La ¡®antidiva¡¯ Espa?a
Con Del Bosque y Casillas a la cabeza, el ambiente de esta selecci¨®n ¡®iniestizada¡¯ contrasta con otros vedetismos m¨¢s propios de la Liga
Vive La Roja con normalidad, como suele, ya sea en los batacazos (Brasil) o en los ¨¦xitos. Sin pir¨®manos, con los pies de Iniesta en el suelo, el buen ¨¢nimo de Iker Casillas en el banquillo, el bienaventurado tuteo entre Sergio Ramos y Piqu¨¦, la impagable cachaza de Del Bosque¡ No parece la selecci¨®n de una Liga tan arisca como la espa?ola, donde la hoguera se atiza y se atiza. El f¨²tbol de clubes es m¨¢s disonante, la selecci¨®n es una mecedora, los chicos encuentran en ella un retiro espiritual que no tienen en sus crispados equipos. Como ha dicho Jordi Alba, ¡°hay tensi¨®n entre Bar?a y Madrid, pero en la selecci¨®n el ambiente es fenomenal¡±. Lo subray¨®, entre otros, Pedro, un pretoriano al que Nolito le ha adelantado. No importa: ¡°La armon¨ªa del vestuario es buen¨ªsima¡±. Y no se trata de monaguillos. Que le pregunten a Nolito. ¡°Aqu¨ª si quieres cachondeo tambi¨¦n lo hay, no soy el ¨²nico al que le gusta¡±.
A Del Bosque siempre le preocup¨® la t¨¢ctica como la buena convivencia. Las derrotas, que le quitan el apetito y le provocan una extra?a sudoraci¨®n, le disgustan tanto como que el grupo no se comporte con nobleza. ?l lo llama fortaleza emocional y es uno de sus credos irrenunciables, como su descreimiento del ordeno y mando. Es hombre de f¨²tbol desde hace casi 50 a?os, conoce los eg¨®metros.?Por ejemplo, tiene por norma ni inmutarse cuando los relevados acuden al banquillo. Ni una mirada, nada de palmaditas o gestos de reproche. Ante todo, orden y serenidad. Si Cesc tira de malos modos el peto, como hizo en Brasil, una ducha fr¨ªa y en unos d¨ªas una charla correctora. Donde otros ven al diablo en Piqu¨¦, ¨¦l percibe a ¡°un chico juguet¨®n con opiniones propias¡±. ¡°Del Bosque nos da mucha libertad y se agradece¡±, sostuvo el s¨¢bado el propio Cesc.
En su intervenci¨®n estrictamente futbol¨ªstica, su maniobra con los suplentes no es azarosa. Seg¨²n su manual, tras un triunfo nada es m¨¢s importante que dedicar el d¨ªa despu¨¦s a los que no jugaron, los que m¨¢s mimo necesitan para sentirse part¨ªcipes. En los dos partidos de esta Eurocopa han salido desde la reserva seis futbolistas distintos: Thiago, Pedro y Aduriz ante la Rep¨²blica Checa y Koke, Azpilicueta y Bruno frente a Turqu¨ªa. Es decir, con los once titulares, ya ha utilizado a 17 de los 23. Restan los dos porteros suplentes, Iker y Rico, y los premiados con la mera convocatoria: Bartra, Beller¨ªn, Lucas y San Jos¨¦. Nadie rechista. Thiago: ¡°?Mi rol? Eso no importa, estoy en una concentraci¨®n con gente espectacular, con chavales magn¨ªficos¡±.
Del Bosque al margen, hasta la fecha, la actitud de Iker Casillas resulta del todo elogiable y el grupo ha tomado buena nota. ¡°Es un ejemplo a seguir¡±, ¡°act¨²a como un verdadero capit¨¢n¡±, ¡°es un modelo¡±, son las referencias constantes al comportamiento de un mito que, como sostiene el seleccionador, se ha tomado su ocaso ¡°con naturalidad¡±. No debe ser nada f¨¢cil rumiar el declive, primero en su casa, el Real Madrid, y ahora en La Roja, su segunda residencia durante 16 a?os y 167 partidos, tantos que esta Espa?a no era tan Roja cuando ¨¦l lleg¨®. Para la posteridad no solo quedar¨¢n sus paradas de otro planeta, sino un legado casi tan valioso o m¨¢s.
Iker, al servicio del grupo
En los archivos del tesoro deber¨ªa acu?arse el Tratado de Casillas, un pacificador toque versallesco con el que logr¨® una tregua vital en la exitosa marcha de Espa?a, aunque no se lo perdonen muchos cainitas guiados por un dedo impregnado de cicuta. Como broche, en su inminente despedida como internacional, de nuevo Iker se ha puesto al servicio del grupo, sin desplantes, insidias o golpes de pecho. Abundan los pavos reales con much¨ªsima menos carrera.
As¨ª, de buen rollo, pasa Espa?a sus d¨ªas en la apacible Isla de R¨¦. Ayudan los resultados, por supuesto, pero con gente como Del Bosque, Iker o en su d¨ªa Xavi y otros, es lo ordinario en este grupo. Incluso cuando el azote es tan colosal como en Brasil 2014, donde tampoco hubo cuchilladas, ni mucho menos. Es la etiqueta, gane o pierda, de este equipo desde que se convirti¨® en una selecci¨®n civil vertebradora de sus clubes.
Mientras concilia La Roja, Portugal, hoy su hipot¨¦tico adversario en octavos, es un volc¨¢n. No le ir¨ªa mal a Espa?a que a Cristiano tambi¨¦n le llegara la paz, los suyos derrotaran a Hungr¨ªa y se evitara el cruce. Por mal que est¨¦ Portugal y por mucho que Espa?a la venciera en las semifinales de la Eurocopa 2012 y los octavos del Mundial 2010, los espa?oles preferir¨ªan no correr el riesgo de que a Cristiano le d¨¦ un d¨ªa por ser Cristiano en el campo. En Francia, de momento, solo ha irrumpido el CR del espejo. Pero esa es otra historia. Si a nadie se le inflama de repente el ombligo, nada que ver con en esta iniestizada y antidiva Espa?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.