Simeone o nada
Las dudas del mister agravan el desasosiego de la derrota contra el Real Madrid
Ha amanecido pl¨²mbea y lluviosa Mil¨¢n, m¨¢s o menos como si el techo de la ciudad exagerara la claustrofobia de los hinchas rojiblancos. Haci¨¦ndonos somatizar la presi¨®n en el estern¨®n. Haci¨¦ndonos pagar la precariedad de los remedios caseros.
Se llama impotencia, frustraci¨®n. Y maldice uno el santoral. Porque ayer era San Justo. Y ocurri¨® justo lo que no ten¨ªa que ocurrir, agrietando nuestra moral, exponi¨¦ndola al trauma de un relato s¨¢dico que vincula el akelarre de Lisboa con el de Mil¨¢n.
Terminaron los dos partidos con un gol de penalti de Ronaldo, pero hubo a¨²n m¨¢s crueldad en el desenlace de anoche. Pens¨¢bamos haber adquirido una coraza sobrenatural en las experiencias extremas de Barcelona y M¨²nich. Cre¨ªamos que el sarcasmo de Ramos como art¨ªfice del 1-0 no pod¨ªa hacernos tan vulnerables. Y convenimos que las cabalgadas de Carrasco espantar¨ªan las maldiciones. Un hombre nuevo. Un recurso deus ex machina que acomplej¨® la tiran¨ªa merengona.
Me hab¨ªa acordado de Miracolo a Mil¨¢n. Y del desenlace de la pel¨ªcula de Vittorio de Sica, cuando la clase proletaria se despecha de la aristocracia volando a bordo de las escobas, contemplando el Duomo desde las alturas a semejanza una migraci¨®n libertaria. Miracolo es milagro en italiano. Pesadilla es?incubo. Resuena con m¨¢s ferocidad el sustantivo. Incubo. Y define esta noche de insomnio que he reconocido en las ojeras del cadete del Atleti en el avi¨®n comercial de regreso. Uniformados, serios, prematuramente adultos, como si Simeone los hubiera acompa?ado en coche hasta el aeropuerto. Y les hubiera ordenado recuperarse de la desgracia milanesa.
Nos tiene el mister seriamente preocupados. No por su planteamiento, tan discutible o tan elogiable como el de Zidane en el umbral de la nada y el todo, sino porque se ha colocado ¨¦l mismo entre interrogaciones. Se lo va a pensar, tiene que meditarlo.
Y carecemos de la osad¨ªa o del valor de sacarlo de la propia abstracci¨®n. Queremos pensar que la duda proviene de la autocr¨ªtica, del efecto radiactivo que implica sobrexponerse a dos finales perfectamente distintas y exactamente iguales.
Le exigimos un ejercicio de responsabilidad. Le conminamos a sujetarse en su noci¨®n providencial y carism¨¢tica. Simeone ha construido el Atl¨¦tico de Madrid. Le ha devuelto su protagonismo en la liga y su prestigio internacional. Ha adquirido una ascendencia irresistible entre los aficionados, con m¨¢s raz¨®n cuando el Atleti necesita un timonel en el tr¨¢nsito de la casa madre a la Peineta, una referencia iconogr¨¢fica que estimule la mudanza. Y que proporcione un alivio a esta crisis postraum¨¢tica. Perder a Simeone es casi peor que haber perdido la Champions.
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