Primero Correa y por fin Vietto
El argentino de 20 a?os cre¨® peligro en solitario y solo tras el gol del exjugador del Villarreal los rojiblancos cargaron colectivamente
A la hora de juego, Diego Simeone orden¨® el cambio de Correa, ya sin fuelle, desfondado de tanto correr para ofrecerse entrel¨ªneas, de tanto ser el ¨²nico futbolista que transmit¨ªa la sensaci¨®n de poder hacerle da?o al sistema defensivo del Real Madrid durante gran partido. Correa fue el ¨²nico capaz de apurar Casemiro, que fue un dique insuperable para el resto de jugadores rojiblanco. Agotado, su cambio describi¨® el estatus que ha adquirido entre la hinchada en los minutos que ha disputado. Arranc¨® varios silbidos de la tribuna alta contra la decisi¨®n de Simeone. El chico ha hecho m¨¦ritos ya para pensar en una titularidad incuestionable porque cada partido que pasa destapa que es una mina de recursos.
¡°Velocidad, velocidad¡±, fue la palabra m¨¢s empleada por el cuerpo t¨¦cnico rojiblanco y sus jugadores en las horas previas al partido. Exist¨ªa la convicci¨®n en el Atl¨¦tico de que parte del plan para ganar al Madrid pasaba por ataques endiablados que apenas pudo desplegar. Se encontr¨® con un rival al que no le import¨® cederle la pelota y metros. En realidad, el contragolpeador fue el Madrid, aunque no los finalizara bien. En medio del mal empaste ofensivo que fue el Atl¨¦tico hasta el arre¨®n final, Correa siempre transmiti¨® la sensaci¨®n de que pod¨ªa hacer algo diferente que derribara el muro blanco. El primer agujero que descubri¨® fue en una pared con Griezmann que le dej¨® esquinado entrando por la frontal. Su disparo cruzado astill¨® el palo de Griezmann. La batalla desigual, por f¨ªsico, que mantuvo para ganarle la espalda a Casemiro fue muy atractiva. Cuando no le quedaba m¨¢s remedio que pegarse al madridista cuerpeaba y le enga?aba con la cintura para salir de frente con el bal¨®n controlado. En una de esos trucos logr¨® zafarse y soltar un derechazo que volvi¨® a poner el miedo en la estirada de Oblak. Suyo fue tambi¨¦n el p¨ªcaro robo de bal¨®n a Ramos que provoc¨® la contra del penalti.
Cuando se march¨® continu¨® ese desfile de las adquisiciones del verano que no parec¨ªa ir a ninguna parte. No acompa?aba con la ambici¨®n de empatar el encuentro Carrasco encaraba timorato, con la cabeza gacha y poca confianza. Torres no cazaba una contra y segu¨ªa peleando con el bal¨®n. Tampoco Vietto parec¨ªa muy enchufado ni Griezmann desequilibrante. Jackson tampoco entr¨® con el exceso de revoluciones que exig¨ªa el partido y el resultado. Hasta que le cay¨® la pelota en la banda y rompi¨® a Arbeloa en velocidad. Su centro lo desvi¨® de tac¨®n Griezmann y lo empuj¨® Vietto. Por fin Vietto, que necesitaba un giro de ese calibre para empezar a ser el jugador que fue en el Villarreal. Ah¨ª empez¨® una carga colectiva del Atl¨¦tico que antes Correa solo hab¨ªa podido hacer individualmente.
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