Pereiro y el parip¨¦ de Hincapie
El norteamericano le ofreci¨® dinero por dejarse ganar en el Tour a Pereiro, quien acept¨® porque cre¨ªa lo cobraba por perder
Que en todos los deportes, f¨²tbol incluido, hay trato bajo cuerda, primas por ganar y perder y compraventa es algo que ?scar Pereiro no dud¨® en contar en un programa televisivo c¨®mo ¨¦l mismo cobr¨® el d¨ªa que su compa?ero de fuga gan¨® una etapa del Tour. La arrepentida confesi¨®n, nacida tambi¨¦n de necesidad de sacar fuera algo que le atormentaba desde entonces, le ha costado insultos en las redes ¨C¡°he bloqueado en Twitter al menos a 200¡±, dice¡ªy le ha generado la sensaci¨®n de que aquello se ha convertido en una red de incomprensiones y malosentendidos que le tendr¨¢ envuelto toda su vida. ¡°Todo fue un error desde el principio hasta el final¡±, dice. ¡°Y el error se ha multiplicado porque nadie ha entendido lo que pas¨® en realidad. ??C¨®mo iba yo a vender una etapa si estaba loco por tener una victoria en el Tour, donde nunca hab¨ªa ganado nada?! ?C¨®mo puede pensarse eso?¡±¡±
Aquello ocurri¨® en los Pirineos el 17 de julio de 2005, un a?o antes de que el ciclista gallego se consagrara ganado el Tour por descalificaci¨®n de Floyd Landis. Entonces, en la ma?ana de aquel d¨ªa de 2005, Pereiro no era m¨¢s que un combativo escalador de 26 a?os que buscaba un puesto bajo el sol del Tour. Lo encontr¨® en la etapa, la reina del Tour, con seis puertos (Portet d¡¯Aspet, Ment¨¦, Portillon, Peyresourde, Val Louron y Pla d¡¯Adet), en la que se infiltr¨® en la fuga buena. ¡°Y al pie del ¨²ltimo puerto me sent¨ªa tan fuerte que estaba seguro de que iba a ganar¡±, recuerda Pereiro por tel¨¦fono. ¡°Estaba tan seguro que no me import¨® ponerme delante en la fuga y tirar yo solo en el puerto hasta que solos nos quedamos Hincapie y yo. Y ¨¦l no me dio ning¨²n relevo, iba siempre a rueda, pero me daba igual, porque sab¨ªa que le iba a ganar¡±.
Pereiro sab¨ªa que iba a ganar, pero, como cualquier competidor, no las ten¨ªa todas consigo, as¨ª que cuando se le acerc¨® por detr¨¢s el lugarteniente de Armstrong, un sprinter de 1,90 metros sin anteriores muestras de talento escalador e incongruente con el escenario de alta monta?a, y le dijo algo as¨ª como 50.000, Pereiro no dud¨® en responderle ¡°vale¡±. ¡°Yo iba hasta arriba de adrenalina y con las pulsaciones a 200¡±, dice Pereiro, ¡°y entend¨ª que ¨¦l me quer¨ªa decir que no me iba a disputar la victoria porque quedar¨ªa muy feo despu¨¦s de haber ido a rueda todo el d¨ªa, pero que a cambio me ped¨ªa 50.000. Y yo le dije que s¨ª enseguida porque as¨ª me aseguraba definitivamente la victoria y no ten¨ªa que pensar en d¨®nde esprintar ni perder tiempo prepar¨¢ndolo, teniendo en cuenta que Caucchioli y Boogerd ven¨ªan cerca¡±.
Eso pensaba Pereiro, pero no deb¨ªa de pensar lo mismo Hincapie, quien cuando faltaban 300 metros para la meta aceler¨® a su espalda y adelant¨® a toda velocidad al gallego, que, asegura, no cre¨ªa lo que ve¨ªan sus ojos. ¡°Me qued¨¦ a cuadros cuando vi que me esprintaba¡±, dice Pereiro. ¡°Me qued¨¦ tan sorprendido que me paralic¨¦, sin capacidad de reacci¨®n¡±. Hincapie termin¨® la etapa con una gran actuaci¨®n, su parip¨¦, llev¨¢ndose las manos a la cabeza como aquel que no puede acabar de creer lo que le est¨¢ sucediendo, incr¨¦dulo a¨²n de su victoria. ¡°Luego Hincapie me pag¨®, pero no los 50.000 euros o d¨®lares que yo pensaba¡±, dice Pereiro a quien no abandona la amargura por el recuerdo del d¨ªa que m¨¢s ¡°gilipollas¡± se sinti¨® en el Tour. ¡°Tambi¨¦n deb¨ª de entender mal la cantidad que me dijo¡±.
Tampoco entendi¨® mucho la prensa aquel d¨ªa caluroso de los Pirineos, que se preguntaba c¨®mo pod¨ªa Pereiro no haber ganado la etapa. ¡°Yo es que soy muy generoso y me gusta correr para dar espect¨¢culo, no s¨¦ hacerlo de otra forma. He sido un poco ingenuo al final¡±, dijo entonces el gallego para tratar de hacer entender lo que a¨²n 11 a?os despu¨¦s sigue siendo inexplicable.
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