El talento del Barcelona puede con el entusiasmo del Athletic
Los goles de Munir y Neymar impulsan a los azulgrana en la Copa, vencedores en San Mam¨¦s
El Bar?a, sin Messi ni Luis Su¨¢rez, gan¨® en San Mam¨¦s. Quiz¨¢s esa sea la noticia, quiz¨¢s ese sea el resumen de un partido que nac¨ªa con la p¨®lvora intacta del Athletic, al amparo de sus fogoneros, tras quemarse las manos y los brazos en el Nou Camp tres d¨ªas antes, pero que acab¨® convertido en fuegos artificiales, menos espectaculares de lo previsible, tan estruendosos como se esperaba. Fue el Barcelona un equipo pr¨¢ctico, ahorrador, poco detallista, eficaz, a veces humilde, a veces sobrado, frente a un Athletic que tir¨® m¨¢s petardos que tracas, como en las fiestas de los peque?os pueblos donde el ruido sustituye al color. Gan¨® el Bar?a sin Messi ni Su¨¢rez y esa ser¨¢ su mejor noticia, m¨¢s all¨¢ de dar dos pasos de tres para acceder a las semifinales de la Copa, el objetivo matem¨¢tico. El otro tiene m¨¢s que ver con lo an¨ªmico, con lo psicol¨®gico, con lo deportivo.
El partido muri¨® joven. Fue una l¨¢stima porque apuntaba maneras. La lucha entre el entusiasmo y el talento es como el aceite en la ensalada: realza los sinsabores. Sobrevolaban en San Mam¨¦s seis moscas zumbonas y el Athletic hab¨ªa cargado la escopeta de optimismo; el Bar?a de prudencia. Tales fueron las precauciones del Barcelona, que vivi¨® 15 minutos como los equipos precarios: orient¨¢ndose en la niebla, capeando el temporal, a veces acogotado, siempre deshilachado, como si el azul turquesa le hubiera borrado las se?as de identidad. El Athletic superaba con facilidad el puesto de mando de Busquets, lo que significa autom¨¢ticamente peligro en la retaguardia. Pero atacaba sin balas Se lanzaba al vac¨ªo, como los intr¨¦pidos, sin encontrar a Aduriz, su clavadista, ni a Williams, la espada en la tarta. Llov¨ªa, pero no tronaba. Sin Ra¨²l Garc¨ªa, a Aduriz le falta la maroma del gol. Eraso le inflama el pulm¨®n, pero lo ve de lejos.
ATHLETIC, 1 - BARCELONA, 2
Athletic: Herrer¨ªn; De Marcos, Etxeita, Laporte, Lekue; Be?at (San Jos¨¦, m.67), Iturraspe; Williams, Eraso (Sabin Merino, m. 61), Susaeta (Muniain, m.55); y Aduriz. No utilizados: Gorka; Gurpegi, Balenziaga y Rico.
Barcelona: Ter Steen; Alves, Piqu¨¦, Mascherano, Sergi Roberto (Adriano, m. 73); Rakitic, Busquets, Iniesta; Arda (Aleix Vidal, m.65), Munir (Sandro, m.79) y Neymar. No utilizados: Masip; Douglas, Bartra y Vermaelen.
Goles: 0-1. M. 17. Munir. 0-2. M. 24. Neymar. 1-2. M.43. Aduriz.
?rbitro: Gonz¨¢lez Gonz¨¢lez. Amonest¨® a Iniesta, Laporte, De Marcos, Etxeita, Sabin Bilbao, Iturraspe, Mascherano, Alves y San Jos¨¦.
San Mam¨¦s: 53.000 espectadores.
En la adolescencia del partido, el Athletic fue un chico listo y el Bar?a, el nuevo de la clase, el que se sabe la lecci¨®n pero antes otea no vaya a ser que le acusen de empoll¨®n. Iniesta, Rakitic y Arda jugaban con el ¨¢nimo encogido o a paciencia exagerada. Neymar, no. Neymar sab¨ªa que ten¨ªa en San Mam¨¦s uno de esos partidos que hay que disputar con sordera. Si le hubieran dejado, lo habr¨ªa hecho con los cascos escuchando regat¨®n. ?l fue el primero que se salt¨® el orden establecido con algunas escapadas para mostrar la mochila de su talento. Era el ¨²nico superviviente de la envidiable delantera tras la sanci¨®n de Luis Su¨¢rez y la precauci¨®n de Messi. No pod¨ªa pasar desapercibido. Sent¨ªa algo as¨ª como bajar de rango en el escalaf¨®n de la mitolog¨ªa. Pero se desconoc¨ªa cu¨¢l ser¨ªa el resultado de la ecuaci¨®n con Arda y Munir.
