?Ra¨²l, selecci¨®n!
Del Bosque no se ha dejado en tierra a ning¨²n Maradona, luego poco debate deber¨ªa haber sobre su lista para la Eurocopa
A?o 1990, un d¨ªa cualquiera de finales de mayo. Luis Su¨¢rez, seleccionador espa?ol, acude a visitar la redacci¨®n de un diario deportivo. En la charla con los pr¨®ceres del peri¨®dico, el t¨¦cnico explica algunos pormenores de la lista de convocados para el inminente Mundial de Italia. Reflexiona Luis Su¨¢rez, sin ofrecer demasiados datos, sobre las ausencias m¨¢s comentadas, las de los madridistas Buyo y Gordillo y el barcelonista Milla. En estas que un muy alto cargo del diario pregunta de sopet¨®n: ¡°Don Luis, ?y por qu¨¦ no ha llamado usted a Hugo S¨¢nchez?¡±. La sala donde se desarrolla la animosa charla se llena de gestos de perplejidad. Uno de los presentes suelta por fin una sonora carcajada: ¡°Jefe, usted siempre tan bromista¡±. Su¨¢rez mira de hito en hito a su ilustre interrogador, se da cuenta de que all¨ª no hay broma alguna y, gallego como es, contesta con una pregunta: ¡°?Cu¨¢ndo ha dejado Hugo S¨¢nchez de ser mexicano?¡±.
El pasado martes, el actual seleccionador, Vicente del Bosque, hizo p¨²blica la lista de convocados para la inmediata Eurocopa de Francia. Nadie le pregunt¨® por la ausencia de Messi. Realmente, y respecto a los que no est¨¢n, hab¨ªa poco que preguntar. Aun as¨ª, ese seleccionador que algunos llevan dentro, y ya hay que ser retorcido para llevar a Del Bosque dentro, levant¨® su mano y balbuci¨® unos cuantos interrogantes con pinta de acusaci¨®n: ¡°?Y por qu¨¦ no est¨¢ Isco? ?Y Sa¨²l? ?Y Fernando Torres? ?Y Diego Costa?¡±. Del Bosque, mesurado como de costumbre, fue contestando con los t¨®picos habituales: ¡°Son buenos chicos¡±, ¡°nos han ayudado mucho¡±, ¡°solo pueden venir 23¡±¡ El seleccionador no se ha dejado en tierra a ning¨²n Maradona, a ning¨²n Pel¨¦, con lo que el debate est¨¢ muerto antes de nacer.
Lejos quedan los tiempos en que alguna ausencia provocaba una crisis de Estado. As¨ª ocurri¨® cuando Luis Aragon¨¦s borr¨® a Ra¨²l de sus planes. Sus razones tendr¨ªa y leg¨ªtimas eran. Buena parte de la afici¨®n mont¨® en c¨®lera y Luis tuvo que intervenir, incluso cara a cara con alg¨²n seguidor que le afe¨® su decisi¨®n: ¡°?Qu¨¦ ha ganado Ra¨²l con la selecci¨®n, dime, qu¨¦ ha ganado? ?Nada!¡±, espet¨® al furibundo hincha. No le faltaba raz¨®n. El problema era que Ra¨²l no hab¨ªa ganado nada con la selecci¨®n, cierto, pero tampoco Xavi, Puyol, Torres o Casillas. Desapareci¨® Ra¨²l del equipo y este inici¨® su traves¨ªa gloriosa. Pero considerar que en ello existe una relaci¨®n causa-efecto (Ra¨²l no est¨¢ luego el equipo gana) no hace sino autentificar que la podredumbre moral que rodea al f¨²tbol espa?ol era, es y ser¨¢ eterna.
No deber¨ªa existir debate alguno sobre la selecci¨®n que acude a Francia. Pero que est¨¦ tranquila la poblaci¨®n que puede brotar uno en cualquier momento. Y de tron¨ªo. Suceder¨¢ si al t¨¦cnico se le ocurre colocar a Casillas en el equipo titular y no a De Gea. Se abrir¨¢n los cielos entonces y el ej¨¦rcito de liberaci¨®n del balompi¨¦ patrio emprender¨¢ una de esas infames campa?as en la que no solo pedir¨¢ la cabeza del seleccionador, poco es, sino que exigir¨¢ recibirla previa tortura. Rezando debe estar Casillas por que a Del Bosque no se le pase por la mente hacerle jugar un minuto. Casillas ser¨¢ pues sacrificado en aras de la paz, como antes lo fue Ra¨²l, signo de que en el f¨²tbol espa?ol la diferencia entre ser una leyenda y ser el que se las lleva dobladas es ¨ªnfima. Y hablando de leyendas, ayer Ra¨²l volvi¨® al Bernab¨¦u, a jugar con los veteranos del Madrid un partido contra el Ajax. Dado el clamor que despert¨® cada vez que toc¨® el bal¨®n, y c¨®mo lo toc¨®, y por animar el debate, este opinador, que no es pr¨®cer de nada, cree estar en su derecho de gritar bien alto ?Ra¨²l selecci¨®n! Como no es mexicano...
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