Vivir con estilo
Cuando finaliz¨® el partido contra Croacia intent¨¦ buscar el lado positivo de todo aquello, y casi sin querer, como si se tratase de un chicle tirado en el suelo, me encontr¨¦ con la idea de que la derrota era un resultado buen¨ªsimo para Espa?a. Mejor imposible. En un sondeo r¨¢pido por Twitter descubr¨ª que nadie compart¨ªa la misma opini¨®n. Era como si la red estuviese infestada de sensatos y expertos en matem¨¢ticas. Pero no me import¨®. En ese instante, yo me sent¨ªa como el protagonista de Memorias del subsuelo, de Dostoievski, cuando afirma que lo de ¡°dos y dos son cuatro¡± es una excelente cosa, pero de ah¨ª a ponerla por las nubes¡ Ciertamente, la derrota nos complicaba la Eurocopa de un modo inesperado, pero ?d¨®nde demonios estaba el problema? Complicarse la vida, y sin ninguna necesidad, forma parte de las tonter¨ªas m¨¢s tiernas, rozando la inteligencia, a las que uno que puede entregarse con af¨¢n. Llevamos haci¨¦ndolo desde el principio de los tiempos, y si un d¨ªa los tiempos se acaban, y se va todo a la mierda, ser¨¢ tambi¨¦n porque preferimos hacer lo dif¨ªcil.
Complicarse la vida sin necesidad es una de las tonter¨ªas m¨¢s tiernas
Pens¨¦moslo s¨®lo medio segundo. Una victoria o un empate contra los croatas nos habr¨ªa abocado a ese lado del cuadro, con rivales asequibles, donde la vida transcurre apaciblemente, y tal vez la gente se acuesta temprano y se levanta pronto y bebe dos litros de agua al d¨ªa porque la destilaci¨®n a¨²n no se ha inventado. ?Querr¨ªamos eso? Seguramente s¨ª. Pero no deja de ser un poco triste una existencia tan saludable, sin sustos ni decepciones. En la imaginaci¨®n de millones de personas, si hubi¨¦semos quedado primeros de grupo, nos habr¨ªamos plantado en la final de la Eurocopa mientras nos felicit¨¢bamos por no despeinarnos. Suiza, Polonia, Hungr¨ªa, B¨¦lgica, Gales o Irlanda del Norte invitan a so?ar con un camino de rosas. Para desear una Eurocopa as¨ª, exenta de efervescencia, hay que militar en contra de las emociones fuertes, y tener m¨¢s ganas de ver c¨®mo el capit¨¢n levanta el trofeo, que de asistir a esa clase de partidos, frente a rivales aterradores, que te hacen volcar el coraz¨®n cada cinco minutos.
Desear una Euro sin efervescencia es militar contra las emociones fuertes
Pero a veces olvidamos que hacer lo f¨¢cil resulta dificil¨ªsimo. Al final, casi todos nos inclinamos hacia las complicaciones; son sencill¨ªsimas. Te hacen crujir los nervios. Philip Roth acostumbra a decir que en sus novelas siempre busca lo que se le va a traer problemas, y que si en alg¨²n momento la escritura se vuelve fluida, y las frases le salen con facilidad, lo considera una mala se?al y deja de escribir. As¨ª que perdimos con Croacia, y de pronto nos vimos al otro lado del cuadro, el de los chiflados, mezclados con Italia, Alemania, Francia o Inglaterra. De puta madre. Ah¨ª, rodeados de muerte por todas partes, es donde mejor se siente la fuerza del f¨²tbol. Las complicaciones tambi¨¦n son un estilo de vida. Qu¨¦ hay m¨¢s hermoso que decir ¡°he encontrado mi estilo, y sin ¨¦l no soy nada¡±.
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