Nuno, condenado pese a la goleada

Mestalla ense?¨® el pulgar hacia abajo a su entrenador antes, durante y despu¨¦s del partido, pese a la goleada de su equipo. Una hora de juego tortuoso para el Valencia acab¨® cuando el Levante se practic¨® el harakiri. Errores del meta Rub¨¦n y del central Juanfran cortaron eventualmente la negatividad de Mestalla con su equipo, favorecido a su vez por la entrada de Parejo (un poco de sensibilidad en el trato del bal¨®n, por favor) y de Bakkali (la electricidad y el descaro por el extremo derecho). El Levante, valiente aunque sin punter¨ªa en la primera parte, se quebr¨® en la segunda, sepultado por los horrores en su propio marco.

Miles son las teor¨ªas sobre la importancia de un entrenador en un equipo, algunas las evidencias. Mestalla dej¨® este s¨¢bado algunas de ellas. Rubi, tan solo unos d¨ªas al frente del Levante, le quit¨® el cors¨¦ al conjunto granota, liberado en lo t¨¢ctico (adi¨®s a los tres centrales), en lo an¨ªmico (no considerarse menos que nadie) y en la elecci¨®n de futbolistas (bienvenida la t¨¦cnica de Rub¨¦n, arrumbada por el austero Lucas Alcaraz). El Levante, que ven¨ªa de recibir una paliza en su casa ante la Real Sociedad (0-4), sac¨® lustre a las paredes de Rub¨¦n y Morales, los centros desde la izquierda del lateral To?o y el remate al larguero de Roger. Le falt¨® acierto y le sobr¨® el inspirado Jaume Dom¨¦nech, el ¨²nico valencianista sin miedo al fracaso, el ¨²nico por encima de sus posibilidades. Eso tambi¨¦n es responsabilidad del entrenador, que los futbolistas parezcan mejores de lo que en realidad son. En el Valencia todos, menos Jaume, parecieron peores en la primera parte, tal es la confusi¨®n en la que los ha sumido Nuno. El t¨¦cnico luso no ha ofrecido a sus jugadores tabla alguna a la que agarrarse ante un p¨²blico enojado y dispuesto a silbarlo todo. La v¨ªctima fue en esta ocasi¨®n Parejo, suplente, tan relevante el pasado ejercicio, tan insignificante en este. Parecido a Rodrigo de Paul, enviado a la grada en las ¨²ltimas jornadas sin motivo aparente. El balance valencianista del primer periodo result¨® raqu¨ªtico. Dos goles bien anulados por fuera de juego. Eso fue todo.

Mestalla destap¨® la segunda parte con una declaraci¨®n de guerra a su entrenador: los c¨¢nticos viraron del ¡°Nuno, vete ya¡± al ¡°Negredo, Negredo [el futbolista sacrificado por el entrenador por hablar de f¨²tbol]¡±. Dom¨¦nech volvi¨® a evitar el gol de To?o y, en medio de la mediocridad local, un vole¨®n desde la frontal de Andr¨¦ Gomes se encontr¨® con un doble error del portero Rub¨¦n. Primero al no atajar un disparo muy centrado y despu¨¦s al llegar tarde al palmeo ante la entrada de Feghouli. El penalti lo transform¨® Alc¨¢cer. Entr¨® Parejo, circul¨® mejor el cuero y Juanfran le regal¨® el segundo gol al Valencia. Su cesi¨®n al portero result¨® un pase franco a Alc¨¢cer, que solo hubo de levantar la pelota por encima de Rub¨¦n. El cuero entraba suavecito, pero lo remach¨® en la l¨ªnea de gol Feghouli arriesg¨¢ndose a un tercer tanto invalidado por un fuera de juego que se le escap¨® al juez de l¨ªnea. Hundido el Levante, Parejo tir¨® del hilo y Bakkali se gan¨® a la grada con un golazo muy de su estilo: la diagonal desde el pico izquierdo del ¨¢rea y el latigazo a la escuadra m¨¢s alejada. Al final Mestalla recobr¨® la memoria de la primera hora y marc¨® a su entrenador, pese a la victoria, la puerta del adi¨®s.