Ronaldo: hambre de amor
¡°Comprender todo es perdonar todo¡±. An¨®nimo
Rafa Nadal ha dicho varias veces que lo peor para su carrera como tenista ser¨ªa ¡°cre¨¦rselo¡±. O sea, creerse el mejor, creerse que es aquel coloso que se ha proyectado en los medios desde que inici¨® su trayectoria triunfal a los 17 a?os. Pero cuando Nadal lo dice siempre tiene la inteligencia y la humildad de agregar que hay gente para todo; que para otros deportistas creerse su leyenda puede ser el secreto del ¨¦xito.
Si Cristiano resulta ser tan infantil como muchos sospechamos, le perdonaremos sus tonteras como las de cualquier peque?ajo
A esta segunda categor¨ªa pertenece Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid. Lo dej¨® claro en una entrevista publicada en este diario la semana pasada: ¡°Quiz¨¢s para ti el mejor sea Messi; en mi cabeza, soy yo. Y todos deber¨ªamos pensarlo de nosotros mismos¡±.
Ante la desnudez del narcisismo de Ronaldo, hay dos posibles reacciones: una sensaci¨®n de ternura y otra de rid¨ªculo total. Para aquellos de nosotros capaces de mantener la mente abierta, el estreno esta semana de la pel¨ªcula que lleva su nombre quiz¨¢ nos d¨¦ la oportunidad de resolver la cuesti¨®n.
El tr¨¢iler, que ya lleva varios d¨ªas en Internet, y las cr¨ªticas de periodistas ingleses que han visto la pel¨ªcula nos dejan varias pistas. Seg¨²n vemos en el tr¨¢iler Ronaldo exige que sus amigos le confirmen que s¨ª, que ¨¦l es el mejor; tuvo una dura y triste infancia; es un padre atento y cari?oso con el hijo que se regal¨® gracias a una transacci¨®n biol¨®gica-comercial con una mujer sin nombre, de paradero desconocido; y se ha sacrificado mucho, como Nadal, para convertirse en lo que nadie puede negar que es, uno de los mejores jugadores de f¨²tbol de todos los tiempos.
Las cr¨ªticas period¨ªsticas apuntan a una persona que aunque juega un deporte de equipo coloca la gloria individual en primer lugar. Hay poco reconocimiento, dicen, a la contribuci¨®n que han hecho sus compa?eros en el Manchester United o el Real Madrid a la f¨¢brica de goles que posee en sus pies. El Bal¨®n de Oro parece ser igual de importante para ¨¦l, o m¨¢s, que cualquier trofeo colectivo. Su obsesi¨®n no es tanto el gran rival del Real Madrid, el Barcelona, como su gran rival personal, Leo Messi. Cuentan que en la pel¨ªcula dice, despu¨¦s de que Messi hubiese ganado su tercer Bal¨®n de Oro consecutivo en 2012, que a la gala anual de la FIFA ¡°ya no ir¨ªa m¨¢s¡±.
De lo que podemos estar seguros es de que Ronaldo jam¨¢s har¨¢ con Messi lo que hace Nadal con Roger Federer: reconocer p¨²blicamente que su adversario es el m¨¢s grande. Messi es a Federer como Ronaldo es a Nadal. Messi y Federer nacieron para jugar al f¨²tbol y al tenis de la misma manera que un p¨¢jaro nace para volar. Ronaldo podr¨ªa haber sido un atleta ol¨ªmpico, o culturista, y Nadal un futbolista, o incluso un jugador de rugby. Con Messi y Federer no hay posibilidad de duda o de opci¨®n. Trabajar¨¢n duro en el gimnasio y cuidar¨¢n lo que comen y tal pero no tienen que forzar la m¨¢quina tanto como Ronaldo y Nadal para poder rendir al m¨¢ximo nivel. El talento de Messi y de Federer es cien por cien org¨¢nico y natural.
Quiz¨¢ muy, muy en el fondo eso lo sepa Ronaldo; quiz¨¢ intuya que Messi es un futbolista m¨¢s completo y por eso siente la necesidad, en un ejercicio casi desesperado de autoconvencimiento, de recordarse permanentemente a s¨ª mismo y a todos que ¨¦l es el mejor. Por eso, seg¨²n cuentan los que han visto la pel¨ªcula, su agente Jorge Mendes le da un ba?o de adulaci¨®n cada vez que lo ve. La sospecha tiene que ser que la vida de Ronaldo es la cr¨®nica de una patolog¨ªa anunciada; que la arrogancia, siempre la otra cara de la inseguridad, es inevitable en un ser humano que ha nacido en la pobreza, que fue abandonado por un padre alc¨®holico y que se hizo s¨²bitamente rico y famoso de muy joven.
La interpretaci¨®n generosa del personaje eg¨®latra que representa Ronaldo ante el mundo no es la de que sea una mala persona, sino que peca de un exceso de candor; que es un ni?o hambriento de amor en el cuerpo de un Adonis de 30 a?os. Y si el fant¨¢stico futbolista multimillonario que conoceremos a trav¨¦s de la pel¨ªcula resulta ser tan infantil y tan vulnerable como muchos sospechamos, pues le perdonaremos sus tonteras como se las perdonamos a cualquier peque?ajo empe?ado todo el santo d¨ªa en llamar la atenci¨®n.
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