨¢s aut¨®nomo que muchos j¨®venes
Trazar la l¨ªnea que separa a los f¨ªsica y mentalmente sanos de los que no lo est¨¢n se antoja, cuando menos, una tarea delicada. Existen muchos tipos de discapacidad: el grand¨ªsimo Reinhold Messner, primer hombre en ascender sin ox¨ªgeno embotellado el Everest, desarroll¨® gran parte de su gran carrera sin los dedos de los pies, todos amputados por congelaci¨®n. ?Debe serle negado el acceso a esta monta?a? Elizabeth Hawley, la notaria oficiosa del Himalaya, considera que no le corresponde a las instituciones ¡°juzgar las capacidades de los monta?eros¡±.
Al discriminar a un porcentaje diminuto de los que acuden al Everest, el Gobierno de Nepal solo propone soluciones cosm¨¦ticas, sin atacar de lleno el problema de masificaci¨®n que conoce su monta?a fetiche. Limitar el n¨²mero de compa?¨ªas de gu¨ªas in situ o el n¨²mero de clientes desatascar¨ªa (y, de paso, limpiar¨ªa) la monta?a. Pero se perder¨ªa por el camino mucho dinero. Y eso s¨ª que ser¨ªa un suicido legal para las arcas del Estado.
?scar Gogorza es gu¨ªa de alta monta?a y director de cuerdacorta.com.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.