Djokovic sonroja a Federer
El n¨²mero uno embiste al suizo con un arranque demoledor (dos sets en apenas 50 minutos) y firma su sexta final en el Abierto de Australia: 6-1, 6-2, 3-6 y 6-3 (tras 2h, 19m). Murray o Raonic ser¨¢n su rival
Se pod¨ªa pensar que la cosa segu¨ªa m¨¢s o menos igual, que Novak Djokovic segu¨ªa siendo el m¨¢s fuerte, el hombre a batir, el gran candidato a todo en este nuevo curso, pero no era as¨ª. No. Todo el que opinase as¨ª estaba equivocado, porque la vida no sigue igual en el circuito. No, para nada. Si con su paseo militar del a?o pasado el serbio ya hab¨ªa abierto una brecha m¨¢s que considerable entre ¨¦l y el resto, esa franja ha crecido todav¨ªa m¨¢s, porque Djokovic no es el del a?o pasado, es a¨²n mejor, mucho mejor, una m¨¢quina de producir tenis y victorias. Su poder hoy d¨ªa es total. Puede dar fe de ello Roger Federer, que sufri¨® un atropello en la semifinal de Melbourne con Nole: 6-1, 6-2, 3-6 y 6-3, despu¨¦s de dos horas y 19 minutos.
Lo fue todo. El fondo, la forma; el minutero, las sensaciones; esas derechas carn¨ªvoras y el juego robotico de Nole
Lo fue todo. El fondo, la forma; el marcador, el reloj, las sensaciones; esas derechas carn¨ªvoras, los reveses milim¨¦tricos, cada intervenci¨®n del n¨²mero uno. Pero, por encima de todo, nada tan revelador como el rostro y el caminar del suizo, al que pocas veces, probablemente nunca, se le hab¨ªa visto tan a merced de un rival, tan sometido a una fuerza exterior. Y no porque Federer jugase mejor o peor, sino porque simplemente Djokovic no le dio casi tregua. El de Basilea sufri¨® un sonrojo importante, hasta el punto de que su esposa Mirka se tapaba la cara con las manos en el box por el castigo.
Ahora, Nole ya domina el balance global de cruces con ¨¦l (23-22), algo que ya logr¨® hace tres semanas (Doha) con Rafael Nadal (24-23). Fue a hacer sangre, a la yugular; y encontr¨® la vena, vaya que s¨ª la encontr¨®. Con el legendario Rod Laver (11 grandes) presenci¨¢ndolo desde el palco de honor, Djokovic volvi¨® a subrayar su jerarqu¨ªa. De arranque, para marcar territorio desde el principio, como el gran blanco en el oc¨¦ano, una r¨¢faga de 3-0 en siete minutos. A continuaci¨®n, m¨¢s fuego, hasta cerrar el primer parcial en 22 y el segundo en 29. Durante esas dos mangas, seis errores y 17 tiros ganadores. Brutal.?
"?Qu¨¦ debe hacer Roger para detener esto?", lanz¨® al aire uno de los narradores de la se?al televisiva. "Do not panic (no asustarse)", le contest¨® la segunda voz. Solo una vez, en el US Open de 2010, hab¨ªa encajado Federer un parcial tan abultado contra Djokovic en un pulso del Grand Slam. El suizo, p¨¢lido y destemplado, tard¨® ocho juegos en asomarse con decisi¨®n a la red. Meditabundo, intentando asimilar el alud que se le estaba viniendo encima, tard¨® mucho en reaccionar. Pero lo hizo. Se?al de grandeza, de casta. De orgullo.
Los 15.000 espectadores que asistieron al Rod Laver Arena comprendieron la situaci¨®n. Como suele ocurrir en casi todas las canchas de tenis del planeta (y a¨²n m¨¢s si el gal¨¢n Federer est¨¢ sobre ellas), se decantaron a favor del que iba por debajo. Arroparon con gritos y palmas al suizo, que se enderez¨® y ofreci¨® una maravillosa resistencia hasta el final. Afil¨® su servicio, recompuso su rev¨¦s y calibr¨® el drive para llevarse la tercera manga y plantar cara hasta el octavo juego de la cuarta. En ese punto, otro zarpazo de Djokovic en forma de break. Final.
El serbio cerr¨® primer parcial en 22 minutos y el segundo en 29. Durante esas dos mangas, seis errores y 17 tiros ganadores. Brutal.
Antes de concluir, un punto antol¨®gico de Federer despu¨¦s de un intercambio majestuoso. El clasicista suizo dej¨® su sello antes de abandonar la pista, ovacionado por su propio adversario, con el alem¨¢n Boris Becker (preparador del serbio) tambi¨¦n en pie. Hermoso reconocimiento. Sin embargo, hubo momentos en los que, de nuevo, Djokovic no tuvo piedad alguna y acarici¨® la perfecci¨®n. Disputar¨¢ su sexta final en Melbourne y conviene recordar que gan¨® las cinco anteriores. Cometi¨® solo 20 errores y volvi¨® a dejar claro que ¨¦l y su tenis rob¨®tico dominan los tiempos modernos. Queda por ver por cu¨¢nto tiempo, el hasta cu¨¢ndo.
"He jugado incre¨ªblemente los dos primeros sets", se?al¨® Nole; "lo he dicho muchas veces, pero tanto Federer como Nadal me han hecho ser el jugador que soy, alcanzar ahora el pico de mi carrera", agreg¨® el de Belgrado, que se medir¨¢ en la final del domingo al vencedor del duelo entre el escoc¨¦s Andy Murray y el canadiense Milos Raonic (ma?ana, 9.30, Eurosport). Sea el que sea, que se preparen. El hurac¨¢n serbio desfila por Melbourne.
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