En Suiza, pocos duermen bien
Los cercanos a Sepp Blatter recuerdan que el presidente sancionado puede volver a presentarse para dirigir la FIFA
Un fantasma recorre Suiza, se hace bruma en las apacibles riberas del lago de Leman, en Nyon, donde se erige el castillo de la UEFA, y en Lausana, unos kil¨®metros m¨¢s al norte, en la sede del COI; se hace tormenta en Z¨²rich, a orillas del r¨ªo Limmat, a la altura de la iglesia con las vidrieras de Marc Chagall, al otro lado, en Forrenweidstrasse, donde la casa de la FIFA deslumbra a apenas cuatro kil¨®metros m¨¢s all¨¢ del callej¨®n del Spiegelgasse, donde al Lenin que so?aba su viaje a San Petersburgo le despertaba por las ma?anas del 17 el olor triste de la f¨¢brica de salchichas vecina.
Y ni siquiera este a?o ha habido valor para celebrar en octubre el tradicional partido de f¨²tbol entre funcionarios y trabajadores de la UEFA y la FIFA en el que Michel Platini y Sepp Blatter sol¨ªan abrazarse y sudar juntos.
El fantasma, que no deja dormir tranquilos desde hace unas semanas a los m¨¢ximos dirigentes del deporte mundial, se llama opini¨®n p¨²blica y tambi¨¦n hambre de verdad, y le habr¨ªa ca¨ªdo simp¨¢tico no solo al revolucionario sovi¨¦tico, tambi¨¦n a Shakespeare y hasta a George RR Martin, el de Juego de tronos.
Todos recuerdan que la actual crisis de la FIFA que ha arrastrado al presidente de la UEFA tuvo su origen en las investigaciones period¨ªsticas del Times de Londres sobre los sobornos que los organizadores de Rusia y Qatar distribuyeron entre presidentes de federaciones nacionales para lograr hacerse con la organizaci¨®n de los Mundiales de 2018 y 2022. Todos tambi¨¦n son conscientes de que la verdadera corrupci¨®n no es la que genera un sobresueldo a directivos veniales, sino la que permite a los que aspiran a los puestos m¨¢s altos hacerse con, o permanecer en, el poder.
¡°Solo una cosa es segura: no estamos al final de todos los esc¨¢ndalos, y ni siquiera se puede decir que la FIFA sea la ¨²nica federaci¨®n con problemas, y ni siquiera el COI, compuesto en gran parte por presidentes de federaciones internacionales, puede hablar muy alto¡±, dice un abogado deportivo con oficina en Lausana y conocedor del mundillo. ¡°No hay directivo que no tenga miedo¡±.
Quiz¨¢s haya una excepci¨®n al pavor: el insumergible Blatter, el presidente dimisionario y sancionado, quien, seg¨²n algunos amigos indiscretos, era el hombre m¨¢s feliz del mundo el jueves, cuando su amigo Hans Joachim Eckert, el presidente del Comit¨¦ de ?tica de la FIFA dict¨® una sanci¨®n de 90 d¨ªas para ¨¦l y para Platini, ambos investigados por la fiscal¨ªa suiza como sospechosos de varios delitos de corrupci¨®n. ¡°No solo ha limitado su ca¨ªda a 90 d¨ªas, sino que tambi¨¦n ha hundido a Platini, el traidor que deb¨ªa heredar su puesto¡±.
La primera interpretaci¨®n de la alegr¨ªa de Blatter (el que arrastra a un enemigo en su ca¨ªda) es simplista, seg¨²n gente de su c¨ªrculo: como un viejo rey que nunca ve llegado el momento de ceder el poder, Blatter sencillamente se alegraba de quitarse de encima a un rival. ¡°La verdad es que Blatter, aunque haya anunciado lo contrario, no ha descartado en absoluto volverse a presentar a la reelecci¨®n en el congreso del 26 de febrero¡±, dicen diversas fuentes de Z¨²rich.
Los comit¨¦s ejecutivos de urgencia convocados por la UEFA el pr¨®ximo jueves para dise?ar la estrategia de Platini, y por la FIFA el 20 de octubre, para fijar definitivamente las fechas de las elecciones, deber¨¢n aclarar los pr¨®ximos d¨ªas los movimientos de los contendientes. Y aligerar su sue?o.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.