Andaba el Athletic rebuscando en la biblioteca defensiva del Bar?a con m¨¢s entusiasmo que resultados, cuando el rival en cuatro toques meti¨® gol. Le llego al bal¨®n a Alves, se lo dio a Rakitic, todos solos, abandonados por los defensas entusiastas, y el croata la puso en el punto de penalti y la reba?¨® Munir, reclamando el porqu¨¦ del motivo de su presencia. Hab¨ªa acabado la adolescencia y la juventud del minuto 18 premiaba al Bar?a, con el exceso que siempre supone el gol.
Neymar pone la puntilla
Daba igual. En la mayor¨ªa de edad del partido, el adolescente, o sea el Athletic, se fue de clase. Corr¨ªa por el recreo del campo, por la voluntad de Be?at o el coraje de Lekue, pero eran carreras de barriada, intensas, encrespadas, corajudas. Hasta que lleg¨® Neymar, que viv¨ªa c¨®modamente en su apartamento de la banda izquierda y Etxeita le abri¨® la puerta del gol. El central rojiblanco lleva semanas adoleciendo de buena conducta, algo que figura en el certificado de penales de los defensas centrales. Si a eso le a?ades una desatenci¨®n llena de dudas hamletianascuando se acerca el al¨®n, lo normal es que Neymar te robe el DNI, el pasaporte y el equipaje. Y lo rob¨® todo, superando incluso la salida desesperada de Herrer¨ªn, que no toc¨® ni pierna ni bal¨®n, ni c¨¦sped. O sea, gol. O sea la muerte natural de un partido y quiz¨¢s de la eliminatoria.
Del esp¨ªritu de agosto, de la Supercopa, del est¨ªmulo emocional ante la adversidad. En ese momento, reci¨¦n inaugurada la juventud, en el minuto 24, el Bar?a fue el Bar?a. Iniesta encontr¨® su sitio y el bal¨®n, o sea su equipo encontr¨® el reloj que le marcase la hora, ese que adelanta y se para cuando es necesario para llegar a tiempo o para que el rival llegue tarde a todos los sitios.
Demasiado joven muri¨® el partido para todo lo que quedaba por vivir. El Athletic, con la escopeta vac¨ªa, so?aba con las remontadas hist¨®ricas. M¨¢s que f¨²tbol, propon¨ªa pelea, coraz¨®n, esas sensaciones. Mejor¨® con la entrada de Muniain, que le dio tacto, y de Sabin Merino, que propuso envergadura. El Bar?a se acurruc¨® en el dormitorio placentero de sus goles y decidi¨® que la guerra hab¨ªa terminado. Un par de salidas voluptuosas, un par de disparos lejan¨ªsimos de Munir y Piqu¨¦ para vengar la afrenta de San Jos¨¦ a Ter Stegen en la Supercopa. Y nada m¨¢s. Oficio, porque dos goles a domicilio son muchos goles en la Copa y en la Liga. Y porque el Athletic, con todo su esfuerzo, su fe, apenas consegu¨ªa obras edificantes. Hasta el minuto 81 no consigui¨® exigir lo mejor de Ter Stegen, en un remate de Sabin que el alem¨¢n elev¨® por encima del larguero. Demasiado tr¨¢nsito para tan poco recorrido. Demasiado sudor para tan poco sueldo.
Al menos cobr¨® la paga extra, casi en la conclusi¨®n de la jornada, cuando Aduriz caz¨® un servicio de San Jos¨¦, desatendido por la defensa. En la Liga ser¨ªa el gol de la honrilla, que se dec¨ªa; en la Copa, los goles valen m¨¢s, pero saben a poco cuando el rival consigue m¨¢s. Quiz¨¢s hubo mucha p¨®lvora mojada, pero la que explot¨® la incendi¨® el Bar?a. Y es lo que cuenta, lo que queda, lo que vale.
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