Leicester o el triunfo de lo normal
La proeza del Leicester, que acaricia la Premier a cinco jornadas del final, se convierte en un fen¨®meno global que parte de una ciudad modesta, multicultural y sin tradici¨®n futbol¨ªstica
Por mucho que las hermanas Rosemary y Sandra, que lucen orgullosas sus bufandas blanquiazules a las puertas del estadio, destaquen el poder¨ªo sin parang¨®n de su mercado y otras indiscutibles cualidades de su ciudad natal, Leicester no es el lugar m¨¢s excitante del mundo. Para los del sur es una ciudad del norte y para los del norte es una ciudad del sur. Ha vivido un poco eclipsada por Nottingham y Birmingham, que ya es decir. El resto del mundo no sabe ni siquiera pronunciarla (son dos s¨ªlabas: Les-ter). Es un lugar neutro. ¡°Carece de car¨¢cter¡±, en palabras del escritor JB Priestley. Qu¨¦ esperan de una ciudad cuyo lema es Semper eadem, que en lat¨ªn quiere decir ¡°siempre igual¡±.
Pero el a?o pasado dos sucesos extraordinarios alteraron la rutina de la ciudad. Los huesos de Ricardo III, que hab¨ªan aparecido debajo de un aparcamiento, fueron enterrados de nuevo, y el equipo de f¨²tbol empez¨® a ganar. Hay quien ha querido conectar ambos episodios. Sin descartar nada, aqu¨ª nos centraremos en el segundo.
Un ¨¦xito global
Al Leicester City le pasaba un poco como a la ciudad. Le costaba encontrar su identidad. Ni siquiera ostentaba en solitario la categor¨ªa de instituci¨®n deportiva principal de la ciudad, como demuestra una estatua de bronce del centro, en la que se enredan en el aire un jugador de Leicester City, otro de los Tigers de rugby y otro del equipo local de cr¨ªquet. El propio Riyad Mahrez dijo que no hab¨ªa o¨ªdo hablar del Leicester cuando le ficharon. ¡°Pensaba que era un equipo de rugby¡±, reconoci¨® el delantero argelino.
Un club esencialmente blanco y brit¨¢nico no era el reflejo de la ciudad m¨¢s multicultural de Reino Unido, aparte de Londres. Por lo dem¨¢s, el Leicester carec¨ªa incluso de rivalidades hist¨®ricas. ¡°Su rival natural era el Nottingham Forest, pero el rival del Forest era el Derby County¡±, explica el soci¨®logo del f¨²tbol John Williams en el Financial Times. ¡°Ese era parte del problema del Leicester: era ignorado por sus rivales¡±.
Y de repente, el Leicester City tiene al alcance de la mano ganar la Premier League, la competici¨®n nacional m¨¢s importante del mundo. Le saca ocho puntos al Tottenham (con un partido menos; el que juega hoy en casa del Stoke) a cinco jornadas del final tras empatar ayer a dos con el West Ham.
Para comprender la magnitud de la proeza hay que destacar que, desde la Segunda Guerra Mundial, el equipo ha estado tantos a?os fuera como dentro de la primera divisi¨®n inglesa. Hace solo seis a?os jugaban en los enfangados terrenos de tercera. En incluso en la temporada pasada, el Leicester estuvo 175 d¨ªas en la zona de descenso.
Sin embargo, ayer, cuando jugaba en casa con el West Ham, costaba encontrar una bandera del club en el centro de Leicester. Cualquiera que haya puesto un pie en Bilbao, por ejemplo, durante alguno de los recientes modestos logros futbol¨ªsticos del Athletic comprender¨¢ que la ciudad directamente habr¨ªa reventado en rojo y blanco de estar viviendo lo que vive ahora Leicester.
Pero aqu¨ª no. Quiz¨¢ porque el ¨¦xito del Leicester, un club con 132 a?os de historia, no es patrimonio de un lugar ni de una afici¨®n. Tiene algo de ¨¦xito global. Es el ¨¦xito de un concepto o, m¨¢s bien, el fracaso de un modelo. El Leicester aspira a ser, como dicen las bufandas que se venden a las afueras del estadio, ¡°el campe¨®n de la gente¡±.
Ese era parte del problema del Leicester: era ignorado por sus rivales
Seguimiento en Tailandia
Steve Bruce y su hija Beth, de 45 y 21 a?os, ¨¦l electricista y ella recepcionista, son hinchas de toda la vida. ¡°Cuando hablaba de f¨²tbol y dec¨ªa que era del Leicester, la gente pasaba de m¨ª¡±, explica ¨¦l. ¡°Ahora, solo de pensar que podemos ganar se me ponen los pelos de punta. Somos un equipo corriente. Nuestra victoria ser¨ªa el triunfo de lo normal¡±.
Lo mismo opina Johan Taharin, tambi¨¦n seguidor del Leicester, aunque digamos que con una menor vinculaci¨®n geogr¨¢fica con el club. Es de Malasia. ¡°Vol¨¦ a Qatar, de all¨ª a Heathrow y luego a Leicester¡±, explica este consultor, por lo visto, adinerado. ¡°?Entonces me di cuenta de que no quedaban entradas! Pero me da igual, lo ver¨¦ en un pub. Sigo la Premier League y me gustan los perdedores, los peque?os que no le importan a nadie¡±.
Tambi¨¦n KK Surasidhi y su familia, que se turnan para fotografiarse cargados de merchandising a la entrada del estadio, han venido de lejos. Vienen de Bangkok, como Vichai Srivaddhanaprabha, el millonario de los duty free que adquiri¨® el club en 2010. ¡°Por eso un mill¨®n de personas siguen los partidos del Leicester por televisi¨®n en Tailandia¡±, explica Surasidhi. La Premier League es un espect¨¢culo global y eso ha colocado a Leicester en el mapa. El Ayuntamiento se dispone a designar un director de turismo y comercio para explotar el fil¨®n.
La masa salarial del Leicester es de 57 millones de libras (unos 71 millones de euros), casi una cuarta parte de la del Manchester United. Al inicio de la temporada las casas de apuestas pagaban la victoria del club 5.000 a 1. Solo 25 personas apostaron por el Leicester como campe¨®n, seg¨²n la empresa William Hill, entre ellos una se?ora de Edimburgo que se jug¨® cinco peniques y un hincha del Brighton que puso 60 peniques para vacilar y que ahora, si gana, pretende pegarse unas buenas vacaciones en Ibiza con las 3.000 libras que se embolsar¨ªa.
Futbol¨ªsticamente, la f¨®rmula es dif¨ªcilmente replicable. Renunciar a fichar estrellas y contratar a un t¨¦cnico reci¨¦n despedido de Grecia por perder ante las islas Feroe no es garant¨ªa de ¨¦xito. Pero estas cosas pasan. Y son las que colocan a ciudades como Leicester en el mapa y convierten al f¨²tbol en algo grande.
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