Los Lakers y la infidelidad

La semana que viene empieza lo serio de la NBA: los ¡®playoffs¡¯. Entonces tocar¨¢ hablar de si los Golden State Warriors se est¨¢n quedando sin combustible emocional, si los Cleveland Cavaliers est¨¢n uni¨¦ndose justo a tiempo para afrontar las eliminatorias, o de si la mejor temporada regular de los San Antonio Spurs es una garant¨ªa para ganar el anillo.

Pero eso ser¨¢ la semana que viene. A¨²n tenemos tiempo para cotillear.

Con la interminablemente horrible temporada de Lakers a punto de acabar (por fin), hace un par de semanas se filtr¨® un v¨ªdeo del escolta del equipo, Nick Young, confesando una aventura de la que su prometida, la rapera y/o estrella del pop Iggy Azalea, no ten¨ªa ni idea.

M¨¢s all¨¢ de su irrupci¨®n en las cavernas de Internet, la historia se centr¨® en la fuente: ni m¨¢s ni menos que el escolta novato D¡¯Angelo Russell, que grab¨® la confesi¨®n espont¨¢nea de su compa?ero sin que ¨¦ste lo supiese. Todo el mundo se puso a analizar c¨®mo Russell hab¨ªa sido condenado al ostracismo por sus compa?eros, aislado del equipo como si se hubiese contagiado con el Zika.

Los deportistas tienen fama de ser infieles probablemente porque, a menudo, lo son. Mi sorpresa era que cuando se lo contaba a personas ajenas al deporte, su ¨²nica respuesta era encogerse de hombros. ¡°?Qu¨¦ esperaba?¡±, parec¨ªan querer decir

Pero lo raro, al menos para m¨ª, es lo poco que se ha hablado de que Young es, bueno, un mentiroso.

Hace un tiempo, en una pretemporada con los New Orleans Hornets, sub¨ªa al hotel con otro jugador. Mientras nos despedimos pude escuchar una voz femenina saliendo de su habitaci¨®n. Por lo que me hab¨ªan contado, ¨¦l estaba casado y su esposa segu¨ªa en su casa en Nueva Orleans.

Obviamente no fue el ¨²nico jugador al que vi echar una cana al aire. De hecho, los atletas profesionales tienen fama de ser infieles y si la tienen es probablemente porque, demasiado a menudo, lo son.

Mi sorpresa era que cuando se lo contaba a personas ajenas al deporte, su ¨²nica respuesta era encogerse de hombros. ¡°?Qu¨¦ esperaba?¡±, parec¨ªan querer decir. Y aunque por un lado ten¨ªan raz¨®n, lo que hace un hombre en su cama es asunto suyo, por otro est¨¢ lo que nos dice el sentido com¨²n.

Las grandes empresas, los grandes negocios, los grandes equipos tienen en com¨²n que todos se basan en la confianza. Y pocas traiciones pueden compararse con enga?ar a tu esposa (o a tu prometida). Y aunque eso no quiere decir que alguien infiel sea autom¨¢ticamente un pozo de escoria o que esa infidelidad signifique una ruptura de cualquier tipo de cr¨¦dito, lo cierto es que, en mi experiencia, la correlaci¨®n parece ser bastante alta.

Tampoco estoy diciendo que debamos alabar lo que hizo D¡¯Angelo Russell, su grabaci¨®n probablemente ser¨ªa desestimada en cualquier juzgado. Pero no estamos ante cualquier tribunal sino ante la magistratura cotilla y aqu¨ª el jurado determina que Nick Young es culpable. Es un mentiroso, un infiel y cualquier equipo de la NBA deber¨ªa ser consciente de que deber¨ªa evitar contratarle.

Al menos, quiero decir, si est¨¢n interesados en alcanzar los pr¨®ximos ¡®playoffs¡¯. Los mismos de los que ya hablaremos. La semana que viene.