El Espanyol niega al Barcelona

Hay partidos que de vez en cuando escapan a la l¨®gica del f¨²tbol, pocos como el derbi, tambi¨¦n el catal¨¢n, sobre todo si se disputa en Cornell¨¤-El Prat. El Espanyol, primaveral, vitalista y ambicioso desde la llegada de Galca, neg¨® al Bar?a, el equipo del tridente, el mismo que el mi¨¦rcoles bati¨® el r¨¦cord goleador en un a?o natural en 2015: 180. El factor emocional tuvo m¨¢s peso en el partido que el desequilibrio de Messi, Luis Su¨¢rez y Neymar. Apenas hubo noticias de las figuras azulgrana y en cambio sobresalieron los jornaleros blanquiazules en un campo seco, ya con los nuevos propietarios espa?olistas en el palco y un arbitraje permisivo con el factor local, todo muy a gusto del Espanyol.

Al Bar?a le llev¨® mucho tiempo llegar a Cornell¨¤-El Prat. El campo del Espanyol le quedaba tan lejos al equipo de Luis Enrique como Sarri¨¤ a la plantilla de HH [Helenio Herrera] cuando nevaba en Barcelona. Al calor del tenue y agradecido sol de diciembre, jugaron los blanquiazules con intensidad, la presi¨®n muy alta, sin ceder ni un palmo de terreno, especialmente intimidatorios ante el Bar?a, que m¨¢s que combinar en la cancha pretendi¨® arbitrar el partido, m¨¢s pendiente del pito que de la pelota, demasiado ido, poco presente y fuera de onda, reducido a menudo en su rinc¨®n del cuadril¨¢tero, inferior en el cuerpo a cuerpo, cosa l¨®gica si se pone a Caicedo al lado de Messi. No encontr¨® su sitio el 10.

El Bar?a solo respir¨® a ratos a partir de Iniesta y de Neymar. Aunque el duelo demandaba paciencia, la velocidad de la pelota era excesivamente lenta por parte del Bar?a. La suerte del partido pasaba por saber qui¨¦n se adelantaba en el marcador: no se dudaba del triunfo azulgrana si se pon¨ªa 0-1 de la misma manera que las opciones de ¨¦xito blanquiazules pasaban por adelantarse con el 1-0. La tensi¨®n fue m¨¢xima porque nadie pudo cambiar el 0-0. La confusi¨®n resultaba extrema en cada c¨®rner porque los muchachos de Galca anunciaban la posibilidad de marcar un gol que no se advert¨ªa en las pocas salidas que organizaba el Barcelona.

El f¨²tbol tuvo muy poca continuidad y las faltas, leves y graves, se sucedieron para desdicha del Bar?a y suerte del Espanyol, especialmente bien visto por el colegiado, Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez, el mismo que arbitr¨® el Madrid-Sociedad. Muy previsibles y lentos, sin profundidad ni desequilibrio, los azulgrana encallaban de manera reiterada, centrifugados por la buena organizaci¨®n defensiva del Espanyol, agresivo con y sin el bal¨®n, solamente espantado a bal¨®n parado: Messi remat¨® a la cruceta en una falta, la ¨²nica ocasi¨®n antes de llegar al descanso en que los barcelonistas remataron entre los tres palos.

El partido se jugaba a gusto del Espanyol, por el reglamento, por la falta de ocasiones, por la ausencia de f¨²tbol y por la incapacidad del Bar?a para meter un gol a partir del juego o de sus individualidades, excesivamente expectante, poco exigente, sin movilidad ni l¨ªnea de pase, obsesionado con excusarse por la connivencia de Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez con el f¨²tbol de tacos del Espanyol: ¡°As¨ª, se?ores, no se puede jugar¡±. No atinaban los azulgrana a combinar y a madurar el partido, las posesiones no eran largas y recuperaban de manera f¨¢cil los chicos de Galca. El encuentro ¨²nicamente se abri¨® a ratos en la reanudaci¨®n: tuvo mayor presencia el Bar?a y replic¨® bien el Espanyol.

Camisa de fuerza del Espanyol

Galca estuvo especialmente l¨²cido con los cambios para contrarrestar el despliegue mejorado del Barcelona. Extraviado Neymar, insultado en alg¨²n momento con gritos racistas, y disminuido Messi, no atin¨® Luis Su¨¢rez en las mejores ocasiones del Bar?a, de nuevo peleado con los palos: hasta tres veces dio la pelota en el marco de Pau L¨®pez. La presi¨®n ambiental subi¨® en la misma proporci¨®n que aumentaba la precipitaci¨®n e improvisaci¨®n del Bar?a. El Espanyol se bati¨® con grandeza con un pu?ado de juveniles y aguant¨® sin pesta?ear el 0-0. Ya van tres empates en los ¨²ltimos cuatro partidos ligueros del Bar?a mientras los blanquiazules se hacen fuertes en Cornell¨¤-El Prat.

El Barcelona nunca supo escapar de la camisa de fuerza que le puso el Espanyol.