El adi¨®s del tit¨¢nico Richie McCaw
Considerado por muchos como el mejor de la historia, el capit¨¢n, criticado a veces por su dureza, es un icono en Nueva Zelanda
Richie McCaw estaba destinado a volar alto. Incluso en 2001 con los All Blacks, sin apenas experiencia con su club. En aquella tarda dublinesa ser¨ªa ya elegido como jugador del partido, la primera de una cuenta r¨¦cord de 148 internacionalidades, cifra que cerrar¨¢ este s¨¢bado ante Australia (17.00) en su ¨²ltima tarde vestido de negro. El flanker, considerado por muchos como el mejor de la historia, aprendi¨® a pilotar avionetas con su abuelo, que sirvi¨® en la Segunda Guerra Mundial, hobby que le ha valido ser nombrado l¨ªder de escuadr¨®n honor¨ªfico del ej¨¦rcito neozeland¨¦s. Con ese estatus de leyenda nacional, McCaw el hombre m¨¢s atractivo del pa¨ªs para el p¨²blico femenino. Un tipo que entiende antes qu¨¦ nadie los l¨ªmites de los colegiados, con una brega incansable que tambi¨¦n le ha acarreado cr¨ªticas por dureza.
Es probablemente el mejor jugador de siempre. En Nueza Zelanda, seguro" Steve Hansen, entrenador de Nueva Zelanda
¡°Es probablemente el mejor jugador de siempre. En Nueza Zelanda, seguro¡±. Aseguraba el jueves su seleccionador, Steve Hansen, subrayando c¨®mo super¨® su peor momento tras caer en cuartos de final del Mundial 2007 ante Francia, poco despu¨¦s de una serie de conmociones cerebrales. Se cuestion¨® entonces su liderazgo, pero el pa¨ªs opt¨® por la continuidad y sumar¨¢ su partido n¨²mero 112 como capit¨¢n. ¡±Los l¨ªderes no nacen, crecen. Tienes que aprender de la experiencia y ¨¦l es uno de los grandes l¨ªderes de la historia¡±, a?ade Hansen.
La carrera de McCaw, elegido tres veces como mejor jugador del a?o, gira en torno a la redenci¨®n. En 2011 se ech¨® a la espalda el orgullo de su selecci¨®n, entonces anfitriona, y el sambenito del fracaso en los mundiales, el lastre que supon¨ªa para el reconocido como mejor equipo llevar 24 a?os sin levantar la Webb Ellis Cup. Quiz¨¢s por eso resistir¨ªa en la ag¨®nica victoria final ante Francia (8-7) con una fractura en el pie derecho que necesit¨® cirug¨ªa. ¡°Apenas pod¨ªa andar. No s¨¦ c¨®mo ha jugado hoy¡±, reconoci¨® su t¨¦cnico entonces, Graham Henry.
Paradigma del saber estar de un jugador que entiende los l¨ªmites reglamentarios ¨²nicos de cada partido, aquella final sirve tambi¨¦n de ejemplo a sus cr¨ªticos. El franc¨¦s Imanol Harinordoquy criticaba la permisividad arbitral hacia McCaw, de 34 a?os: ¡°Jug¨® todo el partido en nuestro campo. Hizo un mont¨®n de cosas y nadie le dijo nada¡±. Pocos se han enfrentado m¨¢s veces a ¨¦l que el sudafricano Victor Matfield. El segunda l¨ªnea, que tambi¨¦n se despide este Mundial de su selecci¨®n, critic¨® a los colegiados porque ¡°siempre le dejaban escaparse con el crimen¡±.
El tercera acepta que su despedida ser¨¢ el partido m¨¢s importante de su carrera, una suerte de final de era para una generaci¨®n con seis jugadores por encima de las 100 internacionalidades, un grupo que el seleccionador de Sud¨¢frica, Heyneke Meyer, defini¨® antes de las semifinales como el mejor que ha existido. McCaw dice haber pospuesto el qu¨¦ vendr¨¢ despu¨¦s, si ser¨¢ el final a su carrera. ¡°Tomar¨¦ una decisi¨®n cuando vuelva a casa. No me he permitido a m¨ª mismo pensar m¨¢s all¨¢ del pitido final porque te transmite sentimientos que no ayudan a este d¨ªa¡±.
Su leyenda fuera del campo est¨¢ ya en los libros. Un tipo que rechaz¨® la invitaci¨®n a la boda real brit¨¢nica del pr¨ªncipe William y Catherine Middleton para, respondi¨®, preparar el comienzo de curso. Tambi¨¦n rechazar¨ªa ser nombrado caballero en 2012 porque su carrera a¨²n se conjugaba en presente, que lo correcto ser¨ªa esperar a su retirada. McCaw tiene todos los ingredientes del mito, incluida la parte controvertida, y anhela un adi¨®s a la altura.
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