Luis Enrique y Abelardo, de la calle del Bierzo al Molin¨®n

El partido de esta tarde entre el Sporting de Gij¨®n y el Barcelona no ser¨¢ un partido m¨¢s. Probablemente, ser¨¢ la primera vez en la historia de la Liga que dos entrenadores nacidos en la misma calle, que se criaron juntos, que estudiaron en los pupitres de la misma escuela, que tuvieron su primera ficha de federados en el mismo equipo de benjamines, que llegaron juntos a Primera, y que alcanzaron juntos la gloria de jugar un Mundial con su selecci¨®n, se enfrenten como rivales, cada uno en un banquillo, en un partido de la Liga.

Ese milagro deportivo lo protagonizar¨¢n Abelardo Fern¨¢ndez y Luis Enrique Mart¨ªnez y acontecer¨¢ esta noche en Gij¨®n, en el estadio del Molin¨®n, el mismo lugar al que de ni?os acud¨ªan a animar a su equipo de la infancia. Se enfrentar¨¢n o se reencontrar¨¢n, seg¨²n se vea, dos tipos que son mucho m¨¢s que amigos. ¡°Va a ser especial, claro que va a ser especial, por muchas razones¡±, admitieron ayer los dos. ¡°Me pongo en la piel de nuestros padres y me imagino qu¨¦ sentir¨¢n ellos, que nos llevaban a jugar los fines de semana cuando juntos no pes¨¢bamos ni 25 kilos¡±, dice el ahora t¨¦cnico de los asturianos. ¡°Soy socio desde hace infinidad de a?os y de ni?o iba al campo con una bandera que me hab¨ªa cosido mi madre, a la grada que m¨¢s ruido hace. Soy del Sporting desde la cuna y hasta la muerte. Pero hay veces en las que los que nos dedicamos a esto tenemos que pensar de otra manera¡±, asegur¨® el t¨¦cnico del Barcelona.

Fueron juntos al colegio, compartieron equipo de futbito a los 8 a?os,? entraron juntos en la escuela de Mareo y jugaron juntos en la selecci¨®n

Abelardo y Luis Enrique nacieron en la misma calle, la del Bierzo, en el barrio gijon¨¦s del Pumar¨ªn. Hasta los 12 a?os, cuando la familia de Luis se mud¨® hasta una nueva casa en la Avenida de Portugal, apenas 150 metros separaron los portales de ambas familias. Dos familias trabajadoras; carpintero el padre de Abelardo, llegado como su esposa de San Antol¨ªn de Ibias, un puebl¨ªn del interior del principado; camionero el de Luis, a quien Nely, su mujer, ayudaba cosiendo en casa, como modista, a sacar adelante sus tres hijos.

Abelardo y Luis se conocieron en el colegio p¨²blico Elisburu y a los ocho ya compart¨ªan equipo de f¨²tbol sala. Su camino es tan com¨²n que los dos hicieron la Primera Comuni¨®n el mismo d¨ªa y coincidieron en el mismo restaurante para festejarlo. La Olla, se llamaba. Un local con campo de f¨²tbol donde, por supuesto, termin¨® el convite, para desespero materno: ¡°Volaban las zapatillas al ver el estado del traje al llegar a casa¡±, r¨ªe al recordarlo el t¨¦cnico del Sporting.

Iba al campo con una bandera que me hab¨ªa cosido mi madre. Soy del Sporting de? la cuna hasta la muerte. Luis Enrique

El Xeitosa, un equipo de f¨²tbol sala del barrio, fue su primer equipo y Jos¨¦ Mar¨ªa Brito, su primer entrenador, que recuerda a Luis Enrique por su ¡°car¨¢cter¡± y a Abelardo por su ¡°seriedad en el campo¡±. Con esas caracter¨ªsticas hicieron carrera. All¨ª ganaron su primer t¨ªtulo, el campeonato de Asturias, al Sporting, en una final a doble partido: 7-0 y 2-3. ¡°Nos dieron una copa y una medalla. A¨²n las tengo¡±, recuerda Abelardo. Juntos se marcharon a Mareo, la escuela del Sporting, junto a Roberto, Eugenio, y Viti, compa?eros del mismo equipo. ¡°Nos echaron al primer a?o. No jug¨¢bamos. Nos fuimos a La Bra?a, Luis se qued¨® y yo me march¨¦ a Estudiantes. Nos reencontramos en el filial del Sporting¡±, rememora.

El defensa estudi¨® BUP y Luis Enrique, Formaci¨®n Profesional: ¡°Como estudiantes ¨¦ramos parecidos. Parecidos de mal¡±, bromea Abelardo, que lleg¨® a matricularse en Derecho porque para hacer INEF ten¨ªa que dejar Gij¨®n. Aunque andaban en cuadrillas diferentes, era f¨¢cil que se encontraran echando una sidra por Gij¨®n, as¨ª que no perdieron el contacto.

Ser¨¢ especial. Me pongo en la piel de nuestros padres que nos llevaban a jugar cuando los dos juntos no pes¨¢bamos ni 25 kilos. Abelardo

Al echar la vista atr¨¢s, Abelardo reconoce en su amigo valores de juventud que ahora adivina en su trabajo de entrenador y que vio predominar en su carrera. ¡°Es abierto, muy divertido y cabez¨®n, para bien. Se marca un objetivo y pelea por ello. Es trabajador, capaz y constante¡±, dice. ¡°Yo no le he visto entrenar, pero el a?o pasado logr¨® ascender con un equipo que no era de los mejores¡±, dice Luis Enrique, que a?ade: ¡°Este a?o lo veo con much¨ªsimas posibilidades de mantener la categor¨ªa con un equipo que se ha reforzado muy poco. Son competitivos. Es un equipo muy trabajado¡±. Y apunta: ¡°Es una persona muy importante en mi vida, su familia tambi¨¦n, tenemos una relaci¨®n muy cari?osa¡±, aclara. ¡°El sentimiento es mutuo. Si ¨¦l es feliz, yo soy feliz; si ¨¦l gana, yo gano¡±, dice el Pitu.

¡°Que recuerde, nunca nos peleamos. Igual en el campo nos mandamos a tomar por culo alguna vez, pero no lo recuerdo¡±, sonr¨ªe Abelardo, feliz a la espera de su amigo. La vida, a veces, tiene estas cosas. De la calle del Bierzo, al Molin¨®n.