Orlando y Orlandito
La vida en Madrid de los Ortega, el padre entrenador y su hijo, favorito para medalla en los 110 metros vallas de los Juegos de R¨ªo
Orlando Ortega a¨²n llama Orlandito a su hijo, Orlando como ¨¦l, un mocet¨®n de 24 a?os que mide 1,89 metros, a quien, entren¨¢ndolo, ha convertido en uno de los mejores vallistas del mundo, a quien ha seguido hasta Madrid en su aventura espa?ola.
Los 12,94s de Orlando Ortega hijo, Orlandito, nacido en Cuba y espa?ol desde septiembre, fueron la mejor marca mundial de 2015, a¨²n no superada en 2016, el a?o en el que los grandes atletas del mundo suspiran por el oro ol¨ªmpico. Y tambi¨¦n ¨¦l.?¡°Conmigo empez¨® a entrenar en edad escolar y estuvo cuatro a?os¡±, dice Orlando padre. ¡°Despu¨¦s se integr¨® en el sistema cubano de alto rendimiento y tuvo que marcharse a La Habana¡±.
Hace calor en Madrid, uno de esos d¨ªas de junio africanos, y es mediod¨ªa en el Centro de Alto Rendimiento. En un rinc¨®n de la pista de atletismo, en un banco sentado porque le duele la espalda, Orlando observa entrenarse a Orlandito, que estira sus piernas de goma con la flexibilidad de un gimnasta encerrado en sus cascos, de donde a veces se escapan ritmos de salsa o reguet¨®n. Orlandito habla de su amor por el Real Madrid, del que se hizo seguidor en Cuba cuando ten¨ªa cuatro a?os, mientras su padre, hijo de futbolista internacional y de velocista ol¨ªmpica en M¨¦xico 68, es del Bar?a, lo que les lleva a discutir. ¡°Nos gusta el calor, claro, y es bueno para la velocidad, pero este calor, este sol, es excesivo, provoca problemas de deshidrataci¨®n¡±, dice Orlando, tan alto como su hijo. ¡°Tendremos que empezar a venir a las nueve de la ma?ana¡±.
El deporte de alto rendimiento cubano se rige por el sistema de la pir¨¢mide: una base muy amplia y una cumbre, el equipo nacional, que solo alcanzan los mejores. La base son las escuelas deportivas provinciales. En la de Artemisa, su ciudad, durante cuatro a?os Orlando condujo a Orlandito a lo m¨¢s alto en edad escolar. ¡°Ya de juvenil se fue a La Habana con Emilio Valle ?lvarez y cuando lo consideraron de primera categor¨ªa empez¨® a entrenarlo Santiago Ant¨²nez, el responsable nacional de vallas, que tambi¨¦n entrenaba al campe¨®n ol¨ªmpico Dayron Robles¡±, dice Orlando, quien termin¨® integrado como t¨¦cnico en la estructura y estuvo de misi¨®n entrenando a velocistas en Trinidad y Tobago antes de reunirse en Madrid con su hijo, que hab¨ªa abandonado Cuba despu¨¦s del Mundial de Mosc¨² de 2013.
Cuando no viajan para competir, Orlandito vive en la residencia Blume de lunes a viernes. Los fines de semana los pasa con su padre. ¡°Es fundamental la comunicaci¨®n entre entrenador y atleta para el d¨ªa a d¨ªa. No se puede plantear un buen entrenamiento sin saber c¨®mo durmi¨®, si tiene alguna molestia, sus sensaciones¡ Y eso yo lo obtengo, claro¡±, dice Orlando. ¡°Durante el entrenamiento hablamos bastante, solo de atletismo y de los ejercicios que vamos a hacer, pero cuando nos vamos de la pista hablamos de todo menos de atletismo, porque 24 horas hablando del mismo tema es bastante tedioso. Hablamos de la vida y de lo que sea¡±.
¡°Correr fuerte¡±
Orlando padre tambi¨¦n fue vallista de buen nivel, m¨¢s de 400m vallas que de 110, y sus entrenadores fueron sus maestros. De ellos aprendi¨® la primera verdad del atletismo, la mentalidad, que le transmiti¨® a su hijo: ¡°Lo importante no es correr bonito sino correr fuerte¡±. ¡°Me lo ense?aron mis entrenadores, Frank Montiel, campe¨®n de los Panamericanos; Ram¨®n D¨ªaz, entrenador talentoso primero de triple y luego de vallas, y Alejandro Casa?as, la gloria nacional, recordman del mundo en 1977 con 13,21s y plata en Montreal 76 y Mosc¨² 80¡±, dice Orlando. ¡°Supongo que ellos lo aprender¨ªan de los t¨¦cnicos del Este que llegaron a Cuba¡±.
