El doctor Benzema
El 24 de mayo de 2014 en Lisboa el madridismo celebr¨® dos apariciones parecidas a la de F¨¢tima. F¨¢tima, como cont¨® Manuel Vicent, consisti¨® en una turista inglesa subida a la rama de un ¨¢rbol protegi¨¦ndose de la lluvia; los milagros nunca son de quienes aparecen, sino de quienes presencian.
La primera aparici¨®n fue de Paco Gento, que sali¨® a pasear como si fuese un se?or an¨®nimo; el madridista que m¨¢s Copas de Europa ha ganado pretend¨ªa infiltrarse entre la afici¨®n en v¨ªsperas de la D¨¦cima. Le sali¨® el tiro por la culata: casi no llega ni al partido.
La segunda fue m¨¢s delicada. Se produjo a las 15.13 horas y provoc¨® una de esas euforias peque?as que tienen la capacidad de arreglar el d¨ªa. Karim Benzema, duda para la final, estrenaba su cuenta de Twitter con la foto de un bander¨ªn blanco, su camiseta, sus botas y el anuncio de que estaba ready for the game.
El extra?o caso del doctor Benzema es uno de los objetos de an¨¢lisis preferidos del madridismo. Ocupa el puesto de delantero centro, por tanto, el lugar preferido por los diarios para vender portadas; desde que est¨¢ en el Madrid no ha habido un 9 que no haya sido se?alado para desocuparlo por la fuerza. D¨ªas antes de la final de Lisboa, Mendes desat¨® una tormenta sobre el club para despachar a Benzema al PSG y colocar a Falcao en el Madrid; a la tarea consagr¨® a periodistas dedicados a revolver en la basura de KB para encontrarle una asistencia de menos que sirviese para su delirio.
Su juego se pone bajo sospecha por los puristas del Bernab¨¦u, que a¨²n echan de menos las carreras de Ra¨²l a ninguna parte, que eran como dejar el mando del coche teledirigido olvidado en el sof¨¢. Su vida extradeportiva casi delata, m¨¢s que a un futbolista de problemas con la ley, a un pandillero de problemas con el f¨²tbol. Todos los a?os por estas fechas aparece un club que se lo quiere llevar y un nueve por el que se le quiere sustituir. Todos los a?os por estas fechas es el jugador decisivo del Madrid, el mediapunta goleador de zapatos de tafilete. El ¨²nico capaz de adjetivar la dinamita del ataque, de pararse y rodearse de serpientes para arruinar la defensa soltando el bal¨®n a campos vac¨ªos. Crea tiempo y espacio. Sirve de espejo a sus compa?eros para que se vean a¨²n mejores de lo que son.
Ha sido una aparici¨®n constante, un hombre empapado bajo el ¨¢rbol de F¨¢tima consintiendo el milagro de que la afici¨®n no se entregue, ¨¦l no se vaya y el Madrid no le venda. No s¨®lo el mejor adivinando el f¨²tbol sino tambi¨¦n el mejor en disimularlo.
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