El escudo de Simeone contra el escudo del Madrid
El Atl¨¦tico se aferra a su t¨¦cnico y al sentido gremial del equipo para retorcer a un coloso como el conjunto blanco y espantar su propia maldici¨®n
A hombros de Diego Pablo Simeone, masajista sentimental, entrenador de jugadores, directivos e hinchas, el Atl¨¦tico se asoma de nuevo al para¨ªso que tan bien conoce su hidalgo oponente. El duelo m¨¢s repetido en la historia del f¨²tbol espa?ol ¡ª264 partidos oficiales entre colchoneros y madridistas¡ª bajo el foco del universo. Otra final legendaria. Si casi todas lo son, la de San Siro evoca una efervescencia renovada, como si Lisboa nunca hubiera existido.
De nuevo unos vecinos frente a frente, un aspirante maldito en sus dos finales anteriores contra el gran campe¨®n, ese Real Madrid para el que la Copa de Europa es un vicio. El Atl¨¦tico se aferra a que de una dichosa vez le ha llegado su hora, y que esta sea puntual, inalcanzable para otro Schwarzenbeck u otro Sergio Ramos. El Madrid cree que su hora no tiene fin, ni en las buenas ni en las malas. De ganar en San Siro sumar¨ªa cinco orejonas en color, como el Bar?a en el mejor ciclo de su vida. Se?al de su flechazo ¨²nico con esta Copa. Ocurre que el f¨²tbol no entiende de estas gaitas, vaya usted a saber lo que esta vez ser¨¢ su l¨®gica m¨¢s il¨®gica. O viceversa. Por eso, partido a partido.
En un intento in¨²til de objetivar las pasiones, cada sector retuerce los datos que le conviene. En San Siro, sede de la final por cuarta vez en 60 ediciones, jam¨¢s gan¨® el Madrid en 14 visitas, podr¨ªan exclamar los atl¨¦ticos. Tampoco hab¨ªa triunfado nunca en Lisboa, podr¨ªan replicar los madridistas. Y por qu¨¦ no apelar a Fernando Torres ¡ªtan en forma en el ¨²ltimo tramo¡ª que es un lig¨®n de finales a partido ¨²nico, con siete bingos de nueve. ?Y Bale, tambi¨¦n en plenitud en estos tiempos? El gal¨¦s ha marcado en tres de sus cuatro finales con el Real. Hay para todos los gustos, pero no hay f¨²tbol en serie, cada cita es una trama. ?C¨®mo explicar si no que los h¨¦roes recientes fueran God¨ªn, en la Liga de Barcelona, y Ramos, en la D¨¦cima?
No faltar¨¢n quienes repasen el tr¨¢nsito de ambos en la competici¨®n. Un campo de minas para el Atl¨¦tico, que en las eliminatorias super¨® a tres campeones de Europa que se han coronado en sus Ligas este mes (PSV, Barcelona y Bayern). El Madrid, mucho m¨¢s afortunado, tuvo que sortear toros m¨¢s afeitados, como Roma, Wolfsburgo y Manchester City. No importa, lo que quedar¨¢ en la retina es el campe¨®n.
Marcados por su historia particular, ambos han preparado el reto de forma muy diferente. Simeone, sobre el que gravita el renacido Atl¨¦tico, ha intentado laminar el azote de 2014. El Cholo ha reorientado el guion previo y sus chicos han ido de mudanza en mudanza, un entreno por aqu¨ª, otro por all¨¢... Hasta el club ha presentado una instancia para vestir de azul, no de rojiblanco como hace dos a?os. Que todo cambie para que nada sea igual. "Quien piense que se trata de algo supersticioso subestima nuestro trabajo", puntualiz¨® Simeone. Ya se ver¨¢ el efecto producido en los jugadores: ?una semana de distracciones o de obsesiones?
En cambio, en la canciller¨ªa madridista se ha mantenido la rutina, solo alterada por el golpe hollywoodiense de hacer hueco en el vuelo institucional a Richard Gere. El Madrid lleg¨® un d¨ªa despu¨¦s a Mil¨¢n. Como si quisiera imponer las reglas del boxeo: el campe¨®n siempre sale el ¨²ltimo al cuadril¨¢tero. ?Exceso de confianza?
Acuartelados cada cual en un rinc¨®n de la asfixiante Mil¨¢n de estos d¨ªas, con sudores de regadera, ambos equipos se retar¨¢n con sus mejores pretorianos. Madrid y Atl¨¦tico en estado puro, el solfeo de las grandes estrellas blancas frente a esos marines rojiblancos que marcan todos el paso por igual. F¨²tbol en dos dimensiones. Uno, el Atl¨¦tico, con la mejor cerradura que se conoce y muy cuco en ataque a nada que el adversario se despiste. Los rojiblancos golean con un cuarto de ocasi¨®n. Enfrente, un escuadr¨®n ofensivo que ametralla sin miramientos.
Simeone dijo visualizar un duelo en el que "en el inicio del juego el Madrid proponga m¨¢s". Traducido, para el Madrid un partido con bal¨®n y para el Atl¨¦tico, sin ¨¦l. A Simeone no le importar¨ªa, lo explic¨® en italiano: "Somos m¨¢s inteligentes sin la pelota". El Cholo aludi¨® a un Madrid "al que la presencia de Casemiro le permite agruparse mejor en defensa y le hace m¨¢s peligroso a la contra". No fueron pocas las veces que el t¨¦cnico aludi¨® a Casemiro. No fue espont¨¢neo, para nada. Simeone nada deja al azar y sabe bien lo que representa este tipo de jugador, que en su Atl¨¦tico los tiene clonados: Augusto, Tiago, Gabi, Kranevitter, y, si se tercia, Sa¨²l, Koke... Para el Cholo es la zona en combusti¨®n y con el foco sobre Casemiro, un chorro de presi¨®n para el ancla madridista.
Zidane fue menos preciso al definir el partido que sopesa. "Primero hay que defender bien y luego, correr, correr y correr..." El franc¨¦s valor¨® a su rival "como conjunto", insisti¨® en que su equipo "est¨¢ preparado" tras haber trabajado las ¨²ltimas semanas con "intensidad" y despej¨® la palabra fracaso. "En el f¨²tbol perder no es un fracaso si has tenido actitud".
En la capital lombarda, donde el f¨²tbol brind¨® por dos campeones en diez oportunidades (siete veces el Milan y tres el Inter), Madrid, gane quien gane, se coronar¨¢ como la ciudad con m¨¢s copas (once). El cartel promete: Simeone, ese l¨¢zaro que ha resucitado a una infanter¨ªa rojiblanca que hasta su llegada maldec¨ªa por todo y contra todos, dispuesto a retorcer la historia ante el coloso madridista. De nuevo a un reto de pasar a la eternidad del Manzanares, la que ya acaricia. "Me encanta llevar 113 a?os de presi¨®n a la espalda", sostuvo ¨¦l. Un mochil¨®n frente a un gigante como el Madrid, que aunque graduara con honores a Zidane, no tiene un espartaco como Simeone. Lo tuvo en Di St¨¦fano hace 60 a?os. La gu¨ªa del Real es el escudo.
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