Del rinc¨®n se levanta Orlandito, recordman espa?ol con 13,12s desde mayo, una marca que espera rebajar la pr¨®xima semana en el mitin de Madrid. ¡°?Qu¨¦ hago ahora?¡±, pregunta a su padre, y este, despu¨¦s de indicarle unos ejercicios de salida y 30 metros, habla de ¨¦l admirativamente. ¡°Psicol¨®gicamente es muy fuerte, muy profundo. ?l mismo se traza sus metas y sus objetivos. Y siempre salimos a ganar. Tambi¨¦n en los entrenamientos¡±, dice Orlando. ¡°Estamos convencidos de que estaremos en los Juegos, de que Cuba no pondr¨¢ problemas, pero no pensamos en eso¡±.
Y Orlandito regresa y apostilla: ¡°La posibilidad de que no me concedan el permiso es algo en lo que ni pienso¡±. ¡°No tiene sentido perder el tiempo preocup¨¢ndome por algo que est¨¢ m¨¢s all¨¢ de mi capacidad de decisi¨®n¡±.
La carrera perfecta
Los 110 metros vallas son 10 vallas de 1,067 metros de altura (42 pulgadas) situadas a intervalos de 9,14 metros (30 pies), salvo la primera, que se encuentra a 13,72 metros (45 pies) de los bloques de salida. De la ¨²ltima a la l¨ªnea de meta hay 14,02 metros (46 pies).
"La carrera tiene cuatro partes y una serie de exigencias fisiol¨®gicas", ense?a, did¨¢ctico, Orlando padre. Las fases son la arrancada y la primera valla, el pase de la valla, la carrera entre las vallas y el sprint final. "A diferencia de los 100m, en donde se alcanza la velocidad m¨¢xima a los 60m y a partir de los 80m se disminuye, en vallas, se acelera hasta 30m y de all¨ª a 70 se mantiene esa velocidad para, en los 70, dar un nuevo cambio y mantenerlo hasta los 110. Los requisitos que debe tener un atleta para triunfar, unas caracter¨ªsticas que ya posee Orlandito, son explosividad, sin¨®nimo de velocidad m¨¢xima, buena continuidad o resistencia a la velocidad y buena constituci¨®n o movilidad articular, flexibilidad".
Orlandito, como la mayor¨ªa de su generaci¨®n desde que Dayron Robles comenzara a hacerlo, recorre los casi 14 metros hasta la primera valla en siete pasos, cuando lo habitual era ocho.
Como todo lo que no es natural, como el paso de valla en carrera, la base es el aprendizaje por repetici¨®n, donde Orlandito destaca por su capacidad para mantener una alta velocidad y su movilidad articular. ¡°En uno o dos a?os no se llega a tener una t¨¦cnica eficiente. Lo m¨¢s importante es demorar lo menos posible sobre las vallas y entre ellas, donde a igualdad de intensidad la diferencia la marca el ritmo: hay que dejarse llevar por el ritmo¡±. Orlandito posee una t¨¦cnica ¡°impecable¡±, que se refleja en que apenas toca las vallas en los saltos. ¡°Quiz¨¢s lo m¨¢s dif¨ªcil son los tres pasos en los 9,14m entre valla y valla. Atacas la valla a 1,50m y la ca¨ªda se produce a 1,60. Quedan ocho metros para correr que no son tan cortos como parece y obligan a un esfuerzo de tres pasos de m¨¢s de 2,50m¡±. Y a¨²n queda la recta final. ¡°Aunque vayas por delante no puedes confiarte y perder en los ¨²ltimos metros el trabajo de un a?o. Lo tiene bien metido en la cabeza: hay que correr pasada la ¨²ltima valla¡±.
Orlando Ortega es alto y estilizado y est¨¢ menos musculado que la mayor¨ªa de sus rivales. ¡°Aunque ha ganado en masa muscular este a?o, no podemos pasarnos: con m¨¢s fuerza y m¨¢s masa no podr¨ªa correr con la misma fluidez. Aunque eso suponga que no sale muy bien, Dios no entrega todo al mismo¡±, dice Orlando padre. ¡°Para nadie es un secreto que la segunda parte de la carrera es suya. Tiene tal capacidad de resistencia a la velocidad que a partir de 60 puede acelerar y mantener hasta el final la velocidad¡±.
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