Kilian Jornet: ¡°La mitad de las veces, el miedo me hace dar la vuelta¡±
El tres veces campe¨®n del mundo de carreras de monta?a estrena el documental Langtang, que narra su viaje personal a esta ciudad nepal¨ª, destruida tras un terremoto
Su padre, guarda de monta?a; su madre, maestra de escuela. ?l: corredor, esquiador, alpinista, escritor, dibujante y documentalista. Kilian Jornet (Sabadell, 1987) es aquel chaval que con cinco a?os toc¨® el techo del Aneto y a los 10 atraves¨® de punta a punta los Pirineos. Hoy, mientras pulveriza r¨¦cords en subir y bajar las grandes cimas del planeta (dej¨® su sello en el Aconcagua y en el Kilimanjaro), se ha coronado tres veces campe¨®n del mundo de skyrunning. ¡°Soy un hombre de monta?a¡±, afirma Jornet, aventurero del a?o en 2014 para National Geographic. Cuando manda el protocolo pone un pie en la ciudad: estrena el documental Langtang, que narra su viaje personal a esta ciudad nepal¨ª, destruida tras el terremoto del pasado abril. Es viernes por la ma?ana, Kilian llega antes que nadie a la cita y espera en la calle. Le reconocen y le piden fotos. No se queja. Lo acepta, sonr¨ªe y mira hacia adelante.
Pregunta. ?C¨®mo se lleva con el reconocimiento?
Respuesta. S¨¦ que cuando estoy en Barcelona, o cuando voy a otras ciudades, es algo por lo que tengo que pasar. Me cuesta un poco porque soy una persona introvertida, pero no me desagrada. Tiene una cosa buena: nadie se te acercar¨¢ para decirte que eres un idiota. Pero lo que a m¨ª me gusta es ir al monte. Perder el anonimato me incomoda.
P. ?Qu¨¦ es la soledad para usted?
Hay gente que solo piensa en subir a una monta?a para hacerse una foto¡±
R. Es muy importante y, personalmente, creo hay que vivirla. Es imprescindible. Cuando est¨¢s solo es como un espejo en el que te puedes ver. Analizas qu¨¦ cosas te preocupan, puedes discernir entre lo que es importante y lo que no. En sociedad es dif¨ªcil hacerlo porque siempre est¨¢s comunicando y te est¨¢s proyectando en otras personas. Yo puedo estar un mes solo, sin ver a nadie, y estoy bien. Estoy con mi flow (mi rollo) y reflexiono sobre lo que quiero ser, sobre mis miedos¡
P. ?A qu¨¦ le tiene miedo?
R. A muchas cosas, a morir¡
P. Es raro en alguien que vive tentando a la muerte.
R. No, no es que tientes a la muerte, es que te acercas. Es un juego. En el deporte de riesgo te acercas a situaciones donde la posibilidad de muerte est¨¢ ah¨ª, pero tienes que llegar a una zona de confort, cerca del l¨ªmite. Nunca tienes que pasar ese l¨ªmite porque si lo haces, est¨¢s muerto. El gladiador lo ten¨ªa claro: si ganaba, viv¨ªa; si perd¨ªa, estaba muerto. En el f¨²tbol pasa lo mismo pero metaf¨®ricamente. En nuestro caso es real, si perdemos, estamos muertos. Y eso hace que el proceso de reflexi¨®n y de toma de decisiones sea muy real e importante. Cuando tienes que elegir entre darte la vuelta o seguir para adelante, lo que hay en juego es mucho. Y es entonces cuando hay que escuchar al miedo.
P. ?C¨®mo convive con el miedo?
R. La mitad de las veces que voy a la monta?a me doy la vuelta por miedo. S¨¦ que o t¨¦cnicamente no estoy preparado, o que las condiciones no est¨¢n bien, o hay equis riesgo. Hay muchas cosas que en las monta?as no podemos controlar. Ese miedo es el que nos mantiene vivos.
P. ?C¨®mo surgi¨® la idea de realizar el documental Langtang, su tercer proyecto con Summits of My Life?
R. Nuestra idea era ir al Everest y filmarlo, pero nos enteramos del terremoto en Nepal cuando est¨¢bamos en el aeropuerto antes de viajar y pensamos: ¡®Vamos a ver en qu¨¦ podemos ayudar¡¯. Era la primera vez que viv¨ªa un terremoto (hubo dos se¨ªsmos, el primero el 25 de abril y el segundo, 12 de mayo), y lo que m¨¢s te choca es encontrar los cuerpos. Pero al final ya sabes a lo que vas y con la adrenalina del momento solo piensas en lo que tienes que hacer: encuentras un cuerpo, tomas fotos y llamas a las embajadas.
