Pap¨¢, no quiero ser defensa

Hace apenas dos d¨¦cadas en el f¨²tbol espa?ol abundaban los antidisturbios, defensas machotes que copaban las zonas macizas del campo. El tonelaje alcanz¨® su m¨¢xima cota con Javier Clemente, que llev¨® al extremo la germanizaci¨®n futbolera con un batall¨®n de zagueros que esparcidos en su cueva natural se apelotonaban de tal modo que muchos se enquistaban como centuriones en la l¨ªnea de medio campo: Hierro, Nadal, Alkorta, Abelardo, Camarasa y Voro fueron reclutados para el Mundial de Estados Unidos 94 junto al Chapi Ferrer, que no era una p¨¦rtiga pero s¨ª un carcelario de primera. Los cuatro primeros, adem¨¢s del Chapi, repitieron en Francia 98, donde se les sum¨® Iv¨¢n Campo. La furia suprema, troncal con los Ciriaco, Quincoces, Belauste, Eladio, Gallego, Benito, Migueli, Camacho, Arteche¡
Mientras se proteg¨ªa esta reserva de jugadores capaces de deforestar el ¨¢rea, en paralelo lleg¨® Johan Cruyff al banquillo del Bar?a. Su sospechosa revoluci¨®n contracultural acab¨® por pulir una retaguardia en tanga con el principal sost¨¦n de un tipo rechoncho y de movimientos paquid¨¦rmicos llamado Ronald Koeman, al que sol¨ªan escoltar dos auxiliares sin talla como Ferrer y Sergi. El Flaco lleg¨® a aventurarse con un lateral con pie delicado y aire de monaguillo como Eusebio. Por entonces, Hierro y Sanchis, con mucho talento y m¨¢s talante ofensivo que defensivo, eran el andamiaje del Real Madrid.
Bar?a y Madrid, Madrid y Bar?a, siempre sirvieron de esponja para el resto de los equipos espa?oles. Cuando Espa?a pas¨® a ser La Roja el fen¨®meno se extendi¨® como una marea. ?Para qu¨¦ defensas si en todo el Mundial 2010 se encajaron dos goles en siete partidos, tres en la Eurocopa 2008 y uno en la edici¨®n siguiente? A Espa?a le defend¨ªa le pelota, as¨ª que se produjo una emancipaci¨®n generacional tan profunda que el observatorio del f¨²tbol espa?ol cambi¨® por completo: hoy hay que rastrear centrales con f¨®rceps, y no hay manera de que se acunen. Los ¨¦xitos hicieron cambiar el centro del escenario, predomina el f¨²tbol recreativo y parece que todo aquel que no sea un mensajero del bal¨®n ¡ªtoque, toque, toque¡ª haya sido recusado. Pap¨¢, no quiero ser central, los p¨®steres son de Iker, Xavi, Iniesta, Villa maravilla¡
A Espa?a le defend¨ªa le pelota. Hoy hay que rastrear centrales con f¨®rceps, y no hay manera de que se acunen
Por si fuera poco, la fascinaci¨®n por el estilo, por poner bajo arresto a todo el que d¨¦ puntapi¨¦s, ha hecho que hasta los defensas que pateen el cuero a reventar est¨¦n muy mal vistos. Puyol y Sergio Ramos han sido los ¨²ltimos grandes fajadores defensivos. Piqu¨¦ es otra cosa, de carrocer¨ªa di¨¦sel, m¨¢s sutil para armonizar el juego desde la trinchera. Hoy se requieren beckenbauers porque Espa?a articula el juego desde su porter¨ªa, el bal¨®n en la marcha adecuada desde el portero, previo paso por la retaguardia hasta llegar a Busquets antes de enlazar con los arquitectos de primera. No es casual que Juanfran, Ramos y Alba llegaran a zagueros tras ser extremos, en el caso de los laterales, y delantero, en el tr¨¢nsito juvenil del andaluz.
El caso es que tras Puyol, ya retirado, Ramos y Piqu¨¦, no hay una cosecha definida. El eje frontal de Casillas se ha convertido en el gran erial de la selecci¨®n. La onda es expansiva a los clubes, como si el espa?ol fuera un paria para defender: Mascherano, Vermaelen, Mathieu, Pepe, Varane, God¨ªn, Gim¨¦nez, Savic, Kolodziejczak, Pareja, Andreolli, Carri?o, Rami, Mustafi, Abdennour, Orban, Santos y Vezo son la columna defensiva de los cinco representantes espa?oles en la Copa de Europa. Sin hueco para Bartra y Nacho, recursos de Vicente del Bosque ante este barbecho, porque pese a la graduaci¨®n del jugador espa?ol en las principales ligas tampoco en los equipos punteros del continente hay armadura de la que tirar. Al espa?ol se le requiere por virguero o goleador. En los ataques de los principales equipos de la Liga tambi¨¦n proliferan los extranjeros, con huecos para Torres, Alc¨¢cer, Llorente y Negredo, por ejemplo. Pero hay nacionales que se alistan en la pasarela europea, como Pedro y Diego Costa en el Chelsea y Morata en el Juventus.
Con este panorama defensivo, solo cabe improvisar con suplentes de suplentes como Bartra y Nacho, m¨¢s curtidos en entrenamientos de los grandes que en partidos, so?ar con la recuperaci¨®n de Javi Mart¨ªnez o poner la lupa sobre chicos sin vuelo internacional como ?lvaro Dom¨ªnguez, asentado con el Gladbach en la Bundesliga, V¨ªctor Ruiz (Villarreal), ??igo Mart¨ªnez (Real Sociedad), Etxeita (Athletic)¡ Buenos jugadores, pero a¨²n sin recorrido por el gran escal¨®n.
De tan bajita que presume, la Roja se ha quedado a la intemperie en un ¨¢rea tan sensible del juego. Si no hay una aparici¨®n mariana, a Del Bosque solo le queda cruzar los dedos porque no se constipen Ramos y Piqu¨¦, y en ese supuesto que los de la segunda l¨ªnea den un paso al frente repentino. De lo contrario, habr¨¢ que inventarse el central falso como suced¨¢neo del ariete mentiroso.
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