Pura vida, Nieve, Amador

Cuando a un costarricense se le saluda con un hola, qu¨¦ tal, ¨¦l no se queda en un muy bien gracias, sino que responde siempre pura vida, as¨ª de bien estoy, as¨ª de bien est¨¢ de rosa Andrey Amador, ciclista de la ex¨®tica cicl¨ªsticamente y volc¨¢nica Costa Rica, del campo, de San Ram¨®n de Alajuela, y as¨ª est¨¢ de bien, pura vida tambi¨¦n, de negro con rayita azul, Mikel Nieve, el navarro de piedra que gan¨® la etapa que no habr¨ªa podido ganar si su jefe, Mikel Landa, no hubiera enfermado. El primer d¨ªa de monta?a, en las conferencias de prensa del Giro solo hizo falta int¨¦rprete de espa?ol, la lengua en la que hablaron en el coraz¨®n del Friuli los dos triunfadores, Amador y Nieve, dos corredores que no son los l¨ªderes de sus equipos, dos ciclistas de trabajo y sufrimiento y escasos d¨ªas de recompensa oficial y podio.

La maglia rosa en el Giro, que tanto ha buscado todos los d¨ªas el segundo de Valverde en el Movistar, priv¨® a los periodistas marxistas de la imagen del talento luxemburgu¨¦s Bob Jungels, el rival en el juego, con un pie de foto provocador, Rosa Luxemburgo, pero regal¨® al Amador el premio adicional de ser el primer costarricense que la viste, lo que es obligatorio: solo ¨¦l entre los ciclistas costarricenses ha corrido el Giro.

La recompensa emocional, la que les hace tan duros, austeros, tan orgullosos, la gozan en secreto, an¨®nimos, despu¨¦s de sacrificios y esfuerzos cuyo valor solo ellos saben. Amador supo que ser¨ªa un buen ciclista el ¨²ltimo domingo de julio de 2011, cuando termin¨® su primer Tour, que corri¨® con un esguince de grado dos en un tobillo despu¨¦s de caerse en el kil¨®metro 30 de la primera etapa. Termin¨® despu¨¦s de asombrar a todos por su capacidad de resistir el dolor por un miedo a¨²n mayor, el que ten¨ªa a lo que le pod¨ªan hacer sus compatriotas entregados si les fallaba. El orgullo de Nieve fue quedarse el martes desde el primer kil¨®metro de la etapa acompa?ando, junto a David L¨®pez, a Mikel Landa atacado de diarrea y su olor y sufriendo y luego ser capaz de remontar y entrar dentro del tiempo m¨¢ximo sufriendo psicol¨®gicamente en el autob¨²s de sprinters, subiendo a su ritmo cansino los puertecillos, ¨¦l, un escalador puro como su apellido, el hombre del Ventoux, el ganador de la etapa m¨¢s dura del Giro de los ¨²ltimos a?os, en 2011, en Val di Fassa, 230 kil¨®metros en siete horas y media, a 28 de media, y ¨¦l, fugado puerto tras puerto, incluido la Marmolada terrible, una etapa tan bella que cuando la recuerda sigue creyendo que fue un sue?o.

El viernes, el d¨ªa que justific¨® humilde con su victoria a todo su equipo soberbio, el Sky, la tarea fue m¨¢s f¨¢cil y m¨¢s intensa, una fuga de 30 que puerto tras puerto --al pie de los Alpes donde el Isonzo fluye turbulento en las fronteras de imperios ca¨ªdos, la Julia romana de Julio C¨¦sar, los austroh¨²ngaros, alemanes, napole¨®nicos, la Yugoslavia de Tito en los confines del Mediterr¨¢neo¡ªfue menguando hasta quedarse solo en el Porz¨´s de los partisanos y hasta el Cividale que fund¨® Julio unas semanas despu¨¦s de cruzar el Rubic¨®n.

Aunque los l¨ªmites de los pa¨ªses los marquen las monta?as y los r¨ªos, las fronteras las fijan siempre las guerras y el ganador del Giro no ser¨¢n ni el f¨¦rreo Nieve ni el Amador de dulce nombre y un perro bulldog llamado Cony, sino uno de entre Vincenzo Nibali y Alejandro Valverde, que no se separan uno de otro, dos lapas a las que no separar¨¢n quiz¨¢s ni los Dolomitas gigantes el s¨¢bado que se subir¨¢n, como los puertos friulanos, como si se corriera el Tour, con calor, 29 grados en el valle, ni mucho m¨¢s la cronoescalada del domingo. Detr¨¢s de ellos, con ellos, los escaladores puros, flacos como ascetas en ayuno permanente como Zakarin el t¨¢rtaro, Chaves el colombiano, Majka el polaco, Kruijswijk el holand¨¦s, que disciplinados se mantienen a rueda y a la espera, siempre a la espera.