P. ?Se naturaliza la muerte?
R. S¨ª, pero es como cuando hay un accidente en la monta?a. Incluso si le pasa a un amigo, los primeros momentos son de acci¨®n. Piensas: ?qu¨¦ puedo hacer? ?Est¨¢ vivo? No hay sentimiento en los primeros instantes. Eso llega cuando todo ha pasado, cuando est¨¢s en el hospital o cuando viajas en el helic¨®ptero. Y en Nepal nos pas¨® lo mismo. Regresamos aqu¨ª y pensamos: ¡®Joder, y por las tonter¨ªas que yo me preocupo...¡¯.
P. ?Qu¨¦ fue lo que m¨¢s le impacto?
R. Que se viven las crisis de manera diferente. Llegamos a un pueblo y nos encontramos a un hombre que hab¨ªa perdido a toda su familia, y a los tres d¨ªas ya estaba pensando qu¨¦ iba a hacer. Ten¨ªa dolor, pero no era un drama. Pensaba en seguir adelante.
En Nepal, viven las crisis de otra manera. Ten¨ªan dolor, pero no era un drama¡±
P. ?Y a usted qu¨¦ le angustia?
R. En situaciones como las de Nepal, la corrupci¨®n que hay. No es que lo que pasa all¨ª sea una excepci¨®n, pero en situaciones tan extremas es cuando las cosas deber¨ªan funcionar. Por ejemplo, hab¨ªa asociaciones que quer¨ªan entrar comida y les dec¨ªan que ten¨ªan que pagar impuestos. No le tengo una confianza muy grande al hombre.
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. Desconfianza no, pero al final te das cuenta de que es muy f¨¢cil pervertirnos, que haya corrupci¨®n o que no se ayude al otro. Es curioso c¨®mo estamos viviendo: nosotros somos de una generaci¨®n que cuando empez¨® a vivir a¨²n no hab¨ªa tel¨¦fonos m¨®viles, e Internet era una cosa rudimentaria. Hab¨ªa m¨¢s interacci¨®n con la gente y con la naturaleza. Ahora vivimos en un gran Matrix [realidad paralela]. Vivimos m¨¢s en la red que en la realidad. La vida son las relaciones entre los hombres y el medio, y cuando viajas a otros lugares percibes que hay mucha m¨¢s interacci¨®n humana. Pero ahora, vas a un pueblo perdido y todo el mundo tiene Facebook.
P. ?Eso le da pena?
R. Las redes sociales son herramientas muy buenas, pero el problema es utilizarlas para vivir ah¨ª dentro. Hay gente que solo piensa en subir a la cima de la monta?a para hacerse una foto, y si se queda sin bater¨ªa ya no sube porque nadie lo va a ver.
P ?Corre para escapar de lo que ve en el mundo?
R. Todos corremos por algo, y el mundo en que vivimos lo estamos jodiendo. Vivo en el Valle de Chamonix, que es uno de los m¨¢s contaminados. Tambi¨¦n siento que es una paradoja que haga discursos sobre conservar el medio ambiente y por otra parte no s¨¦ cu¨¢ntos vuelos cojo al a?o.
Una hora despu¨¦s de que llegas a la meta, la carrera te la suda¡±
P. ?Se siente un hip¨®crita?
R. S¨ª, me siento un hip¨®crita. Tengo esa paradoja y tengo que convivir con ella. Intento tomar conciencia. En casa uso la m¨ªnima calefacci¨®n, tengo un huerto y realiz¨® la mayor cantidad de las reuniones y entrevistas posibles por Skype.
P. ?Qu¨¦ le chirr¨ªa?
R. La informaci¨®n constante que nos llega. Un d¨ªa es un atentado, al otro que Rajoy dijo tal cosa, y luego otra noticia. Y al final, ya has olvidado lo que pas¨® hace dos d¨ªas, hace una semana o hace cinco minutos. Para m¨ª es importante el silencio, es mi tiempo para reflexionar.
P. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa como epitafio?
R. Nada. Al final, las cosas que hacemos tienen que tener un valor intr¨ªnseco. Me gusta la met¨¢fora de los m¨¢ndalas tibetanos: el arte ef¨ªmero. Las pinturas de arena que se destruyen cuando se han terminado. Cuando haces una actividad es eso: la haces y ya est¨¢. Es sentir la emoci¨®n del momento. Cuando haces una carrera, llegas a la meta y sientes una emoci¨®n, pero una hora despu¨¦s la carrera te la suda. Da igual si has ganado, si has perdido, si era el campeonato del mundo o la carrera de tu barrio. Hoy todo se mide en marcas personales, parece que tenemos que tener un gran curr¨ªculo. Estamos d¨¢ndole valor a cosas y, al final, somos solo humanos. Y eso quiere decir que no somos mucho. Tenemos que hacer cosas importantes para nosotros, que nos llenen.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.